n Carlos Bonfil n

Lo opuesto del sexo

Don Roos ha escrito los guiones de varias cintas hollywoodenses medianamente exitosas, Mujer soltera busca, Sola sin los muchachos (Boys on the side), Las diabólicas. En ellas ha expuesto de manera un tanto velada la atracción homoerótica entre dos personajes, casi siempre mujeres (Bridget Fonda, Isabelle Adjani, Whoopi Goldberg, Sharon Stone), con lo que de paso se ha ganado la reputación de ser un buen observador de la naturaleza femenina. En su primer largometraje, Lo opuesto del sexo (The opposite of sex), el realizador de 43 años confirma ampliamente esa reputación. La narración en off está a cargo de la protagonista central, Dedee Truitt, una joven de dieciséis años, procaz e intolerante, interpretada por la formidable Christina Ricci, la niña malévola de Los Locos Addams.

A lo largo de la cinta, Dedee hace gala de amoralidad y de un irrefrenable gusto por la provocación en sus confrontaciones con su hermanastro gay, el impecable profesor de preparatoria Bill Truitt (Martin Donovan), el joven amante de éste, Matt Mateo (Ivan Serguei), Lucia (Lisa Kudrow, estupenda). la amiga de Bill, aquejada a los 28 años de un síndrome precoz de solterona, y finalmente Jason, un insoportable gay amanerado, cuyas solas acciones y presencia bastan para librar a la cinta de toda sospecha de ser una apología de la homosexualidad.

Lo opuesto del sexo es, por fortuna, mucho más que eso. Aunque el director afirma en entrevistas su propia identidad gay (The Advocate, enero 19), no admite etiquetas para su cinta, y explica: "El sexo es algo demasiado complicado, no importa por quién te sientas atraído; hombre o mujer, siempre resulta para ti la misma bronca" El problema se agrava con las dificultades de un gay para integrarse al mundo de la gran mayoría heterosexual, a pesar de compartir con esa gran familia idénticos azotes sentimentales y zonas muy parecidas de narcisismo sexual. El tema de Roos es precisamente la exploración de esos territorios comunes, donde continuamente se diluyen el verdadero compromiso afectivo y el placer de la comunicación, es decir, todo aquello que el realizador llama, "lo opuesto del sexo".

Los personajes de Roos buscan afanosamente una definición en su vida afectiva, y dejan de lado cualquier preocupación por definir su propia orientación sexual, con la que visiblemente ninguno tiene problemas, excepto tal vez Matt, aunque para él la bisexualidad parece sólo ser una estrategia más de sobrevivencia. DeDee Truitt observa con sarcasmo estas vidas cruzadas, y se permite comentarios homófobos, misóginos, de perfecta incorrección política, que funcionan como estupendos distanciamientos con la idealización sentimental y el melodrama. El realizador hace de DeDee su verdadero alter-ego, la conciencia crítica presente a lo largo de toda la cinta: DeDee/Ricci le señala al espectador las tentaciones de la comprensión piadosa y la cursilería, los clichés, las obviedades, y le adelante posibles salidas narrativas que poco después frustra por completo (Ƒ"En realidad creyeron que esto podía sucederme a mí?"), desconcertando así al espectador y manteniendo vivo su interés. A tal grado ejerce su poder de narradora omnisciente y de conciencia burlona, que la identificación del público con ella es muy rápida. En forma muy astuta, Don Roos provoca una implosión de las convenciones de la comedia romántica hollywoodense (Tom Hanks, Meg Ryan, y otros binomios parecidos), al sacudirlas y contrariarlas en el seno mismo de su narración. Dos nacimientos, dos muertes, varias referencias al sida, un crimen no resuelto, falsos enredos amorosos, falsas soluciones, un final feliz que no se atreve a decir su nombre, homosexuales que no se toman ya la molestia de disimular su afecto, todo cabe en la comedia de Don Roos, y todo en ella apunta hacia un cuestionamiento de base. ƑCómo vive y concibe el sexo la generación posterior a la revolución sexual?

DeDee, la hocicona malhumorada, admite ser la única que no tiene realmente sexo; Lucía lo descubre tardíamente después de execrarlo durante toda la cinta; Jason lo vive en la confusión total, Jason en el cálculo oportunista. Dice un personaje, el alguacil Carl (altmaniano Lyle Lovett): "el sexo no es sólo recreación o procreación, es también concentración". Concentración de afectos. En el caso de Bill es también dignidad en el planeta de la madurez ("Maturia"). El profesor no oculta su homosexualidad en la escuela, ni la transparencia de su sentimiento amoroso en casa; al descubrir un graffiti ofensivo en los baños, en lugar de sentirse agraviado, se limita a corregirle al infractor sorprendido sus errores de gramática. El papel lo interpreta Martin Donovan (El silencio de Oliver), actor favorito de Hal Hartley, con registros de serenidad absoluta y un estallido emocional memorable. Ante los chantajes de Jason, Bill exclama enfurecido: "He sobrevivido a republicanos y conservadores, a Jesse Helms y a Anita Bryant, incluso al Papa: no permitiré que te salgas con la tuya". En más de un momento, esta cinta independiente de Don Roos es realmente lo opuesto de la comedia romántica hollywoodense.