BALANCE INTERNACIONAL Ť Gerardo Fujii
Industrialización y crecimiento

Diversos autores han destacado que no todos los sectores de la economía tienen la misma relevancia en el crecimiento económico. De acuerdo con esta posición, la industria manufacturera es el sector clave. Por otra parte, para el crecimiento de la industria es fundamental la demanda externa, o sea, las exportaciones.

México ha transformado en forma rápida y fundamental su estructura exportadora. En la actualidad, más de 80 por ciento de ellas están constituidas por productos industriales.

En el sector manufacturero nacional pueden distinguirse dos sectores: la industria maquiladora y la no maquiladora. Estas son ramas muy diferentes entre sí. El primer sector opera con materias primas importadas, las que son transformadas en el país, para exportarlas posteriormente. Es una industria que se caracteriza por concentrarse en actividades productivas muy intensivas en trabajo. Por esta razón, la industria maquiladora se instala en los países con bajos salarios, los que deben mantenerse a un nivel lo suficientemente bajo que permita compensar las ventajas en términos de productividad que tienen otros países.

En términos económicos, los únicos contactos importantes que tiene el sector industrial maquilador con la economía nacional son por la vía del gasto de los salarios de sus trabajadores en productos nacionales, así como por el superávit comercial que tiene, el que permite financiar parcialmente el déficit en el comercio exterior de otras ramas de la economía, particularmente del sector industrial no maquilador. Por la debilidad de sus relaciones de compras y ventas con el resto de la economía nacional, la industria maquiladora, de hecho, funciona como las economías de enclave exportadoras de recursos naturales y mineros que caracterizaron, y que en algunos caso todavía caracterizan, a nuestro continente. En unos países era el banano, en otros el café, el caucho o productos mineros, ramas exportadoras que funcionaban como apéndices del mercado mundial, no teniendo ninguna capacidad de arrastrar tras de sí al resto de la economía. Este mismo esquema se vuelve a repetir con la maquila, lo nuevo consiste sólo en que ha cambiado la rama que opera como sector de enclave. Ahora es la manufactura.

México hizo una gran apuesta a favor de la industrialización a través de la industria maquiladora. Ello se refleja en diversos indicadores: en la maquila laboran cerca de 800 mil trabajadores, lo que representa 17 por ciento del empleo manufacturero total, y aporta la tercera parte de las exportaciones del país.

Considerando la magnitud del problema del empleo que enfrenta el país, este sector está en condiciones de hacer un aporte importante. Sin embargo, por las características de economía de enclave que tiene no está en condiciones de constituir un polo dinámico de crecimiento que arrastre al resto de la economía. Por lo tanto, resulta ilusorio el apostar a que la industria maquiladora pueda convertirse en un eje dinámico que permita el desarrollo económico.

Por otra parte, el sector industrial no maquilador, como resultado de la apertura comercial, ha ido perdiendo contacto con el resto de la economía, ya que una parte creciente de las materias primas y de los equipos que emplea están pasando a ser importados. El proceso de sustitución de importaciones buscaba, entre otros efectos, estimular la integración productiva. Sin embargo, como es conocido, la base industrial del país no estaba en condiciones de resistir la competencia externa, por lo que al abrirse las fronteras del país a las importaciones se generó un debilitamiento generalizado de los eslabonamientos productivos dentro del sector. Exagerando los términos, se puede decir que en esta parte de la industria se está dando un proceso de maquilización, con lo que está perdiendo la posibilidad de estimular el crecimiento de la economía. Esto se ve claramente en un elemento: al crecer la industria, una parte cada vez mayor de las compras de materias primas se hace en el exterior, por lo que el impulso de demanda que provoca el crecimiento, en lugar de estimular a actividades productivas internas, se filtra hacia el exterior.

En conclusión, el patrón de industrialización que ha ido adoptando el país hace cada vez más difícil que este sector cumpla el papel de motor del crecimiento económico, con lo que, en último término, se está cancelando la posibilidad del crecimiento económico mismo.