n Agencias de EU exponen un gris panorama de la cooperación bilateral antinarco
Recomienda McCaffrey certificar a México; la corrupción, sin paralelo en 39 años: DEA
n La descomposición en la PGR limita el intercambio de información: Constantine
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 24 de febrero n El director de la DEA afirmó hoy que el nivel de la corrupción en México es mayor al que jamás ha visto durante su carrera profesional de casi cuatro décadas en seguridad pública, y sostuvo que los cárteles mexicanos han incrementado dramáticamente su penetración a Estados Unidos durante los últimos cuatro años.
Cuando faltan pocos días para que el presidente Bill Clinton dé a conocer su decisión anual sobre la certificación de la cooperación en la lucha antidrogas de México y otros países, funcionarios de diversas agencias de seguridad pública ofrecieron descripciones diferentes de la cooperación mexicana, pero todos acordaron que la corrupción permanece como un problema principal y que el gobierno mexicano ''necesita hacer más en ese asunto''.
Varios senadores clave, entre ellos el jefe del caucus Antinarcóticos del Senado, Charles Grassley, y la demócrata Dianne Feinstein, expresaron duras críticas a la cooperación mexicana con Estados Unidos, pero no informaron si intentarán rechazar una decisión presidencial de otorgar una certificación a México. Durante una audiencia en el Senado, los jefes de las agencias federales de seguridad pública pintaron una imagen gris de la cooperación bilateral en asuntos antinarcóticos, mientras que un informe de la Oficina de Contabilidad General --GAO, siglas en inglés de esa oficina de investigaciones que depende del Congreso-- sobre ese tema presentado hoy concluye que la asistencia estadunidense a México en ese rubro no ha ayudado mucho.
El problema clave, señaló la GAO, es la corrupción ''extensiva'' dentro del gobierno mexicano. El administrador de la DEA, Thomas Constantine, subrayó ese punto al declarar que debido a la corrupción dentro de las Unidades Especiales de Inteligencia y de la Unidad contra el Crimen Organizado de la PGR, la DEA ha cesado una vez más el compartir información de inteligencia con esas dependencias mexicanas. ''Tengo una buena relación con el procurador general (Jorge) Madrazo, pero la corrupción en las instituciones civiles de seguridad pública en México no tiene paralelo con nada que yo haya visto en 39 años de trabajo policiaco'', afirmó Constantine. El funcionario de más alto nivel en asuntos antinarcóticos del Departamento de Estado, el secretario asistente Randy Beers, agregó que la narcocorrupción podría ser un factor en las decisiones judiciales mexicanas cuando se niega la extradición de capos a Estados Unidos.
Pero a pesar de esa declaración, Beers fue el único funcionario del gobierno de Clinton que este miércoles sostuvo que ''a pesar de que el desempeño de México contra las drogas 'no es perfecto', ese gobierno ha dado pasos concretos y está cooperando''. Para apoyar su argumento, Beers presentó a los senadores una carta de la procuradora general, Janet Reno, en la que también argumentaba a favor de continuar la cooperación con el país vecino, justificando así, de forma implícita, una decisión a favor de la certificación de México. Beers intento caracterizar las ''diferentes perspectivas'' de las agencias de seguridad como producto de diversas prioridades institucionales, y dijo que un juicio general sobre los méritos de la cooperación y su certificación debería de hacerse en un contexto más amplio.
Sin embargo, varios senadores no aceptaron ese argumento, y hasta fue implícitamente rechazado por otros funcionarios del mismo gobierno de Clinton. Por ejemplo, el jefe de la DEA, Constantine, quien dijo desear evitar el debate sobre la certificación en si, afirmó que el poder de los cárteles de droga mexicanos había crecido de forma ''geométrica'' durante los últimos cuatro años y que su penetración de Estados Unidos durante ese periodo se había ''incrementado dramáticamente''.
El almirante James M. Loy, comandante de la Guardia Costera, añadió que por falta de recursos, la cooperación de la Marina mexicana en la interdicción era, en su mejor momento, ''desalentadora''. Afirmó que cuando la Marina desplegaba sus fuerzas eso disuadía a las embarcaciones narcotraficantes, pero cuando Estados Unidos alertaba a esa fuerza sobre barcos sospechosos, éstos frecuentemente no eran interceptados por la Marina.
Loy indicó que el gobierno estadunidense debería instar al mexicano a firmar un acuerdo marítimo bilateral que permita el ingreso estadunidense a aguas mexicanas, pero reconoció que eso era poco probable. ''La esencia en este tema son los tiempos y una preocupación casi sobrenatural por la soberanía (de los mexicanos)''.
Todos los funcionarios estadunidenses presentes en la audiencia de hoy intentaron dejar atrás las tensiones que resultaron de la operación Casablanca, y el comisionado del Servicio de Aduanas, Raymond Kelly --cuyos agentes integraron la famosa operación encubierta--, declaró que actualmente la ''cooperación es buena'' entre ambos países. Pero gran parte del intercambio de hoy se centró en los temas que han sido la constante en el debate anual sobre la certificación: extradiciones, si los agentes estadunidenses pueden portar armas en territorio mexicano, corrupción, cifras sobre el número de capturas de narcotraficantes, el volumen de droga confiscada, etc. En general, los protagonistas principales en este debate anual también son los mismos.
La senadora Feinstein, que recientemente ha hecho gestos conciliatorios hacia México en ese tema, fue agresivamente crítica ante lo que calificó como ''el fracaso de México para extraditar narcotraficantes, detener a más capos y abordar los temas de corrupción'', y, por otro lado, los argumentos débiles a favor de la certificación de México presentados por el gobierno de Clinton. ''Sobre la base de la evidencia que he podido recaudar, la imagen no es alentadora'', comentó.
Tal vez lo único novedoso en este debate se dio hoy, cuando el senador Joe Biden, el demócrata más influyente del Comité de Relaciones Exteriores, presentó una propuesta sugiriendo que en vez de dedicar tantos fondos a la lucha antinarcóticos internacional, Estados Unidos se podría ahorrar mucho dinero si sólo acudía a la región andina y comprara toda la cosecha de coca en esa región a precios de mercado.
Se notó la ausencia en la audiencia del zar antinarcóticos Barry McCaffrey. ''Simplemente no fue invitado'', indicó una fuente legislativa, pero otros asesores legislativos comentaron que la credibilidad del funcionario es tan baja que pocos senadores deseaban ''perder el tiempo'' escuchándolo.