n Cuarenta personas, relacionadas con los reyes de las metanfetaminas, errantes


Huyen de Colima y Jalisco familiares de los Amezcua, por temor a ser detenidos

Gustavo Castillo García, enviado, Colima, Col., 22 de febrero n Los familiares directos y políticos de Jesús, Luis y Adán Amezcua Contreras, los llamados reyes de las metanfetaminas, huyeron de Colima y Jalisco, ante el temor de que la Procuraduría General de la República (PGR) ejecute las órdenes de aprehensión que pesan en su contra.

De acuerdo con versiones de su abogado y de la esposa de Adán Amezcua, más de 40 personas viven "de manera precaria" de lo que les deja una gasolinería, ante la imposibilidad de trabajar. Ignacio Amezcua Díaz y Emma Contreras Ochoa, padres de los presuntos jefes del cártel de Colima, al igual que "sus hermanos, consuegros y yernos, se encuentran huyendo, es imposible localizarlos", aseguró su defensor, Everardo Rojas Contreras.

Griselda Santos, esposa de Adán, afirma que "la situación económica es desesperante". Como ejemplo menciona lo que ocurre en el rancho de su marido, el cual ha sufrido la pérdida de 20 de las 60 cabezas de ganado que tenía, y el único dinero que ingresa es por la venta de leche, pero esos recursos sirven para cubrir el salario y la manutención del encargado de la finca localizada en el kilómetro 1.5 de la carretera Colima-Las Guásimas.

Doce órdenes de aprehensión y la falta de resolución de un amparo "ha provocado que en los últimos siete meses los inculpados y sus familias se encuentren huyendo", indica Rojas Contreras.

Sin embargo, en Colima, en un rancho sin nombre, los hijos de Adán Amezcua montan a caballo y se divierten. Nadie vigila la entrada, en la reja de metal sólo se para Francisco López González, encargado de cuidar la propiedad de 14 hectáreas.

Griselda Santos es la única de todos los acusados de pertenecer al cártel de Colima que se encuentra en libertad sin reservas de ley, aunque evita todo contacto o entrevista; las declaraciones obtenidas se lograron vía telefónica.

De acuerdo con la información proporcionada por el litigante, "las cuentas de 10 mil pesos que poseían los padres de Luis, Jesús y Adán han sido congeladas, por lo que también dependen de lo que deja la gasolinería propiedad de Grupo 65, localizada en Mexicali".

Sin embargo, en una entrevista concedida a La Jornada en junio de 1998, el subprocurador Alfonso Navarrete Prida aseguró que "la fortuna de los hermanos Amezcua asciende a varias decenas de miles de millones de pesos, los cuales fueron invertidos en ranchos, negocios como gasolinerías y bienes inmuebles".

A salto de mata

Respecto a la situación personal de los familiares de los presuntos jefes del cártel de Colima, tanto Griselda Santos como Everardo Rojas aseguran que "el libramiento de las órdenes de aprehensión provocó su desesperación, y como medida para evitar ser detenidos decidieron huir".

Ambos se niegan a proporcionar los nombres de quienes están prófugos, pero reconocen que "los padres de ellos tres están en esa situación, aunque también sus hermanos, es decir los tíos de los muchachos, al igual que otros familiares políticos; en suma, 40 personas han tenido que cambiar de sitio para evitar que agentes de la PGR los detengan".

Es por ello que los parientes de los hermanos Amezcua Contreras cancelan entrevistas concertadas; aducen, a través de su abogado, que "cualquier declaración que se haga en este momento afectaría una resolución de los jueces. Hablaremos cuando todos estén fuera de prisión y se aplique la ley en el caso del amparo".

En el aspecto social, la familia ha sufrido un daño enorme, explica el abogado defensor. "A los hijos de los hermanos Amezcua Contreras se les ve con pinzas en las escuelas. Otro ejemplo de lo que ha provocado que la PGR litigue a través de los periódicos y satanice a los parientes de quienes dice son narcotraficantes, es que en una ocasión a Martha Amezcua su dentista le solicitó que saliera del consultorio, porque estaba atendiendo a un hermano del gobernador y qué iban a pensar de él".

ƑEconomía en quiebra?

Aunque según la defensa la mayor parte de las 115 propiedades incautadas a los hermanos Amezcua Contreras y sus familiares les han sido devueltas, "su huida ha impedido que trabajen y se establezcan en algún sitio por mucho tiempo, lo que ha hecho que su economía se deteriore".

Griselda Santos lo explica así: "A un año y dos meses de que Adán fuera detenido, y a ocho meses de que sucediera lo mismo con Jesús y Luis, la situación se ha vuelto desesperante, no hay dinero más que para irla pasando".

Durante un recorrido por Colima y Guadalajara, se visitó lo que fue el local de la agencia de viajes Arfer, propiedad de María Elena Lepe González, esposa de Luis Amezcua. Con un letrero se anuncia que se renta. Lo único que hay en su interior son algunos trozos de madera y basura, pues la negociación cerró a fines de enero pasado por deudas con aerolíneas, debido a la falta de pago de boletos vendidos, y con la Asociación Internacional de Agencias de Viajes (IATA, por sus siglas en inglés).

Según la versión de Oscar Zamora, contador de dicha agencia de viajes, "con los trabajadores se llegó a un acuerdo para evitar un conflicto laboral, ya que la falta de cumplimiento por parte de nuestros deudores hizo que no hubiera liquidez e incluso que a la fecha adeuden fuertes sumas de dinero quienes adquirieron boletos a crédito por 15 días".

Rojas Contreras asegura que "se llegó al cierre de la negociación debido a que la campaña de desprestigio que la PGR inició contra toda la familia hizo que los clientes no pagaran y creyeran que su dinero era utilizado con otros fines".

El rancho de Luis Amezcua, donde según su empleado Francisco López González aquél "fue detenido cuando ordeñaba las vacas", no tiene nada sembrado, las reses que pastorean por el lugar "están flacas y algunas enfermas porque durante meses no hubo dinero para alimentarlas, lo que también hizo que otras, unas 20, murieran".

El empleado, su esposa e hijos de no más de nueve años se dedican a ordeñar las vacas, obtener dinero para su manutención de la venta del lácteo y asear la casa de unos 100 metros cuadrados de construcción.