n Presentaron en Bellas Artes su libro Conocencias, un anecdotario teatral
Cachirulesco homenaje a Enrique Alonso
Arturo Jiménez n Fue una presentación de libro que devino tumultuoso homenaje, en el que el salón Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, insuficiente, hizo justo eco a la exigencia unánime del gran reconocimiento pendiente en la "sala grande".
Disfrazados de ciudadanos comunes hicieron acto de presencia Cuqui la Ratita, la Bruja Escaldufa y Fanfarrón, además de jóvenes edecanes transfiguradas en adivinas, princesas medievales, moriscas y otros personajes fantásticos confundidos entre maniquíes de extravagantes ropajes.
En el escenario, Enrique Alonso (1923), Cachirulo ųel verdadero mago de los sueños de los niños, de los papás de los niños y de los papás de los papás de los niñosų, se encontraba sentado aparte, cruzado de piernas, elegante, laxo, contento, respetuoso de su propio homenaje, estoico tras haber vencido por tercera vez a la fatal enfermedad.
Detrás del gran creador del televisado Teatro fantástico (perdido por imposibilidad de registrarlo en esa época) y del sí resguardado Erase que se era, carteles y grandes fotos del escritor, actor, director, productor y maestro de casi la mitad de los asistentes.
A un lado de él, la insuficiente gran mesa de sus amigos, quienes se apiñaban para estar presentes, incluso en segunda fila, como Jesusa Rogríguez y Cristina Pacheco.
El pretexto para el homenaje ųno exento de premeditaciónų fue el afortunado volumen Conocencias, repaso muchas veces inédito por el teatro mexicano. Recopilación de los artículos publicados por Cachirulo en el suplemento Sábado de Unomásuno, el grueso ejemplar editado por Escenología es un reconocimiento a sus 50 años en el teatro.
El actor Héctor Gómez sintetizó el ánimo de los presentes: "Esto no podrá desanimar a las autoridades de Bellas Artes de hacer el homenaje que estamos promoviendo en el teatro grande". Y agregó que en su libro Cachirulo muestra sus "mil facetas", entre ellas su ingenio, voluntad y sabiduría.
Huberto Batis, director de Sábado, dijo que Conocencias es una divertida historia del teatro en México y agradeció a quien había logrado la felicidad de sus "tardes cachirulescas".
Tardeada de dos horas y media, los nombres de los asistentes se gritaban para que Cachirulo supiera que habían ido para acompañarlo: "šWilebaldo López!, šSocorro Avelar!, šGermán Robles!, šIrma Dorantes!, šEmilia Carranza!"
Se habló de las muchas cualidades de Cachirulo, el precursor, el generoso, el activísimo, el inquieto, el ocurrente, el humanista, el puente natural entre generaciones ų"algo extraordinario en este país"ų, el cultivador de ese valor sin precio que es la amistad. Elogios extraños en su desnudez de retórica.
Gonzalo Valdés Medellín, quien como casi todos se confesó "niño cachirulo", recordó entre otras anécdotas que conoció al actor a los cuatro años, por televisión, y contó que pudo dirigir al maestro en 1992.
Felipe de la Lama de plano se levantó, micrófono en mano, y logró que Enrique Alonso preguntara su clásica: "ƑCómo están, amigos?" Y tras la respuesta ensordecedora: "No se oyó nada".
El Ateneo Español de México le entregó un diploma por sus 50 años de apoyar al género lírico de aquel país, como la zarzuela, algunas de las cuales, por cierto, fueron interpretadas con fortuna por jóvenes y coquetas sopranos y serios tenores, acompañados por el piano de Emilio Pérez Casas.
Edgar Ceballos, director de Escenología, confió que como investigador vio este material "como una mina de oro" y que Conocencias "no es otra cosa que rescatar la memoria del olvido".
Jesusa Rodríguez señaló: "Hay seres que enaltecen a la raza humana y la salvan, son luces que dan la oportunidad de seguir creyendo". Luego de agregar que Enrique Alonso mostró "la ingenuidad y la malicia del teatro para niños", la actriz precisó:
"Pero su máxima obra es permanecer vivo con nosotros, el haber saltado tres veces ese delirio de la muerte. Y la mayor gratitud que te tengo es que estemos a la altura para darte una sopa de tu propio chocolatote".
Cristina Pacheco confesó que en momentos como éste dan ganas de sacar del corazón todos los recuerdos. "Veo a Cachirulo como gran visir, relojero, mago, brujo. El alimentó amorosamente el teatro mexicano y con su magia permitió a muchos el sueño magnífico de volver a la patria verdadera: la infancia".
Aquí está tu Bruja Escaldufa
Martha de la Lama, que fungió como moderadora, animadora y demás, consideró, ante la necesidad de concluir el acto por la próxima presentación de Plácido Domingo: "Hoy la sala grande es ésta".
Sin embargo, Socorro Avelar se dio tiempo para gritar: "šYa se habló de los príncipes y de las princesas, pero no de las brujas. Aquí está tu Bruja Escaldufa, Enrique!". Enseguida, Cinthia Silva, princesa cachirulesca ya entrada en años, pidió retratarse con sus herederas del siglo XXI.
Otra actriz, Angelita Villanueva, se aprestó a sumarse a las brujas cachirulas, pero en realidad todos la evocaron como Cuqui la Ratita. La pompudita rata habló del amor que siempre ha generado Enrique Alonso y su Teatro fantástico.
Siguió después una hada, un dramaturgo, gente del público, algunos de los cuales, que ya se retiraban, se despedían con un "šAdiós, amigos!". Una cantante dijo que Enrique Alonso revivió un género que ya estaba muerto: la opereta. Era Rebeca de Vivar.
Susana Alexander reclamó al festejado que no le diera un papel, y Cachirulo respondió divertido: "Nunca le di un papel, porque nunca me dio tiempo de hablar".
Hubo dos finales. Uno fue la sensacional presencia en el escenario de la cantante Angelita Castani, con una pícara y tremenda zarzuela. Y otro, la despedida de Cachirulo: "Nada más quiero decirles gracias y otra cosa que nunca digo pero tengo que decir: šAdiós, amigos!". Por fortuna, la voz del verdadero mago de los sueños sonó recia, casi metálica.