n De la nao de China al

año del jabalí

Jaime Whaley n Ha sido un largo camino desde que la nao de China (que en realidad era un galeón filipino) atracaba repleta de mercancías en los muelles del entonces sí paradisíaco puerto de Acapulco, en el siglo XVI hasta 1999, o 4696, según el calendario de la antigua Catay.

Es rica en historia la relación de China y México (en Nuevo León inclusive se le honra con una población llamada precisamente China). Se cuenta que los chinos que primero se establecieron aquí, ya hablando de épocas más recientes, fueron los que dejaron California, adonde llegaron atraídos por la fiebre del oro a mediados del siglo pasado.

Los inmigrantes chinos, ahora dispersos, principalmente en la costa del Pacífico, allá por Sinaloa, Sonora y Baja California y muchos en el Distrito Federal, si no llegaron masivamente, sí lo hicieron en buen número y en un principio se emplearon en el tendido de las vías ferreas, durante la administración porfirista, y en trabajos de minería, aunque los que se asentaron en la capital mexicana pronto se dedicaron al humeante negocio de los cafés, con sus ilegítimos panes dulces pues éstos no forman parte de su dieta cotidiana.

Los chinos achilangados se establecieron por los rumbos del extremo oriente de la Alameda Central, en torno a las calles de Aquiles Serdán, el actual Eje Central Lázaro Cárdenas, el presidente que nacionalizó la industria petrolera, que hoy, por ese acto, con los risibles parámetros globalizadores cabría en el economicista casillero de ignorante y dogmático.

Antonio Chi Su, restaurantero y descendiente de uno de aquellos inmigrantes que tenía su café, El Progreso, en la colonia Guerrero, es uno de los promotores del festejo del año nuevo, que él comenzó hace 17 años, pero que hoy se lamenta de que las celebraciones no sean tanto de una comunidad participativa, pues de los seis comederos establecidos en esa arteria del Centro Histórico no todos quisieron colaborar para la otrora ruidosa conmemoración. Ya en nota aparte se da cuenta de ello.

Chi Su recuerda las actividades chinas en esa calle y platica que todavía hasta hace unos 20 años se decía --y aclara que a él no le consta-- que había fumaderos de opio y casinos.

Sobre los famosos cafés no sabe el número exacto de los que hay, pero reconoce que a últimas fechas se han incrementado, "quizás lleguen a 100".

En cuanto al zodiaco chino, señala que el año que comenzó esta semana es el del conejo, el anterior correspondió al tigre y el próximo será el del dragón.

La fauna del cíclico zodiaco chino incluye 12 animales, la docena que, cuenta la leyenda, Buda honró hace 4696 años, cuando ante él se presentaron éstos para quedar inmortalizados en el calendario.

Dícese de las mujeres que nacen en los años conejos que tiene propensión a las relaciones tensas, aunque le hacen frente al tigre, pues saben burlarlo. Además, son hogareñas. Por lo que hace a los hombres, son difíciles, ágiles y sardónicos.

El zodiaco empieza con el año rata, el más reciente fue en nuestro 1996. Le sigue el del buey; vienen los ya mencionados, y al del dragón le seguirá el de la víbora, para luego continuar con el del caballo, la oveja, el mono, el gallo, el perro. El círculo se cierra con el del jabalí.