Falleció en 1963; gran bailongo en Papá Jesú
Hoy, ocasión para alzar la copa y brindar por Benny Moré
Ernesto Márquez n En Cuba, México y otros países de América donde se le admira, hoy muchos abrirán una botella de ron y dirigiéndose a un rincón o al centro de la casa derramarán unas gotas diciendo: "Para el Benny".
Y es que, en una fecha como esta, pero de 1963, falleció en La Habana el más grande sonero que ha dado Cuba: Benny Moré, el Bárbaro del ritmo, ocasión que muchos aprovechan para recordarle. Tal es el caso de don Jesús Bracamontes que en su Papá Jesú (Ayuntamiento número 161, Centro) ofrece hoy un toque de tambor y cantos a los orishas en su honor.
A pesar de las crecientes rediciones, Moré todavía tiene mucho de enigma. La Biografía oficial del Benny, escrita por Amin E. Naser, es realmente una hagiografía, tan valiosa como incompleta, ya que abunda más sobre su vida en Cuba y excluye --quizá por ignorancia-- datos reveladores sobre las actividades de Benny en México. Porque no hay que olvidar que en tierra azteca fue donde el Bárbaro del ritmo saltó a la popularidad justamente con las orquestas de Sabre Marroquín, Rafael de Paz, Chucho Rodríguez, Mariano Mercerón y Dámaso Pérez Prado.
Benny Moré llegó por primera vez a México un 27 de abril de 1945. Venía como cantante principal del Conjunto Matamoros para cumplir con una serie de presentaciones en la XEW y los centros nocturnos El Patio y Follies. Al concluir estos compromisos y marcharse Miguel Matamoros a España, Benny decidió quedarse. La ciudad de México y su bohemia le habían gustado y don Pancho Aguirre, empresario y dueño del Río Tosa y Montparnasse, le colocó en las variedades a su cargo y además le ayudó para que trabajara en el Waikikí. En ese centro lo escucharon los dueños del Ciro's de Tijuana, quienes lo contrataron por un año. Situación que aprovechó para contactarse a la vez con empresarios de Los Angeles.
Paralelamente a su labor de cantante, empezó a destacar la de compositor. En ese apartado recibió el apoyo de Graciela Olmos, La Bandida, personaje imprescindible de la bohemia capitalina que gustaba de componer --ella es autora de La enramada, entre otros éxitos-- y rodearse de gente con talento musical. Así, las canciones de Benny se empezaron a conocer entre las mujeres galantes y noctívagos desmadrosos. Curiosamente, la que más le solicitaban era Desdichado, la primera que compuso, cuando tenía 14 años.
Las grabaciones se hicieron algo común. Su genio seguía floreciendo. Benny no cesaba de componer, aunque muchas melodías llevadas a los discos habían nacido en los años difíciles de su vida, como la que le dedicara a su pueblo natal, San Isabel de las Lajas, o aquellas otras como Amor fugaz y Dolor y perdón, que le inspiró Margarita Bocanegra, la enfermera y auxiliar del doctor Ortiz Tirado, con quien contrajo matrimonio el 25 de agosto de 1945.
Su ingenio era abundante. Muchas de sus composiciones le brotaban en los momentos y lugares más inesperados, mientras se baña ba o a la hora de comer. "Alcánzame un papel y un lápiz que se me acaba de ocurrir una melodía", le decía a Margarita. Y así surgió Bonito y sabroso.
Analfabeto musical, Benny era capaz de dictar a sus arreglistas lo que imaginaba, con fabuloso sentido de la armonía, los timbres, la rítmica. Y la voz, densa pero lírica, alegre o melancólica, sensual y violenta. En su terruño asimiló la música religiosa de los congos, la rumba negra y la trova tradicional. En La Habana se hizo maestro del género dominante --el bolero-- y hasta apreció su derivación sofisticada, el filin. Durante su estancia en México quedó deslumbrado con las grandes orquestas, de ahí su interés por participar con las mejores. Se habla del viaje del Benny a Estados Unidos como cantante de la Orquesta de Luis Arcaraz, considerada como una de las mejores del mundo, con la que actuó en una ceremonia para los asistentes a la entrega del precio Oscar del cine, en Los Angeles.
Su estancia en México por alrededor de 15 años, con sus obligadas visitas a Cuba, fue placentera. Pero la nostalgia por su islita, por su gente y su conuco le obligaron a marcharse justa al triunfo de la Revolución, permaneciendo allí hasta el día de su muerte.
Los interesados han dicho que Benny no se fue de Cuba porque no se lo permitieron. Y solamente los interesados creen en su propio cuento, porque nadie que sepa la historia de Benny Moré puede ignorar las ocasiones que tuvo para marcharse y hacerse millonario y "estable" en el país que quisiera. Benny siempre quiso estar en Cuba. Lo repetía hasta el cansancio, en cada país, en cada entrevista, en cada audición. "Y es que no hay nada más bonito que al caminar por la calle me salude mi gente 'šhey, el Benny!', y yo responderle šaquí, mi sangre!".
La fiesta con la que se recuerda al Benny, hoy en el Papá Jesú iniciará a las 15:00 para concluir a las 02:00. Participarán santeros y bailarines; se proyectarán videos, se expondrán fotografías y se bailará con su música, interpretada por el grupo cubano Los Trillizos, la orquesta Las Chicas del Salson y Son Cobatá. Reservaciones: 512-13 05 y 512-13 25. Cubierto: $70.00 (no incluye bebida).