Deslucida celebración en la calle Dolores por diferencias entre comerciantes
Los chinos festejan su año nuevo 4696; el conejo suple al tigre
n Se tronaron cinco kilos de cohetes, para una cultura que legó al mundo la pólvora; ni adornos hubo
Arturo Cruz Bárcenas n Con, sin y a pesar de los chinos se festejó el año nuevo chino. Y es que los tiempos del Fobaproa, de la pérdida de luz, de la choteada crisis, marcan este tipo de actos tradicionales de la vieja calle Dolores, en el Centro Histórico del DF. El pasado martes apenas tronaron cinco kilos de cohetes, šhágame usted el favor!, en honor del pueblo y cultura que legaron al mundo la pólvora. Y tantas otras maravillas del ingenio amarillo, parafraseando a Máximo Gorki.
Durante 16 años, los restauranteros y algunos integrantes de esta cultura oriental han colaborado de manera diversa en la organización del año nuevo chino. En 1998, año del tigre, la calle lució adornada con carteles y banderitas diversas refulgían al contacto con los rayos del sol. El rojo típico de la bandera china predominó en ese entonces. Pero el martes pasado fue diferente.
La pequeña comunidad de la calle Dolores sufre la falta de colaboración, y cierta indiferencia.
Aun así, Griselda Lee, propietaria del restaurante Dinastía, entre Dolores e Independencia, tiene fe en que esta tradición continúe y que el actual año del conejo pase y que en el 2000 de la era cristiana (4696 en el calendario de ellos), cuando el dragón domine el firmamento y los destinos de los terrícolas, resurja el festejo que tanta expectativa levanta en la calle del chop suey, del arroz blanco hervido, del ají, del pato laqueado y del te de jazmín.
Para dar realce a esta festividad, los gobiernos del Distrito Federal y de la República Popular China unirán voluntades y construirán una hermosa pagoda; en parte de su superficie se colocarán los nombres de las personas que coadyuven con donativos para su construcción. Resaltará un par de leones y la construcción de madera fina. "Será una obra costosa: China ya donó 30 mil dólares y el gobierno del DF, 200 mil pesos. Y esperamos que muchas personas nos ayuden en este proyecto. El tranvía turístico hará una parada aquí, en Dolores", expuso Alberto López Vergara Villarreal, responsable de Relaciones Públicas del restaurante Dinastía.
En dicho centro opíparo destaca un mobiliario como para sentirse un mandarín: mesa y sillas traídas desde el lejano país, biombos con conchas nácar, piedras denominadas jabón, por el parecido con esa textura, maderas talladas y una cocina donde tres chefs, chinos, por supuesto, revuelcan con gracia unos camarones cuyo fin era inminente. El pato laqueado es el platillo rey y usted puede llevarlo a su boca por tan sólo 179 pesos mexicanos. "Si llegara alguien exigente y pidiera la auténtica comida china, estamos en posibilidad de hacerlo, šcómo de que no!", responde retadora y firme la señora Griselda Lee.
Total, que el pasado martes, a pesar de que no colaboraron todos los que deberían hacerlo, unas miles de personas se dieron cita para ver las danzas del león y del dragón, que antes, hace unos 10 años, se desplazaban por las calles de Artículo 123, Independencia y anexas, pero que en este 1999 apenas y se dio en unos 70 metros de largo. Hoy se repetirán dichos bailes a partir de las tres de la tarde. Serán quemados otros cinco kilitos de pólvora y artemarcialistas mostrarán su saber y destreza en eso del arte de la defensa y el ataque, con movimientos no aptos para tullidos ni oficinistas kafkianos.
López Vergara afirma que el restaurante más bello de todo el barrio es el Dinastía, con precios económicos y competitivos, con comida cantonesa y mandarina. "La señora Lee iniciará en breve un curso de esta maravillosa cocina. El problema que tenemos es que los chefs son chinos, hablan chino y está en chino entenderlos, pero logran un sazón chino auténtico. Ellos van transmitiendo su cultura culinaria".
Aunque la señora Griselda Lee nació en México ("soy mestiza", dijo), ha viajado al ancestral país de sus antecesores y señala que el sabor de la verdadera comida china no se conoce en México.
"Lo que aquí se hace, y eso se da de manera general, es adaptar el sabor de la comida china al gusto del mexicano. La mayoría lo que pide es el menú para pobres, que no existe en China. Alrededor de los muelles, la comida sobrante se daba a los pobres, estaba limpia, era nutritiva, sí, pero no sabían que no era el platillo original. En los restaurantes de allá no existe lo que vendemos aquí. La mayoría de la gente pide lo abundante, pero hay exquisiteces que con una cosa basta. Les recomendamos el filete dinastía, pero, insisto, pru eben el pato laqueado; es el orgullo de la casa, muestra cimera de la alta cocina china. Se sirve el pato entero, se corta en la mesa y se sirve en tortillas de harina... más unos cebollines que no mires la hora en que te los acabas; no te duran".
Claro, si nos comparamos con lo que hay en Nueva York, pues... allá son ligas mayores. Influye su poder adquisitivo, y aquí se paga una cocina económica, agregó López Vergara.
Los precios no siempre serán tan bajos, advierten los entrevistados. "Mejoraremos y esto tendrá que subir, pero sólo un poco. Pero el servicio y la calidad serán superiores. Dice Lee: "soy restaurantera de abolengo. La cocina cantonesa es de lo más normal; nosotros tratamos de introducir la cocina de alta calidad. También tenemos la de Pekín, la de varias regiones. A todos los del barrio nos convendría que el festejo del año nuevo chino se realizara bien, pero en esta ocasión la gente no cooperó. Hay diferentes opiniones entre los comerciantes del barrio por anomalías que se cometieron en pasados festejos, en los que a final las cuentas no eran claras --se adelantó el año del conejo (por acá se le llama el año de Hidalgo), pues--; a pesar de todo, el martes pasado vino mucha gente y esperamos que el sábado (hoy) asista mucho más". Total, que en todos lados se cuecen habas.
Li-Ping-Li (hielo, firme, fuerte), mejor conocido como El muñeco viviente, que la hace de mimo y se mueve cual robot hecho en Taiwán y en cámara lenta, el pasado martes estuvo a punto de sufrir una agresión por gente aparentemente molesta por la mala organización del festejo de la entrada de la era del conejo. Lleva 25 años de chambear honradamente, no hay que ser .