n Un asesino solitario n

n Elmer Mendoza n

En vísperas de cumplirse el quinto aniversario del

magnicidio, aparece la primera aproximación literaria, por medio de la invención imaginativa, a la que puede dar pie la mitología que se ha vertido en torno a un hecho ominoso en la historia mexicana: el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, sin que éste ni otros actores de la

trama ųpues no se trata sino de una obra de ficciónų sean mencionados con sus nombres reales en la novela, de la que presentamos en exclusiva para los lectores de La Jornada un adelanto y una entrevista con su autor. Este domingo

empieza a circular en librerías.

ƑSabes qué carnal? Durante el año tres meses y diecisiete días que llevamos camellando juntos te he estado wachando wachando y siento que eres un bato acá, buena onda, de los míos, no sé cómo explicarte, es como una vibra carnal, una vibra chila que me dice que no eres chivato y que puedo confiar en ti, a poco no. Pienso que como todos debes tener lo tuyo, tu pasado y eso, pero es una onda que ni me va ni me viene si te he visto no me acuerdo, ya ves lo que se dice de los que trabajamos aquí, en el Drenaje profundo: que somos puros malandrines, puros batos felones, y de ahí parriba; será el sereno, pues sí ni modo que qué, así que carnal, acomódate porque el rollo es largo. ƑQuieres tequila? Orale, la botella está sobre esa piedra; que quieres un toque, órale, aquí tengo; en esa caja hay cerveza; pero si quieres perico ése sí te lo voy a deber. Ahora que si lo que tienes es jaria ahí están esos tamales; yo, ya sabes carnal, estoy bien con mi coca y mis galletas pancrema.

ƑY cuál es el rollo?

Barrientos carnal, Ƒte acuerdas de Barrientos? ƑAquel candidato chilo a la presidencia? Ah, pues me contrataron para bajarlo. Todo empezó así: estaba yo en mi cantón limpiando mi fusca, oyendo a los Credence bien acá, cuando sonó el teléfono. Esperaba una llamada de Gobernación, así que me tendí, ƑDiga?, Necesito hablar contigo, dijo un bato que no reconocí, ƑQuién habla?, A las siete en el Sanborns de San Angel, Orale, pero no voy si no me dices quién eres, y colgó; Este bato, pensé, chale. Eran las dos veintidós de la tarde. Primero pensé en no ir, Qué se está creyendo este güey, que coma mierda, pero recapacité de volada y me dije, Pues sí, no te hagas pendejo, si el bato llamó es porque te conoce y sabe qué onda contigo, así que deja de hacerle al felón y prepárate, tal vez tus días de desempleado estén contados y sirve que sales de esta ratonera aunque sea por un momento, además el lugar no está mal, cumples la cita y de paso le echas un ojo a las perfumadas, quién quita y se te antoje alguna. Total, me puse guapo, un traje azul y eso, me eché una comida corrida en El Famoso y me fui caminando hasta Insurgentes por la calle de Edison. Me gusta llegar a tiempo, así que tomé un taxi y media hora antes de las siete estaba yo tirando barra cerca de la única entrada del Sanborns de San Angel, en el rincón donde venden libros, tarjetas, chucherías y me puse a wachar. El que había llamado tendría que entrar por ahí y yo estaría bien puesto para amacizarlo. Cincho que era conocido, claro, si no cómo me hubiera hablado con ese aplomo y cómo sabía mi teléfono si casi nadie lo tenía. De todas maneras no está de más ser desconfiado, y sobre todo en esta profesión, que primero Dios espero volver a ejercer pronto. Estaba entretenido viendo el Playboy cuando entró un bato que conocía como el Veintiuno, eran las siete y seis, pensé, Este güey debe ser el que llamó, sabe cómo localizarme desde hace mucho tiempo y es una fiera para fingir la voz. ƑY si no fuera?, pensé, así que mejor me quedé quieto, como esperando que la virgen me hablara; el Veintiuno entró apresurado, recorrió el restorán con la mirada, caminó hasta las primeras mesas, husmeó como sabueso y regresó a la puerta. Yo, vigilando machín, me acomodé tras un exhibidor y vi que entraba al bar y salía de inmediato, entonces me dejé ver y se acercó sonriendo, ƑQué Tal Macías, cómo estás?, Muy bien, Ƒy tú?, Excelentemente bien, respondió muy acá, Creí que me ibas a dejar plantado, No, qué onda. El bato era un enlace de lujo, acá, machín, Ven, vamos a echarnos un trago, así que pasamos al bar y nos sentamos. Sigues sin chamba, no preguntó el bato, lo dijo, Más o menos, Pensé que con lo de Chiapas te iban a recontratar, También yo pero sigo en estánbai, A muchos ya los llamaron, supongo que estás esperando, Siempre estoy a la espera, ya sabes. Me miró machín; ya nos habían puesto un par de güiskis y eso significaba que había algo importante. Le llegamos al ron, al brandy, a la cheve, al tequila, pero nomás nos va un poquito bien o queremos impresionar o celebrar pedimos que nos sirvan escocés, a poco no. Necesito que me hagas un trabajo, dijo el Veintiuno, que sabía que me gustaban las cosas al grano y que no me pasaba estar más de lo necesario con mis contratantes, Tú dirás, había trabajado con él muchas veces, Es en tu tierra, ƑQué onda con mi tierra?, acababa de volver y no me simpatizaba la idea de regresar, ƑEres de Sinaloa, verdad?, ƑTiene eso alguna importancia?, porque los sinaloenses somos acá, bien regionalistas, Es posible, ƑDe qué lugar?, De Culiacán, donde casi no hay viejas buenas, pensé, ƑDesde cuándo no vas?, Desde hace poco, allí pasé navidad y año nuevo, Pues necesito que regreses, dijo, ƑA Culiacán?,

Exactamente. A pesar de ser lunes el local estaba hasta la madre, los chilangos cada día son más alcohólicos, ƑDe qué se trata?, te recuerdo que yo con narcos no me meto, ƑA poco hay narcos en Sinaloa?, quiso agarrar cura, ƑQué no los corrieron a Guadalajara? Pero lo paré en seco, Es muy claro lo que quiero decir, yo ni con narcos ni con mujeres, ya lo sabes, dejó de sonreír, Tranquilo Macías, ni mujeres ni narcos, no me he olvidado, aunque nunca he comprendido por qué, el trabajo es el trabajo; le habló a la mesera para que le sirviera igual, yo apenas lo había probado y es que cuando camello o hago tratos no me gusta tomar, luego la riegas gacho. Es cosa mía, tómalo como una regla, Reglas, tienes reglas, por eso te dicen como te dicen, Ƒverdad?, no contesté, lo cual no quiere decir que no me halagaran sus palabras, tomé mi vaso, Vas a ganar cien mil dólares, estaba echándome un trago cuando lo anunció y casi le llueve al bato, Mierda, pensé, Ƒse trata de matar al Papa o qué?, porque con curas tampoco me gusta meterme, sin embargo apechugué y traté de disimular que no me impresionaba la cifra, pues sí ni modo que qué, pero en mi cabeza, chale carnal, estaba como loco haciendo cuentas y sacando cuánto era en pesos mexicanos y qué podía comprar con ellos. ƑDe qué se trata?, pregunté muy acá, era de esos momentos en que es imposible resistir la tentación, ƑTe interesa?, su mirada era durísima, Digamos que tú me buscaste, y seguramente la mía no era menos porque bajó la cara, Eres el indicado, dijo y se echó un buen trago, Valiendo madre, pensé, me va a cuentiar, el bato sabía que yo no era de los que se dejaban ir de hocico, cierto, nos pusimos tensos, acá, pues sí ni modo que qué, él tomaba y yo lo miraba, pero es que esa era otra onda que no me pasaba, que me echaran rollo como en las películas; chale, se hace el jale o no se hace y punto. Ya ves, el pobre Rambo era el indicado y tuvo que ir a matar como a ochocientos vietnamitas poniendo en grave peligro su vida, así que no respondí, me limité a wacharle el dibujo de la corbata, Hay que matar a un candidato, chale, lo dijo en el momento en que se hizo el silencio en el bar y se oyó clarísimo, no sé si alguna vez te ha tocado, estás en un lugar, todo muy chilo, acá, todo mundo cotorreando y de pronto un silencio que no te la andas acabando. Andese paseando, pensé, con razón, Ƒquién valdrá cien mil cueros de rana?, ƑUn candidato a la presidencia?, pregunté, Claro, Ƒquién va a ofrecer tanto por un candidato a diputado o a senador? El Veintiuno se relajó de volada, aunque lo que decía no era cierto, era normal que lo olvidara, pero en años anteriores habíamos despachado a varios aspirantes a diputados por cantidades parecidas, ƑQuién es?, ƑQuién crees que valga eso? No me acordé cuántos candidatos había, pero sí recordé quiénes eran los fuertes, los que salían todos los días en el noticiero de Abraham Malinovski y que según la prensa podrían ganar muchos votos, ƑEs el que estoy pensando?, Ese mero, dijo, El del bigote poblado y la sonrisa simpática. Chale carnal, no me la andaba acabando, jamás tuve tantos deseos de rajarme al recibir una encomienda, ni siquiera cuando hice mi primer jale, y ahí estaba el pinche Veintiuno con su orgullo de patrón, sonriendo, tomando güiski y yo con ganas de abrirme, de decirle, Sabes qué, no soy tu hombre cabrón, búscate otro, o búscate un grupo, es demasiado para un bato como yo que trabaja en solitario; así que empleé el truco más viejo para decir que no, Por esa cantidad apenas al del Ferrocarril o al del Verde Ecologista, y dejó de sonreír, ande pinche, le había dado en la pura pata de palo, y es que el Veintiuno era muy agarrado el cabrón, Oyeme, Ƒcien mil verdes se te hace poco?, y yo montado en mi macho, Ya te dije, No te comprendo Macías, de veras, si no te conociera pensaría que tienes miedo, No hay nada que comprender, dejémoslo de ese tamaño, búscate otro, por esa cantidad sobra quien te arañe las manos. Iba por el tercer güiski y ya estaba agarrando color, pero con mi negativa se puso rojo, Pues sí, sólo que yo quería que tú salieras beneficiado, No te preocupes, mi necesidad no es tanta, además ya sabes que cuentas con mi discreción. Me sentí aliviado, y es que era un jale muy difícil, pues si, casi casi para suicidas, ƑPor cuánto lo harías?, preguntó el bato, la verdad yo esperaba que dijera, No mames pinche Macías, cómo le echas crema a tus tacos, te doy ciento veinte o ciento cincuenta, algo así, pero parece que él también deseaba definir de volada, así que me fui hasta arriba, Por quinientos mil, dije. Pensé que jamás me los daría, por eso me cabreé cuando preguntó si serían las condiciones de siempre, chale, estaba entrando machín en un embudo gacho, como de alaridos, Las mismas, respondí sin estar muy seguro de que había hecho un trato, No vengo preparado y sabes que no puedo expedirte un cheque, dijo el bato, Nos vemos mañana a las seis de la tarde en el parque Hundido, frente al reloj de flores. De pronto sentí que había caído por el embudo y como que los oídos se me tapaban, pero aún pude preguntarle, ƑEs condición bajarlo en Sinaloa?, Ni más ni menos, y para ser precisos en Culiacán, Tal vez sería más fácil aquí, Sin embargo al que paga le conviene allá. Chale carnal, en la que me acababa de meter, querías chamba, órale güey, ahí la tienes; pero bueno, creo que un quinientón de cueros de rana bien valía el riesgo, y claro, pa qué te digo que no si sí, mi cabeza de volada se puso a hacer cuentas y la verdad resultaba una buena pachocha, como dicen, a quién le dan pan que llore, y si me ponía buzo podría resolver el problema económico para tochos los días de mi vida, casi ni iba a ganar billetes el bato, Ƒeh?. Me intrigó un poco que el Veintiuno ni chistara, qué onda, ya te dije que era un bato que cuidaba mucho la feria. Eso sólo podía significar una cosa: que había dinero a pasto, a poco no, y que además él no iba a desembolsar un quinto. Antes de largarnos me recomendó sumo cuidado, dijo que este jale era otra cosa, y yo, Simón simón, que al día siguiente con el anticipo me daría la información necesaria. Me pasó una tarjeta con el nombre de Elena Zaldívar, que iba a ser mi contacto para comunicarme con él, Orale, se la acepté por cortesía. Cada quien salió por su lado, la noche estaba acá, fresca, y yo me clavé en una morra perfumada que traía una minifalda brillosa, unos setecientos, calculé, pero chale, no me aventé a decirle nada y agarré un taxi para mi casa.