n Guerrilla y opositores serían perseguidos: expertos


Militarizar la lucha contra las drogas podría generar violencia

Kyra Núñez, corresponsal/I, Ginebra, 19 de febrero n La militarización en el combate al narcotráfico en México, tal como está prevista en la nueva estrategia anunciada el 4 de febrero, tiene riesgos explosivos potenciales por la situación de pobreza y de violencia, que además anteceden a las elecciones del año 2000, advirtieron expertos y analistas sobre el tema, así como documentos de la Organización de Naciones Unidas (ONU). El más delicado de todos, indican, es el armamentismo en la incipiente democratización del país y el regreso a la ''mano dura policiaca'', como en los años sesenta y setenta.

A unos días de que Estados Unidos anuncie la lista de países que certifica en la lucha antidrogas y de que el Organo Internacional de Control de Estupefacientes haga público --en Viena y 30 países-- el Informe 1998, los expertos consideran excluyente a la modalidad armamentista en esta ''guerra total contra el narcotráfico'', además de electorera, insuficiente, gesticulante, declaratoria y como pretexto para la certificación, porque omite ''otras estrategias pacíficas'', como la lucha contra la pobreza y contra el sistema bancario y, entre otros aspectos, es preocupante porque puede conducirse con impunidad y ante la falta de vigilancia parlamentaria, de la ONU o de EU, ''por su carácter de mexicanidad'', podría ser también utilizada para la lucha contra grupos armados, guerrilleros y opositores políticos, como en otros países latinoamericanos.

Esta nueva forma de combate al narcotráfico, que tiene como objetivo disminuir la producción local de enervantes y el tránsito de drogas provenientes de otras naciones, está basada, según las fuentes consultadas, en la creciente militarización y en la ''mexicanización'' del plan por el cual esa lucha queda exenta de cualquier monitoreo.

La militarización en la guerra contra los narcos puede verse como un pretexto para el armamentismo, el cual puede servir para combatir a guerrilleros y grupos de oposición, coincidieron expertos sobre narcotráfico, un analista periodístico y el director de un instituto de estudios estratégicos, quien prefirió permanecer anónimo.

Jean Claude Buhrer Solal, analista sobre corrupción y narcotráfico y periodista del diario Le Monde, resaltó que lo preocupante son ''los niveles tan altos de violencia que existen en todo México y por el alto índice de violencia que permea actualmente entre las mismas policías, de cuyas luchas intestinas ya hay saldos dramáticos''. Para él, la estrategia es clara: la militarización tiene graves riesgos potenciales, tanto porque su esquema es de tipo centralizador --en la Secretaría de Gobernación-- y porque se enfoca al Ejército, lo cual ha generado fricciones con la Marina, dedicada a la vigilancia costera.

Dijo que está enfocada en dotar de un impresionante arsenal a las fuerzas armadas y que se han omitido dos hechos: no fue ligada al sistema judicial ni al de funcionarios y burocracia nacional, y que no incluyó la lucha contra el sistema bancario que ha permitido el lavado de dinero, entre otras cosas.

El sistema bancario sigue intacto

Sobre la banca, el informe elaborado a petición del director del Programa de Naciones Unidas para el Control Internacional de las Drogas, Pino Arlacchi, titulado Puertos financieros, el secreto bancario y lavado de dinero, publicado el año pasado, fue enfático al pedir el cese del secreto bancario y agilizar el monitoreo de las transferencias de capitales, pues sin eso la lucha nunca tendrá un éxito completo. Ambas omisiones son interesantes, pues tan sólo en México se estima que el dinero producto de la corrupción con cárteles de la droga es entre 15 millones y 45 millones de francos suizos, aunque las proyecciones pueden ser alarmantes dado que en el caso de Raúl Salinas de Gortari la procuradora general de Suiza, Carla del Ponte, encontró que 400 millones de dólares (unos cien millones, congelados en cuentas bancarias suizas desde 1995) pudieran haber sido las ganancias por sus relaciones con narcos, según reveló la investigación judicial concluida en octubre del año pasado.

Otra omisión delicada fue el debate a nivel parlamentario del programa y del impresionante presupuesto, según el experto en narcotráfico, para quien en un régimen democrático tal hecho sería tomado como una imposición. Por ejemplo, en Francia, país calificado de tener mano dura contra el narcotráfico, existe el debate parlamentario requerido; no se diga en Estados Unidos, donde el Congreso no solamente aprueba y vigila el cumplimiento de la forma y contenido de la lucha antidrogas, sino que da visto bueno a los apoyos financieros y tecnológicos que ofrecen al exterior.

El tema, en la ONU

La guerra total contra el narcotráfico es una de las preocupaciones más evidentes de los gobiernos actuales, al grado que la Asamblea General Extraordinaria de la ONU sobre las drogas se dedicó a ''este flagelo, peste de nuestras sociedades al fin del siglo XX'' durante tres días a mediados de junio de 1998; la cumbre de las drogas, como fue etiquetada la sesión, adoptó por consenso gubernamental un programa de acción de siete puntos, ninguno de los cuales promueve la militarización de la lucha contra los enervantes.

En esa reunión el tema de la militarización de estrategias nacionales e internacionales no fue debatido, aunque de hecho el principal entre los duros sea Estados Unidos, pues Francia apoya la represión policiaca, mientras que en el extremo opuesto están Holanda y Suiza, entre otros países, que destinan recursos a programas de ''limitación de los daños'' del consumo de drogas, que incluyen el abasto gratuito de ellas a personas muy adictas pero inscritas en rehabilitación.

En el informe de la vigésima sesión extraordinaria de la Asamblea de la ONU, consagrada al problema mundial de las drogas y preparado para el programa MOST/Drogas de la UNESCO, se advierte que la presión fue promovida para el principio de la cooperación internacional y para la acción nacional que haga ''disminuir considerablemente'' tanto la producción local como el consumo de drogas.

Volviendo a la nueva estrategia mexicana, los expertos coincidieron en su fuerte centralización desde Gobernación y de la cual no se extraen otros elementos como los tiempos electorales y el destape de su titular, Francisco Labastida, como potencial candidato priísta a la Presidencia, además de la certificación de Washington.