n Se escenifica en el Centro Nacional de las Artes
La aventura de Tímori, fantasía
realista que dirige Martín Acosta
n ''Muchos pequeños padecen la ausencia obligada de sus padres''
Carlos Paul n ƑA dónde van los calcetines izquierdos?, Ƒpor qué crecemos?, Ƒes necesario que las personas mueran o trabajen? La curiosidad y el amor se conjugan en la imaginación de un niño, desatando una serie de preguntas impredecibles que su universo infantil no logra comprender, tal es La aventura de Tímori, especie de ''fantasía realista" dirigida por Martín Acosta, basada en un cuento del costarricense Joaquín Gutiérrez y adaptada por Guillermo León.
Es la historia de un niño citadino que en el comedor de un departamento ųtransformado por la fantasía en una selva exóticaų tiene que jugar solo, porque sus padres tienen que ir a trabajar. Ahí comienzan sus dudas y preguntas, desde Ƒcómo se mide el tiempo? hasta Ƒqué hacen los papás en las noches, cuando hay ruiditos?
Decidido a encontrar un respuesta, el infante viaja hasta lo más profundo de la selva. Sin embargo, en el trayecto se enamora de Djiblik, una niña viajera proveniente del país de los hielos, que le obsequia una rosa blanca.
En el intento por corresponderle, advierte que la niña se ha ido. La flor se marchita y ante los sorprendidos ojos del niño aparecen Modorra, La tortuga, El ciego pescador, El gran caimán, el pájaro Picamuela y Bocaraca la Talamanca, personajes que de alguna manera sabrán responder a sus preguntas.
El eje, destaca Martín Acosta, es reflejar desde la perspectiva de un niño de la ciudad ese proceso por el que todos pasamos ''de la infancia a la adolescencia".
No nos limitamos en el lenguaje, agrega, ''por el contrario es muy amplio, lleno de palabras rimbombantes y situaciones complicadas para provocar a los niños a preguntar, si es necesario, qué es una erisipela cutánea o cualquier otra situación que por ahí pudiera aparecer, como una boa travesti''. La intención es ''invitarlos a restablecer el contacto con la pregunta y que el niño diga ''papá, cuéntame''.
Romper la cuarta pared
''Tratamos de que los pequeños participen, sin manipularlos; como actores nos acercamos más a ellos, rompemos la cuarta pared. Además, en cuanto a la actuación intentamos que los personajes no sean tan estereotipados, por ejemplo, los animales no son de peluche, sino la referencia que el actor te da; establecemos una convención más teatral, como de adultos. Si te dicen él es Hamlet o una tortuga, pues tengo que creerlo, ya después si no le creo al actor es otra cosa."
La experiencia de Acosta, respecto de este trabajo que ''recupera elementos de El libro de la selva, de Rudyard Kipling, y El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, es que el público infantil ''logra identificarse con Tímori porque, desafortunadamente, muchos pequeños padecen la ausencia obligada de los padres y buscan personajes diversos que a la vez que se convierten en sus compañeros de juego, responden ųsegún ellosų a algunas de sus preguntas sin que los apremie el tiempo".
La aventura de Tímori ganó el quinto Concurso de Teatro Infantil, del INBA, por medio de su Escuela de Arte Teatral, el año pasado, y se escenifica sábados y domingos, a las 13:00 horas, en el teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes.