n Filmará Crónica de un desayuno


Al dirigir soy muy terco y no

creo en la democracia: Cann

n Después de 15 años vuelve al set; ''he sido indeciso, no inconstante''

Raquel Peguero n Si en algo no es indeciso Benjamín Cann es en su tarea como director. ''Ahí soy muy terco y no creo en la democracia en absoluto. Creerte el juego de que vas a contar la vida ųy es soberbio lo que voy a decirų es jugar a que eres Dios", asegura sonriente y listo para ejercer de nuevo ese papel en el cine, cuando comience el próximo lunes el rodaje de su segundo largometraje, Crónica de un desayuno.

Basado en la obra de teatro homónima de Jesús González Dávila, Cann escribió durante seis años el guión para esta cinta, casi la mitad del tiempo que tiene de no estar detrás de una cámara de cine.

En los últimos 15 años se ha refugiado en la televisión, montado algunas óperas y obras de teatro, porque si bien el cine no ''es una vocación, sí es una terquedad" que lo ha llevado a levantar este proyecto con la complicidad de Bruno Bichir, quien además de actuar, debuta como productor.

Siete años tardaron en levantar este proyecto en parte, señala Cann, debido ''a mis dudas frente al guión; encontrar la forma adecuada llevó mucho tiempo, además estaba mi sensación de incredulidad frente al cine que hizo que no me apresurara, pues pensaba que de todas formas no se iba a filmar".

El guión fue ''redondeado" en su última etapa por el propio Cann y un ''viejo compañero de batallas", Sergio Schmucler, quienes perfilaron los personajes que serán encarnados por un reparto integrado por María Rojo, Damián Alcázar, José Alonso, Héctor Bonilla, Eduardo Palomo, Julieta Egurrola, Angélica Aragón, Roberto Sosa, Adriana Roel, Claudette Maille, Arcelia Ramírez, Odiseo Bichir, Luis de Icaza, Fabiana Perzabal, Miguel Santana y Vanesa Chiangerotti.

 

Realidad con diferentes lecturas

 

La película que Cann tiene en mente no es, en sí, la obra de teatro, ''es una excusa que funciona como columna vertebral de esta historia, rodeada de una serie de historias que tienen que ver con lo que me sugiere el dramaturgo.

''Eso me ayuda a hacer un guión de atmósferas a partir de ese parámetro de los que vivimos en la ciudad, en medio de locos, de vidas sin sentido, de verdades relativas y subjetivas.

''Crónica de un desayuno entremezcla cinco historias que tienen ese mismo sabor de decir, no vamos a ningún lado y sin embargo le encontramos sentido a la vida".

ųƑCómo conservas el tono dramático de la obra?

ųGonzález Dávila propone con gran claridad que los seres humanos estamos solos. Algunos sienten que eso es sórdido y, otros, sentimos que es la costumbre de la vida. En mi cabeza no imagino una película sórdida sino una historia de lo que pasa todos los días a la hora del desayuno. Hay actos particulares que hacen significativo algún momento, por eso los recordamos especialmente; en este caso, el regreso del padre al hogar, que obliga a los miembros de esa familia a tomar decisiones vitales.

''La obra tiene diferentes lecturas y eso me sorprende, pues a veces parece una farsa ųporque dentro de esa sordidez del autor está su negro sentido del humorų que se cuenta en pequeñas historias que aunque no lo parezcan, son reales.

''La intención es mostrar que la realidad tiene diferentes lecturas o que, de pronto, se parece a un comic que uno de los personajes está leyendo'', por cierto, de la autoría de Antonio Helguera.

ųLa obra de teatro tiene una atmósfera cerrada, Ƒcómo se manejará en el filme?

ųEs muy similar, toda la columna vertebral sucede dentro de un departamento. Otras cosas ocurren en otros departamentos y en las calles, pero sí va a tener esa sensación de encierro que es lo interesante de las atmósferas que sugiere González Dávila: el mundo es chiquito y sólo ahí tiene lugar la vida de sus personajes.

ųƑYa vio el guión González Dávila?

ųSí. Me hizo ver en lo que no está de acuerdo, aunque de todas formas se quedó tal como está planteado, porque es respetuoso. Me hizo un par de sugerencias que me parecieron interesantes e incluí en la versión final. Me tranquilizó hablar con él y saber que estamos conectados.

 

La cámara es un personaje

 

ųLlevas 15 años sin filmar, Ƒtienes miedo de hacerlo?

ųNo hay nervios: hay terror. Espero que no se me haya olvidado. Ya no sé si al director todavía le corresponde decir ''corre sonido", ''corre cámara y acción". Espero que mi asistente me dé un curso rápido. Le tengo miedo a la falta de práctica, porque sólo ahí puedes descubrir qué hiciste mal y qué quieres seguir probando.

''Sin práctica vamos siempre como si fuera la primera vez. Tengo en la cabeza, una idea de la narrativa que necesita esta película y vamos a ver si resulta. Como los presupuestos no son tan amplios como para decir, 'si no sale volvemos a filmar', debo ir a la segura.''

ųƑCómo es el rompecabezas de la filmación?, Ƒcómo lo vas a resolver?

ųTengo tantos años de trabajar este guión, que en mi cabeza está resuelto. Voy con Serguei Saldívar Tanaka con quien tengo casi un año de trabajo. Es un fotógrafo joven, muy entrón que ha aportado cosas interesantes a la narrativa de esta película.

''El trabajo comenzó con los actores, con quienes trabajé de manera separada, porque se requiere de una atmósfera peculiar y quiero que ellos no conozcan qué pasa con los otros personajes hasta que estén enfrentándose en escena.

''Los ensayos fueron totalmente individuales y el camino nos hará tomar otras decisiones. Toda la película será cámara al hombro, porque la cámara es un personaje. Hay momentos en que los personajes concluyen con una anécdota, con un dato que es absurdo o incongruente, igual es con la cámara que de pronto decide seguir un zapato, un objeto u otras cosas.''

ųƑA qué se debe tu terquedad de querer hacer cine otra vez?

ųEs por morbo. Sigo teniendo ganas de hacerlo. No te puedo decir que sea una vocación, he filmado dos películas en toda mi vida y cuando pensé que iba a realizar una más, me ilusioné. Me siento como hace 15 años cuando íbamos a hacer De muerte natural: el ejercicio de filmar es lo que me sigue entusiasmando.

 

Andar de veleta

 

ųLa imposibilidad de hacer películas, en tu caso, Ƒa qué obedeció?

ųSoy un indeciso en la vida. Me casé, me divorcié; me enamoro, me desenamoro, compro un coche, lo vendo: me ha pasado toda la vida.

''Un día me invitaron a hacer televisión y decidí ver qué cosa era eso que en la escuela te enseñan tanto a despreciar. Y me gustó, me divierte hacerla, aunque quisiera hacer otro tipo de historias. También me gusta el teatro, de hecho, en mi cabeza, a eso era a lo que me quería dedicar, pero en el camino me invitaron a hacer una ópera y, como el género me gusta ahí voy; igual pasó con el cabaret. Me gusta estar probando.

''Si me hubiera dedicado a una sola disciplina hubiera sido más cómodo. He sido indeciso, no inconstante. Ando de veleta y eso me da gran satisfacción.''

ųƑCómo puedes ser director, siendo tan indeciso?

ųEs en lo único donde aprendí a no serlo. Ahí soy muy terco y no creo en la democracia en absoluto. Además creerte ese juego terrible, enfermo de que eres Dios, porque dices si los personajes mueren, viven, lloran, caminan o no, te obliga a imaginar la vida de cada uno de ellos de tal manera que sabes exactamente qué debe suceder. Mi trabajo es convencerlos de que esa es la realidad y encontrar con ellos qué aportan a esa realidad, pero sin salirse de ese parámetro.

ųƑHas sido un cineasta con mala suerte?

ųNo, de hecho tuve muy buena suerte. Poder filmar De muerte natural fue toda una fortuna, lo que pasa es que el de la mala suerte es mi carácter; yo me cansé de pedirle a Alberto Isaac, a Jesús Hernández Torres o a Mauro Lazcano, en Continental de películas que la exhibieran y me desesperé. Sentí que a nadie le importaba, todavía estoy convencido de que así es y decidí guardar mi película en el clóset. Eso no es mala suerte, es una mala decisión.