Reclama la Iglesia espacios para la construcción de más templos en la isla


 

n La jerarquía eclesiástica afirma que crece el número de fieles; celebran misas en casas

José Antonio Román, enviado, La Habana, 15 de febrero n Aun cuando las relaciones entre la Iglesia y el gobierno cubano han avanzado de manera positiva tras la visita del papa Juan Pablo II, hoy es necesario llegar a acuerdos importantes para que se permita la construcción de nuevos templos en las diez diócesis católicas de la isla.

Durante la 27 Reunión Interamericana de Obispos, realizada en el Palacio de las Convenciones, la jerarquía católica cubana informó a los prelados del continente la situación que vive la Iglesia en este país, luego de que hace poco más de un año lo visitó Juan Pablo II.

Durante la primera sesión plenaria, los obispos consideraron que el balance es "sumamente positivo, y de hecho es posible constatar los frutos inmediatos de esa visita histórica".

Según los prelados, no sólo las relaciones con el gobierno han mejorado paulatinamente, sino que observan signos positivos que dan esperanza a que la Iglesia ocupe los espacios que le permitan tener una vida normal en el considerado último bastión del socialismo occidental.

Uno de los más recientes signos positivos en esa relación entre la Iglesia católica y el gobierno del comandante Fidel Castro es el permiso para el ingreso a territorio nacional de más 50 sacerdotes y religiosas en los últimos dos meses, entre ellos cubanos que retornan.

Ese hecho se ha logrado debido a las conversaciones directas entre los representantes de la Iglesia y el gobierno cubano. Ese también ha sido un signo nuevo, dijo el secretario general de la Conferencia Episcopal de Cuba y obispo de Cienfuegos, Emilio Aranguren, quien recordó que la efervescencia de la visita papal se mantiene y creció en la época navideña, cuando el ambiente religioso fue mayor al mostrado en 1997.

A los obispos visitantes se les informó también que la Iglesia cubana tiende a un fuerte crecimiento en el número de feligreses que se reúnen cotidianamente en templos y parroquias de las diez diócesis en que se divide la isla.

De igual forma, conocieron la larga lista de problemas y carencias que enfrenta la Iglesia católica en este país, entre los cuales se citó la falta de sacerdotes, religiosas y catequistas, medios materiales y logísticos, además de templos, pues desde el triunfo de la revolución, el primero de enero de 1959, no se ha podido edificar ningún nuevo inmueble dedicado al culto religioso.

 

Solidaridad eclesiástica

 

El presidente del Consejo del Episcopado Latinoamericano (Celam) y arzobispo de Tegucigalpa, Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, dijo que ese organismo, así como las conferencias de Obispos de Estados Unidos y Canadá, están dispuestos a ayudar de manera solidaria a la Iglesia cubana en sus necesidades económicas.

Esas negociaciones, que podrían terminar con el permiso para edificar nuevos templos, son todavía uno de los temas que están pendientes de resolver.

Sin embargo, desde ahora las conferencias episcopales de América han ofrecido su solidaridad para resolver la falta de templos, pues en los últimos cinco años los sacerdotes cubanos han tenido que celebrar misas en barrios que no tienen iglesia, en casas de familia. Incluso, en la arquidiócesis de La Habana funcionan cuatro casas particulares donde se celebran bautismos y hacen falta múltiples inmuebles.

Por la noche, cada uno de los más de 30 obispos, arzobispos y cardenales asistentes a la reunión oficiaron misas en diversos puntos de esta ciudad. En la parroquia de San Juan de Letrán, administrada por la orden religiosa de los dominicos, el prefecto de la Pontificia Congregación de los Obispos de la curia romana, cardenal Lucas Moreira Neves, hizo referencia al crecimiento de la fe católica entre los cubanos.

En su homilía, el cardenal ųde nacionalidad brasileña y que desde el año pasado es uno de los principales colaboradores del papa Juan Pablo IIų dijo que Cuba necesita sacerdotes, misioneros, religiosos y laicos para fortalecer la nueva evangelización a la que ha llamado el pontífice romano.