n Marco Rascón n

La contradicción y el desasosiego

No existe ninguna posibilidad de que el país cambie a medias. O cambia todo o no cambia nada (y en este caso hasta retrocede). Estamos en el momento crítico en el que se alínean todas las fuerzas del país y la derecha se prepara, lanzándose con todo: privatizar la industria eléctrica, destruir sindicatos (el caso de la Universidad Iberoamericana); en la UNAM, culminar el Plan Carpizo de 1987 ahora en 1999 y, para debilitarlo todo, la ofensiva priísta y panista contra el gobierno del Distrito Federal. En este terreno, el PRD constituye un puente endeble e incierto entre lo que nace y lo que se muere: en él hay desde los mejores hombres de México hasta unos cuantos que valen poco, y que su objetivo no es dirigirlo, sino administrarlo. Lo marginal se hizo oficioso. Son controladores de todo, pero poco influyen hacia afuera con ideas, por ser los mismos inquilinos de los lugares comunes, incapaces de darnos alguna vez una buena sorpresa, y son acomodadores de frases según las circunstancias. De los candidatos "principales" no hay uno que no hable de la unidad y de ganar el 2000, y no hay uno solo que no haya actuado sectariamente y sea, por tanto, incapaz de situar al PRD frente a la complejidad del reto.

Hoy, esos grupos, para aparentar inteligencia, tienen que prescindir de la razón y la lógica. Una sonrisa indulgente es considerada la mejor respuesta política a los necios que reclaman respeto a la legalidad, fin al clientelismo y elecciones equitativas y justas. Esta opinión puede ser dirigida a Guerrero y al mismo PRD, pues, Ƒcómo acomodar en la cabeza el empeño y la razón que nos asiste en ese estado contra el fraude priísta y, al mismo tiempo, aceptar internamente la ilegalidad y las faltas como parte de una política prudente e inteligente? ƑPor qué en nuestra cultura política, jamás, šóigase bien, jamás!, la razón jurídica ha podido ganarle al poder político y burocrático? ƑPor qué cuando se contradicen la norma jurídica, contra el poder político, se impone siempre el poder?

El respeto a la legalidad es un principio, y su violación genera vicios de fondo, como cuando se impuso la usurpación de Carlos Salinas en 1988. Parecería que no pasó nada, y pasó todo: destrucción de la economía nacional, venta del patrimonio nacional, crímenes, narcotráfico, etcétera. El PRD tenía razón en ser intransigente y, sin embargo, Ƒcon cuántas sonrisitas imbéciles nos topamos cuando señalábamos los peligros de la usurpación de Salinas? ƑNo fue la aberración política la que sustituyó al derecho y la voluntad popular? Igual que con el anatocismo y otras aberraciones del poder, se puede pensar que no pasará nada, que la decisión brutal de erigirse sobre la legalidad es demostración de poder y fuerza, pero, más temprano que tarde, todas las cosas se revierten, porque todo finalmente se suma y se pone en cuestión todo el andamiaje. La ilegalidad de hoy estará presente en el 2000 y postrimerías, y la nación se lo demandará a los responsables.

Por eso, los priístas no aceptan jamás abrir los paquetes electorales ni limpiar la elección, y luego nos dicen necios, rupturistas, inmaduros, intransigentes, que no sabemos perder, que las elecciones fueron limpias, que las fallas fueron menores, que las impugnaciones se resuelvan en los tribunales, que se acepten y acaten las resoluciones de ellos, que aceptar es lo mejor para todos, que mejor se incluyan en el nuevo gobierno, que aún no estamos preparados para la democracia, que la política es negociación, que ceder es inteligente, que sólo el candidato perdedor piensa que ganó, que la gente ya aceptó y que las pruebas no son suficientes. La ilegalidad en política nunca es delito en México, y, por eso, no puede haber pactos históricos, ni acuerdos, hasta que no haya un país que en verdad crea en la legalidad y sus integrantes estén dispuestos a respetarla, y por tanto no es posible creerle a nadie que reclame un derecho político personal sobre una norma. Simplemente por eso, no dan el perfil cultural para una nueva política los casos concretos de Jesús Ortega, Laura Itzel Castillo, Amalia García y Héctor Sánchez, quienes se han registrado para ser, por tercera vez, miembros del Comité Ejecutivo Nacional, violando la norma, con la condescendencia del órgano de vigilancia.

Duro papel le toca al PRD, defraudado en Guerrero, asediado en el Distrito Federal, cuestionado por grupúsculos marginales que se apoderaron de las direcciones con métodos inescrupulosos que a todos nos dan vergüenza. La leche esta derramada en el padrón de afiliados, en la mayoría de planillas mayoritarias a la dirección nacional del PRD. Se dice que incluso cayó leche Betty en la elección priísta en el estado de México a favor de Montiel, y eso nos da cuenta, de ser cierto, de que hay otros contactos con el priísmo inimaginables para la ingenuidad que campea en el PRD. Hay leche también de la mala en los llamados desesperados de Dolores Padierna a integrar "una planilla única" en el Distrito Federal, como una Vía Láctea, para ocultar a los responsables de los daños al partido y conservar posiciones sin pasar por las urnas ahora que han perdido el instrumento clientelar para sostenerse. El padrón para el 14 de marzo ya está deformado desde ahora y, por eso, debe ser impugnado y limpiado; de lo contrario, la elección no será equitativa.

La planilla de Betty y Despensa, apoyadas por Lala, Alpura y Vita, debe ser rechazada en sus pretensiones de "unidad", y quizás la burocracia no necesita estatutos que respetar, sino un Servicio Civil de Carrera para determinar las normas del escalafón en el PRD. Un poco de humor quizás (más no de cinismo) es también importante para combatir el desasosiego y la contradicción entre el partido real y el que en verdad necesitamos.