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n Lourdes Galaz n

Cambios rumbo al 2000

* Zedillo, evidenciado con su chiste sobre los candados y la respuesta del PRI * Fox, consenso

sin liderazgo * Posibles descartes antes de la elección en el PRD * Renuncia al PRI Pablo Salazar

Los gobiernos de tecnócratas se iniciaron en México con Miguel de la Madrid. El ex presidente no se distingue por su capacidad para hacer política. Se afirma ųy muchos lo constatanų que dejó ese quehacer en Los Pinos al supersecretario privado Emilio Gamboa Patrón, con algunos amigos y miembros del gabinete, muy especialmente Carlos Salinas de Gortari. Algo por el estilo estamos viviendo en este sexenio de fin de siglo.

Hace unos días, De la Madrid presentó su libro El ejercicio de las facultades presidenciales. Por el título, uno podría imaginar que aborda el tema de moda, la sucesión del 2000 o lo divertido de ser presidente de la República. Quizá por ello alguien preguntó al ex mandatario qué opinaba sobre la presumible intención del presidente Zedillo de eludir la decisión de su sucesor.

"Pues a ver cómo le va...", comentó escuetamente De la Madrid.

Nadie cree que Zedillo vaya a quedarse sin opinar. Y para muestra está el chistorete que se echó el viernes pasado en Campeche. Conociéndolo, es seguro que preparó la broma sobre los candados del PRI y utilizó como patiño al secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente. No es la primera vez que el Presidente hace bromitas a los hombres de su equipo. Y como el que se lleva se aguanta, ese mismo día en el CEN del PRI le respondieron en seco: "La reforma de los estatutos no depende de un solo hombre". El viernes, el secretario general Carlos Rojas fue por demás claro: "Sólo fue una broma de carnaval".

 

El chistesito y la severa respuesta del PRI puso en evidencia al Presidente. El doctor Zedillo no conoce los estatutos del partido que lo llevó al poder. La diligencia de su secretario particular, Liévano Sáenz, para atender los asuntos políticos, también

falló. Liévano sabe cómo se hace grilla en el PRI. Allí trabajó como secretario de prensa en los tiempos de Colosio. Por supuesto que ha leído los estatutos que se reformaron a fondo en la 14 asamblea que organizó Colosio y las enmiendas que hizo la 16, cuando se incluyeron los famosos candados. Liévano Sáenz recuerda bien aquel episodio que le costó el puesto a Santiago Oñate. Me cuenta un testigo presencial que cuando le informaron a Zedillo de la reforma estatutaria habría dicho: "Esos (&#*$%*&) del PRI no quieren que otro como yo llegue a la Presidencia". ƑSerá?

Ni habrá asamblea antes de noviembre ni se abrirán los candados. Un priísta irredento asegura que hoy, como en el pasado, "el PRI tiene que actuar con sabiduría... en política no hay medicinas generales", y la receta para salvar la elección del candidato presidencial ya está dada en los actuales estatutos de ese partido. El Consejo Político tiene plenas facultades para armar todo el tinglado. El 4 de marzo se darán a conocer las reglas. Luego se designará al operador de las mismas, un político de nivel ųpor supuestoų que trabaje conjuntamente con el nuevo secretario de Gobernación, Liévano Sáenz, el hombre que por decisión u omisión presidencial este sexenio ha realizado en nombre de Zedillo el quehacer político desde Los Pinos.

 

Si los priístas, que se las sabían de todas todas, andan hechos bolas, en los otros partidos la situación no es muy diferente. Los panistas también renuevan dirigencia en las próximas semanas. El senador García Cervantes lleva más puntos a su favor. La convención está más que ganada, dicen. Y se advierte que en el PAN hay consenso en cuanto al candidato presidencial. Vicente Fox va en caballo de hacienda con la seguridad de que no tiene contrincante enfrente. Decía Margaret Tatcher que "cuando hay consenso no hay liderazgo".

 

Los perredistas inician un proceso interno que, si no amarran todos los hilos, pueden salir muy desgastados. Este fin de semana se ins-

 

nuel López Obrador en la presidencia de ese partido. En realidad sólo tres tienen posibilidades de dar la pelea: Jesús Ortega, Rosa Albina Garavito y Amalia García. Los candidatos y sus equipos tienen hasta el 22 de febrero para hacer alianzas y coaliciones. El 14 de marzo son las elecciones internas, que costarán al PRD unos 10 millones de pesos. Se pretende instalar de 8 mil a 12 mil mesas de votación en mil 400 municipios del país. Hasta ayer, ni López Obrador, que terminará su gestión con un liderazgo interno muy fuerte, ni Cuauhtémoc Cárdenas habían dado su apoyo abiertamente a alguno de los candidatos. Dentro del perredismo se advierte que antes de la elección habrá descartes. Está más que cantada la unión de Garavito y Saucedo. Es muy posible que juntos convenzan a Amalia García de hacer la triple alianza para enfrentar la fuerza de Jesús Ortega, quien hasta ahora ha mostrado tener una mayor presencia a nivel nacional y está bien posicionado dentro y fuera del partido del sol, azteca por su trabajo político como secretario general del CEN de López Obrador.

 

Y como a río revuelto hay ganancia de pescadores, Pablo Salazar Mendiguchía anuncia hoy domingo que se va del partido que lo inició en la política y lo hizo ganar un escaño en el Senado. El acto será en su tierra natal, en la comunidad de Soyalhó, allá por los altos de Chiapas. Salazar sale del PRI y con el apoyo de ex cenecistas de la región y de la CIOAC intentará ser pieza clave en el cambio de la dirigencia del PRD chiapaneco, que se decide en mayo. En el 2000 buscará la gubernatura con las siglas del sol azteca. Salazar no va solo, por supuesto. También tiene aspiraciones el diputado Carlos Morales (ex priísta) que, como el senador, hace campaña desde la Cocopa.