n Hablan los ganadores de concursos literarios auspiciados por Segob e INBA
Vivir dentro de la cárcel, condición
para describir la geografía del dolor
n Grandes escritores como Fedor Dostoievski y José Revueltas conocieron sus horrores
Angel Vargas/ II y última n ''El Reclusorio Preventivo Norte de la ciudad de México fue una de las muchas estaciones que Miguel conoció durante el viacrucis carcelario en que terminó por convertirse su vida. En los años de exilio había tenido que volver a usar máscara, a ocultar su verdadera identidad, pero cuando al fin lo descubrieron, nadie pareció ser capaz de apreciar en su rostro el resplandor de redención del neomesías cheguevariano. Así que nada evitó que el primer día en cana le quitaran sus botas, lo pusieran a limpiar unos baños infectos y nauseabundos, le vaciaran los bolsillos de monedas y cigarros, le robaran la cobija y la camisa cuando entró a los baños, le pegaran por ser extranjero, por ser terrorista y por ser puto..."
Para hablar de la prisión no hay de otra más que vivirla. Cuando menos eso consideran Enrique Aranda Ochoa, Manuel Quintáns Lopes y Samuel Hernández Mesinas, ganadores de un par de certámenes literarios dirigidos a los internos del sistema penitenciario federal: el de poesía Salvador Díaz Mirón y el de cuento José Revueltas, que son convocados por la Secretaría de Gobernación (Segob), en colaboración con el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Encontrarse, por vez primera en la cárcel, impacta. Atrás queda esa serie de imágenes que acerca de ella se pintan en la literatura, la televisión, el cine, la radio o las simples pláticas. Cuando los ojos se topan con los imponentes muros y el cuerpo todo siente la ebullición de cientos de ansias de libertad limitadas, uno se sabe en el mundo real. La ficción se ha quedado allá afuera.
Rostros anónimos deambulan por los pasillos. šCuántas historias no guardarán! Pero el silencio, en ese sentido, parece ser un color más que se suma al beige, azul o gris que visten los reclusos. Esta, es una realidad regida por otras normas, por otros tiempos y otros espacios.
Eludir el victimismo
A manera de resumen, se puede decir que el gallego Manuel Quintáns espera desde hace seis meses la resolución del proceso de extradición que el gobierno español solicitó a México, por el delito de terrorismo; mientras que Enrique Aranda cumple los primeros dos y medio años, de una sentencia de medio siglo, por el presunto secuestro de Lorena Pérez Jácome, y Samuel Hernández está a unos meses de llegar a 50 por ciento de su condena, que es de cinco años tres días por el presunto robo a un taxista.
Autodefinido como un ''grupo de verdaderos amigos" consagrados a la letras, en la medida que las ''situaciones límite" que ahora viven se los permiten, este trío tiene la certeza de que la literatura sobre la cárcel siempre parece insuficiente y que generalmente no refleja cómo es la realidad: ''Para describir su tesitura, se tiene que vivir aquí adentro; no hay de otra..."
Quizá por esa convicción, Manuel ųde cuyo cuento El hombre araña ataca de nuevo se usó un fragmento para comenzar esta notaų considere un enorme reto lograr reproducir la atmósfera interna y externa del presidiario: ''Escribir sobre la cárcel no es nada fácil, pues muchas veces caemos en una especie de victimismo, en querer plasmar un grito de desesperado socorro. El esfuerzo consiste en distanciarse, a lo mejor a través del humor o la ironía, para que los otros no perciban el escrito como un grito de auxilio".
Y Samuel no duda en subrayar que la honestidad es un rasgo que caracteriza a la literatura carcelaria: ''Grandes escritores han pasado por la prisión, como Fedor Dostoievski y José Revueltas, y en todos ellos se ve la particularidad de decir las cosas desde adentro, como se ven, se sienten y se perciben, pues es algo que está arrancado del dolor humano más profundo.
''Aquí la sensibilidad se agudiza, todas las realidades son posibles. Por eso me decidí a escribir, nunca con la idea de hacerme el sufrido ni de pedir ayuda, sino simplemente de contar la realidad en la que estamos metidos todos en este lugar".
Ambos presos, ganadores del primero y segundo lugares de cuento, respectivamente, apuntan que sus escritos no fueron concebidos a manera de denuncia y que no obstante que muchas de las situaciones por ellos descritas parecen inimaginables, sí existen.
''Mi cuento dice realmente lo que sucede aquí. Tal vez es cierto que la realidad, en un momento dado, parece ficción, y tal vez allá afuera podrán pensar que realmente se trata de ficción, pues todo aquel que lee mi texto lo identifica con una película sobre la cárcel; pero ninguna de las situaciones que narro es ajena a ella ni es inventada por mí. De hecho, es como acelerar una vida y darle final, un final que uno ve a diario", señala Samuel, autor del cuento Día de visita.
Agrega: ''Pude haber contado que en la explanada un señor mató a su esposa en un día de visita o que a alguien le dieron una puñalada en el corazón, y es que así es la vida en este sitio; no podemos negarla ni mentir. Al igual que Manuel, pensé que escribir esto podría tener alguna repercusión y perjudicarme, pero la necesidad de explicarme me llevó a que no me importara eso, a que no lo tomara en cuenta".
Surgido una noche de insomnio, en una celda con 17 personas hacinadas, donde el único lugar posible para sentarse era un excusado, Día de visita refiere situaciones de poder y prepotencia entre los reclusos y de tráfico interno de drogas. Conforme transcurre la historia, uno puede percibir cómo su autor exterioriza lo que significa su encierro: estar privado de todo, hasta de soñar e imaginar.
Al respecto, dice Samuel: ''Yo estoy encerrado aunque digan que la mente es libre, pues la libertad de mi mente llega hasta las bardas que rodean este lugar; no puedo imaginar otra situación, porque no existe.
''No puedo decir que soy libre porque no es cierto, porque mi pensamiento está ceñido a esta cotidianidad. Uno está castrado de soñar e imaginar situaciones que, aunque se deseen, no se pueden dar".
Purificar el sufrimiento
Para Enrique, la literatura y la política son indisociables. De ahí su afirmación de que ''el impulso creativo surge del afán de corregir al mundo, máxime en un lugar como éste (la prisión)".
Su poema Melancolía, primer lugar del concurso Díaz Mirón, refleja tal manera de pensar. Acerca de su creación explica: ''Es un poema dividido en tres partes. Se basa en la esoteria alquímica y en el famoso grabado de Durero, Melancolía. La primera parte se llama Nigredo y se refiere a la materia prima tosca, en este caso concreto, al dolor y al sufrimiento purificado de la cárcel.
''La segunda parte se llama Albedo. Curiosamente, como decía Canek, el hombre es más libre cuando está rodeado de rejas, y Albedo habla de toda esta parte exultante de la iluminación que se encuentra en el interior de una persona, básicamente a través del conocimiento y la meditación. Y la tercera, Rubedo, se refiere al panorama apocalíptico de nuestro país, en donde retomo profecías del mundo mesoamericano con algunas manifestaciones de la actualidad, desde la guerrilla zapatista hasta el volcán despierto."
El también autor de la antinovela Diario de agonía, aún inédita, y de los libros técnicos La amnesia y psicología de la memoria y del olvido y Las memorias colectivas reconoce el denso sentido crítico de su poema y enfatiza que al escribir no tiene consideraciones ni con él ni con el lector, que no es complaciente. ''En este sentido, mi literatura refleja más un proceso interno de síntesis y de individualización, es decir, de crecimiento, más que querer comunicar algo".
Acerca de El hombre araña ataca de nuevo, primer lugar del premio Revueltas, su autor, Manuel, plática que se trata de una historia que tenía varios años de rondarle por la mente. Aunque no es un texto autobiográfico, explica, el desarrollo de la trama me llevó a contar episodios de mis estancias en la cárcel en España y en México: ''En mi cuento hay una reflexión y una autocrítica que son, incluso, un poco duras en algunas cuestiones políticas de mi propia experiencia; pero no refleja, en sentido estricto, lo que ha sido mi vida".
Desde hace cuatro años, las obras ganadoras de los concursos literarios Revueltas y Díaz Mirón son coeditadas por el INBA y la Segob. Según el CNCA, en la más reciente edición participaron mil 197 trabajos de 555 internos de los 109 centros penitenciarios, 864 de poesía y 333 en narrativa. Los tres primeros lugares en cada género se hicieron acreedores a 10 mil, 9 mil y 8 mil pesos, respectivamente.
Mientras las autoridades determinan la fecha para entregar los premios, los entrevistados continúan con su vida en el Reclusorio Norte.
Crisol de la sociedad
Aranda, quien dedica el premio a todos los prisioneros políticos del mundo, vislumbra un ''horizonte esperanzador" ųconfía en el cambio del sistema político mexicano, en caso de que Cuauhtémoc Cárdenas logre la Presidenciaų y dice que no ha agotado todas sus instancias jurídicas, pues sólo espera ''circunstancias políticas más favorables".
Quintáns, con tranquilidad, espera el desenlace de su situación: ''Igual en un mes salgo a la calle que dentro de 10 años estoy pagando una condena monumental en España". De lo que sí tiene certeza es de que ''esta es la última", pues ''saliendo de aquí habré terminado mi servicio militar en el ejército gallego y volveré licenciado a mi tierra o a México. Sea un año, sean diez". Dedica su primer lugar al director del diario La voz de Michoacán, Miguel Medina Robles, donde aún colabora como articulista.
Por último, Samuel Hernández manifiesta su amplio deseo de regresar a la universidad y ''desde ahí abrirle los ojos" a sus compañeros universitarios sobre la situación que afronta México.
Solicitando a Cárdenas que, en su condición de jefe de gobierno del DF, conteste una solicitud de indulto que le fue enviada a finales del año pasado, concluye Samuel: ''Esta cárcel y las demás resumen lo que está pasando en el país. La sociedad está aquí bien mostrada, pero allá afuera parece que lo ignoran, sobre todo el sector estudiantil. Creo que éste está muy dolido y sentido ante los cambios que se suscitan; no ha despertado y necesita hacerlo. Los estudiantes deben escuchar el testimonio de los que vivimos en este crisol de la sociedad".