n Miguel Barbachano Ponce n
Cine alemán
La razón de este repaso se debe a que hoy inicia la versión 49 de la Internationale Filmfestspiele Berline en cuyo contexto participarán los cineastas franceses Bertrand Tavernier y Claude Chabrol, con sus dos recientes películas Ca commence aujorud'hui (Comenzó hoy) y Au couleur du mensoge (El color de las mentiras), respectivamente. Competirá también el español Fernando Trueba con La niña de tus ojos, que relata la historia de un equipo cinematográfico español que en 1938, durante el auge del nazismo, acude a la capital alemana a rodar una película.
No adelantemos vísperas y señalemos que el cine alemán, en décadas pasadas (sexta y séptima) fue considerado por la crítica mundial ''de alta ansiedad existencial". ƑPor qué?, nos preguntamos. Porque surgió de los clamores de la rebelión estudiantil de los años sesenta (Rudi Dutschke), de las cenizas del ''viejo cine de papá" plagado de musicales y comedias inoperantes y de los impulsos de la Nouvelle Vague francesa (Truffaut, Godard, Rohmer) y de los trabajos de autores alemanes como Peter Weiss (dramaturgo), Günter Grass y Heinrich Böll (novelistas).
Cine que irrumpió en la vida de la Alemania Federal, mediante el manifiesto de Oberthausen elaborado por 26 cineastas e iluminó durante los años setenta las pantallas con las creaciones de Jean Marie Straub, Alexander Kluge, Volker Schlondorff, Werner Herzog, Hans Jürgen Syberberg, Wim Wenders, Rainer Werner Fassbinder. ƑSe acuerda usted de ellos?
Acerquémonos en una inicial instancia a Straub, quien fue el primero en plasmar en el celuloide aquel espíritu renovador en 1965 con No reconciliados, adaptación de la novela Billar a las nueve y media, de Böll. Después (años 66 y 68) tensarían aquel movimiento Kluge y Herzog con Una muchacha sin historia y Signos de vida, respectivamente. Meses más tarde, Straub recreó en los fotogramas la existencia de Anna Magdalena Bach, segunda esposa del famoso músico. Entretanto, Kluge ųabogado, novelista, cineasta, fundador del Kuratorium Junger Deutscher Filmų realizaría Los artistas bajo la carpa del circo: perplejos, filme que obtuvo en 1968 el León de Oro de Venecia, premio máximo de aquel tiempo y que vino a sancionar ante los ojos del mundo el renacer germano.
Renacimiento que vino a cumplirse con los trabajos de Schlondorff, creador de dos documentos sociológicos a propósito de los adolescentes; uno, adaptación de la novela de Robert Musil, El joven Torless, que describe una pensión para jóvenes y viene a ser premonitorio de la oscura noche del nazismo; el otro, Asesinato y homicidio, que recrea el rostro gesticulante de ciertos adolescentes de la posguerra. Posteriormente, Schlondorff rodó La repentina riqueza de los pobres de Kombach y El tambor de hojalata, la simbólica narración articulada por Grass acerca de un niño que decide a los tres años dejar de crecer. También Herzog realizó en aquella séptima década decisivas aportaciones que recrearon la existencia del ser humano: unas veces el heroísmo Aguirre, la ira de Dios (sin duda la mejor actuación de Klaus Kinski en toda su carrera), otras, la enfermedad: El enigma de Kaspar Hauser, otras la fantasía y el terror: remake del Nosferatu, de Murnau; otras, la mediocridad: Woyzeck.
Si Herzog fue considerado el místico del cine alemán de aquel entonces, Syberberg fue el personaje más original y sus cuatro obras sobre los mitos ideológicos que estremecieron a los alemanes aún son memorables, sobre todo Hitler, un film de Alemania (1977). ƑY qué decir a propósito de Wenders, todavía considerado uno de los diez mejores directores de nuestro tiempo terminal? ƑQue es capaz de estructurar la agonía del viejo humanismo europeo (Las alas del deseo) y de reflexionar sobre las cambiantes posibilidades narrativas de la imagen (París-Texas).
Para terminar, recogemos una decisiva frase cantada por Janis Joplin durante el epílogo de Berlin Alexanderplatz, de Fassbinder, que dice: ''Libertad es sólo una palabra más para aquellos que no tenemos nada que perder".