n CLASE POLITICA Ť Miguel Angel Rivera

Avanzado el recuento de los votos, quedó para el PRI y el gobierno el peor de los escenarios posibles: una nueva derrota ante un precandidato desechado y un conflicto poselectoral en puerta.

Lo peor de todo es que las elecciones internas ya no son un medio para legitimar a los candidatos del tricolor y lejos de fortalecer han generado divisiones internas.

En Baja California Sur, Leonel Cota Montaño perdió en el proceso interno del Revolucionario Institucional, pero se quejó de fraude en su contra y por ello se pasó a la oposición, donde fue acogido por la alianza PRD-PT, que alcanzó así un nuevo triunfo, como ya había sucedido en Zacatecas y Tlaxcala.

Por otra parte, no se debe olvidar que lo sucedido el domingo en la parte meridional de Baja California es continuación de lo ocurrido hace seis años, cuando entonces sí inesperadamente, el tricolor sufrió severos reveses y apenas logró rescatar la gubernatura para su candidato, el ahora gobernador saliente, Guillermo Mercado Romero.

En Guerrero, los seguidores de los precandidatos priístas derrotados también se quejaron de prácticas irregulares para favorecer a quien finalmente resultó triunfador, el ex alcalde de Acapulco y ex diputado federal, René Juárez Cisneros, quien así llegó debilitado al enfrentamiento contra el perredista Félix Salgado Macedonio.

La conclusión inmediata sería que no basta ya la consulta interna para asegurar el triunfo de los candidatos del PRI. Se requiere, además, que los procesos sean limpios, absolutamente confiables y, sobre todo, absoluto respeto para los todos los precandidatos, pues cualquier indicio de manipulación genera severas reacciones en contra.

La cosecha

En lo que parece la búsqueda de nuevos métodos que eviten fricciones y divisiones internas, la dirigencia del PRI se decidió por una candidatura ''de unidad'' en Nayarit, donde los otros precandidatos declinaron a favor de Lucas Vallarta... Por desgracia para el partido en el gobierno, siempre quedan sombras de duda en torno a sus mecanismos internos. Por ejemplo, se sospecha que en Nayarit la decisión de los aspirantes a la gubernatura se debió a presiones del autoritario gobernador saliente y líder estatal de la CTM, Rigoberto Ochoa Zaragoza... Lo cierto es que ese estado requería un tratamiento especial, pues allí el rico empresario ųex secretario de Finanzas del gobierno estatal por dos periodos consecutivosų Antonio Chavarría logró una inusitada unidad en torno a su candidatura ųel PAN se sumó a PRD y PTų, algo que no materializó ni el prestigio personal del periodista Miguel Angel Granados Chapa, quien intentó lo mismo en Hidalgo, pero sólo consiguió el respaldo de perredistas y petistas y, a diferencia de sus compañeros de Zacatecas, Tlaxcala y BCS, está rezagado en las encuestas frente a los abanderados del tricolor, Manuel Angel Núñez, y del PAN, Francisco Javier Berganza... Por cierto, Núñez Soto se sumó al clamor de sus compañeros que consideran indispensable que la dirigencia priísta establezca con claridad tiempos y procedimientos ųsobre todo un marco que asegure la equidadų para la elección de su candidato presidencial. Pero a diferencia de muchos de sus correligionarios, tal vez porque él mismo padeció las divisiones durante el proceso de elecciones internas, el candidato a gobernador de Hidalgo considera más conveniente escoger un sistema de elección indirecta...

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