n Las privatizaciones propiciaron el enriquecimiento de grupos empresariales


El pago de la deuda externa agotó al Fondo de Contingencia

n El costo financiero del débito público ha ido en ascenso, reportan la SHCP, INEGI y Banamex

Antonio Castellanos n Con menos empresas para ''adelgazar'' su presupuesto, sin bancos y con sólo mil 216 millones de nuevos pesos en el Fondo de Contingencia, concluyó el proceso privatizador en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, sin un resultado alentador, porque desde 1993 existían signos de incompetencia de los particulares para manejar los bancos, y la crisis del sistema financiero originó más pobreza, más desempleo y mayor concentración de la riqueza.

Al fracaso de la reprivatización de la banca ųel Estado tuvo que inyectarle recursosų, se sumó el problema de las carreteras concesionadas al sector privado, que fueron regresadas al gobierno federal, y ahora se proyecta la privatización del sector eléctrico, que ha provocado el rechazo de partidos de oposición, analistas, intelectuales y algunas organizaciones sindicales, como la de electricistas.

Los recursos ciertamente se utilizaron, en su mayoría, para pagar deuda, pero la pesada carga de ésta no se resolvió, y después de la devaluación del peso en diciembre de 1994, la situación se agravó y el gobierno tuvo que solicitar a Estados Unidos, en febrero de 1995, apoyos crediticios hasta por 20 mil millones de dólares ,para pagar los llamados Tesobonos, de acuerdo con cifras oficiales.

Según los indicadores de la Secretaría de Hacienda se amortizó deuda pública por 57 mil 679.4 millones de nuevos pesos, y 2 mil 372.8 millones se aplicaron a la liquidación de acciones del Banco de México en el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), que luego se convirtió en el principal lastre de la economía, el cual se pagará con recursos fiscales por una cantidad superior a los 609 mil millones de pesos.

Hasta el cierre de 1993, los ingresos del Fondo de Contingencia Económica ,constituido en 1990 con los recursos no recurrentes provenientes de la desincorporación de las empresas del Estado, ascendían a 63 mil 450.6 millones de nuevos pesos. 38 mil 961.4 fueron por la desincorporación bancaria, 17 mil 553 por la venta de Teléfonos de México, 4 mil 916.6 por la venta del resto de las empresas, y 2 mil 19.3 millones de nuevos pesos a los intereses.

En el libro blanco correspondiente, el proceso de desincorporación de las entidades paraestatales durante el gobierno salinista fue presentado como ''una de las acciones más relevantes de la presente administración'', sin considerar que ya se habían destinado recursos al Fobaproa, cuya legalización generó discusiones durante casi todo 1998. Aparecieron fraudes, créditos cruzados ųotorgados sin garantíaų, autopréstamos, que todavía no se aclaran.

La pobreza, el mayor reto

La crisis se agudizó y el 17 diciembre de 1997, al despedirse como secretario de Hacienda para convertirse en gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz aceptó: ''El mayor reto que tenemos en este país, sin duda, es la pobreza, la mala distribución del ingreso, la falta de oportunidades, las desigualdades a escala regional y sectorial''.

El camino de la privatización de las empresas del Estado, como se evidencia, no ha resuelto los principales problemas del país, y en cambio ha propiciado el enriquecimiento de los grupos empresariales. El capital contable de las empresas que encabezan los 100 hombres más ricos de México rebasó los 600 mil millones de pesos en 1997. Los indicadores del Grupo Expansión de ese año destacan que los activos de esas empresas ascendieron a un billón 752 mil millones, alrededor de 55 por ciento del producto interno bruto de ese año.

Entre ellos se encuentran quienes participaron en las privatizaciones de Teléfonos de México y de los grandes grupos financieros como Banamex, Carlos Slim Helú, Roberto Hernández y Alfredo Harp Helú.

El costo financiero de la deuda pública, según indicadores del Banco de México, la Secretaría de Hacienda, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática y el Grupo Financiero Banamex, ha ido en ascenso, y ello explica que los recursos que a esa partida se destinan sean insuficientes.

Para 1993, fue de 33 mil 333 millones de pesos; en 1994, de 32 mil 920; en 1995, de 84 mil 769; en 1996, de 110 mil 463; en 1997, de 129 mil 596, y para el presente año el costo financiero de la deuda será de 185 mil 959 millones de pesos, de acuerdo con el presupuesto de egresos aprobado en diciembre.

En 1988, de acuerdo con el libro blanco, el universo de entidades paraestatales era de 657, y para el cierre de diciembre de 1993, se concluyó los procesos de desincorporación de 399 empresas. Quedaron 258, y el producto de la venta de aquéllas no atenuó la pesada carga de la deuda externa neta, que fue de 76 mil 889.9 millones de dólares, a fines de diciembre de 1994.

Ello significó un aumento de 295 millones de dólares, con relación al monto registrado hasta septiembre. El 70.9 por ciento correspondió al gobierno federal; 14.1 por ciento a empresas controladas y no controladas presupuestalmente, y 15 por ciento a la banca de desarrollo y fideicomisos de fomento.