El 26 de enero, el Banco de México presentó el Programa Monetario para 1999. Fiel a su propósito como organismo autónomo, para Banxico el objetivo fundamental de la política monetaria es ``contribuir a la reducción de la inflación'', ya que ``el aumento persistente y errático de los precios produce consecuencias muy perjudiciales... sobre el crecimiento económico, la distribución del ingreso y el poder adquisitivo de los salarios''. (Banco de México. Política monetaria, programa para 1999, p. 9.)
Así señalado el propósito entero de la política monetaria, así como de los instrumentos de los que dispone, se concentra exclusivamente en la inflación; por ello, los comentarios que se han venido haciendo discuten si la meta propuesta es alcanzable. Los representantes empresariales, prácticamente de manera unánime, han señalado que el 13 por ciento no es alcanzable y que, en consecuencia, puede incurrirse en excesos para lograr seis incrementos de precios.
No es, sin embargo, éste el único asunto a discutir. Como en la evaluación de cualquier otro aspecto de política económica, la que es esencial en la formulación de las acciones a desarrollar en el ejercicio siguiente, la política monetaria tiene que responder a dos cuestiones centrales: ¿cómo afecta al sistema económico? y ¿qué tan efectivo es para alcanzar sus objetivos?
La política monetaria al actuar sobre la base monetaria, es decir, la cantidad de monedas, billetes, cuentas de cheques y activos financieros líquidos (el llamado cuasi-dinero), afecta el funcionamiento de la economía; las políticas restrictivas, que retiran dinero de la circulación, impactan directamente algunas variables e, indirectamente, otras; de modo tal que finalmente se reduce el producto y, en consecuencia, el ingreso nacional y el de las familias.
Durante 1998 se presentaron diversos eventos que incidieron negativamente sobre nuestra economía: la inestabilidad de los mercados financieros internacionales; la caída en el precio del petróleo y el deterioro general de los términos de intercambio; depreciación del tipo de cambio; aumento en precios sujetos a control; incremento de los precios de frutas y legumbres, derivado de factores climáticos. Frente a estos ``choques inflacionarios'', que según Banco de México modifican las expectativas inflacionarias, se restringió progresivamente la política monetaria, actuando sobre ``la generación de excesos de oferta de dinero''.
Para combatir estos ``excesos'' se instrumentó el ``corto'', el cual tuvo que aumentarse seis veces en el año. El ``corto'' constituye una operación de mercado abierto que retira dinero y, de inmediato, encarece el costo del fondeo de los bancos; al retirar oferta monetaria del mercado de dinero, al que acuden todos los intermediarios financieros a vender y comprar dinero, dependiendo de si cuentan con sobrantes o si los requieren para completar su posición, evidentemente se incrementa el ``premio'' solicitado por los vendedores. De esta manera, al aumentar el fondeo, aumentan las tasas de interés activas; así, en respuesta a los ``cortos'', los deudores tuvieron un incremento que duplicó el costo del crédito.
Naturalmente, esto ha provocado que la cartera vencida se incremente nuevamente, lo que afecta a los bancos; pero, en tiempos de ``cortos'', las áreas proveedoras de utilidades en las instituciones bancarias son las Mesas de Dinero, que operan inversiones en papeles, mientras que las áreas de crédito languidecen. Así, a nivel agregado, se paralizan las nuevas inversiones y, por ello, se desestimula el producto. Para Banco de México es mejor esto que tener más inflación; pero, nos atenemos al criterio de si la política monetaria logra sus objetivos, es evidente que no lo logra; en 1998, la meta fue de 12 por ciento y terminamos con un 18.6 por ciento. Banxico anota que de no haber restringido la oferta monetaria, los precios hubieran crecido más; pero lo que no dice es que sin la aplicación de los ``cortos'' las tasas de interés hubieran aumentado menos.
Así las cosas, Banco de México solamente al final de este documento, señala en nueve renglones que hay otra posibilidad de acción para sus mismos propósitos: los depósitos obligatorios de los bancos en el banco central, el ``encaje legal''; pero, esto sería afectar el funcionamiento del mercado y de la expansión crediticia, lo que constituye una herejía, un regreso al pasado.
La aplicación del ``encaje'' reduciría los fondos prestables de cada banco, en la misma proporción, por lo que la tasa de fondeo se mantendría constante; de este modo, los acreditados no sufrirían ningún incremento en el costo del servicio de su deuda. Por ello, el impacto sería muy diferente al del ``corto'', aunque en ambos casos reduciría la liquidez de la economía; el propósito antiinflacionario se cumpliría ``reprimiendo'' la expansión crediticia. Banco de México lo desecha con facilidad; no importa que el costo fuera menor, finalmente ellos no lo pagan.