n Se oponen a la privatización; podrían perderse 30 mil plazas, advierten
Petroleros disidentes crean alianza para demandar democracia sindical
n Cláusula de exclusión, corporativismo y represalias, entre los obstáculos que deberán enfrentar
Fabiola Martínez n Empleados de Pemex que forman parte de al menos diez corrientes disidentes de igual número de secciones sindicales constituyeron ayer la Alianza Nacional Democrática de Trabajadores Petroleros para exigir la democratización de este gremio y rechazar la ''privatización'' de Pemex, especialmente de las filiales de Petroquímica.
Con la desincorporación de ese sector, aseguran, en los próximos meses podrían perderse alrededor de 30 mil plazas, es decir, un tercio de la plantilla total de base afiliada al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), cuya membresía ha disminuido en los últimos siete años de 200 mil a poco menos de 100 mil empleados.
Los integrantes de la alianza --encabezados por Julio César Rodríguez (sección 11), Pedro Miranda (sección 35) y José Othón Hernández (sección 10), entre otros-- provienen de diversos grupos opositores a la dirigencia nacional del STPRM, central obrera que desde 1993 liderea el senador priísta Carlos Romero Deschamps.
En noviembre de 1997, cuando trabajadores y organizaciones no gubernamentales denunciaron y documentaron violaciones de los estatutos y de las leyes laborales (especialmente en las elecciones de Tula, Hidalgo), corrientes opositoras como el Frente Democrático Sindical, la Unión de Petroleros Libres y los grupos Renovador, Unificador Democrático y Nueva Cultura Laboral, entre otros, empezaron a promover esta alianza.
''En el gremio petrolero existe una inconformidad generalizada por la antidemocracia y la pérdida constante de materia de trabajo; sin embargo, el enojo es pasivo, es decir, vivimos en una cultura del terror, del miedo, del gangsterismo y de acciones inquisitoriales que nos han inculcado nuestros líderes.
''Pocos nos atrevemos a protestar porque sabemos que están en riesgo nuestro empleo, integridad física e incluso la libertad'', señala Julio César Rodríguez, presidente de la mesa directiva de la naciente alianza.
En su proclama, esta organización afirma que el sindicato petrolero está ''maniatado'' por las actitudes ''deshonestas, antinacionalistas e incluso partidistas de quienes ejercen el poder (...) estos intereses han desviado el espíritu original del verdadero sindicalismo, en perjuicio de su capacidad de negociación en beneficio de los trabajadores''.
La dirigencia nacional del STPRM y los líderes de las 36 secciones --incondicionales de Romero Deschamps-- consideran que los grupos disidentes, incluido el Movimiento Nacional Petrolero, que encabeza Hebraicaz Vázquez, son ''promotores de desobediencia'' y representan a un ''pequeño grupo de inconformes, indisciplinados o perdedores''.
En los estatutos del STPRM sigue vigente la llamada cláusula de exclusión, que permite al sindicato disciplinar a cualquiera de sus miembros mediante la suspensión del empleo. Las cláusulas 32 y 33 estipulan que los trabajadores que decidan separarse de su organización gremial serán despedidos si la dirigencia así lo decide, sin responsabilidad alguna para el patrón.
El capítulo 4, título quinto de los estatutos, referente a las votaciones, señala que los trabajadores pueden expresar su voluntad a mano alzada mediante plebiscito, votación nominal y escrutinio; sin embargo, en las últimas dos opciones el votante debe identificarse ante la dirigencia sindical, lo que anula las posibilidades de una alternancia legítima a través del voto universal, directo y secreto, señalaron los integrantes de la alianza.
Contra lo dispuesto en normas nacionales e internacionales, el estatuto del sindicato petrolero también viola la libertad de los trabajadores al imponer al gremio una afiliación política. En el capítulo 2, artículo 7, se declara:
''El STPRM reconoce como único instrumento legítimo para participar en la vida política del país su abierta y decidida afiliación al Partido Revolucionario Institucional por ser éste representativo del pensamiento revolucionario, y afirma su carácter de miembro leal y convencido de la Confederación de Trabajadores de México.''
Además de dar a conocer su declaración de principios y sus ''tácticas de lucha'', los grupos opositores --constituidos en asociación civil ante la imposibilidad estatutaria de crear un sindicato alterno que pudiera demandar la titularidad del contrato colectivo-- aseguraron que existen múltiples ''señales'' de la concesión de diversas áreas a la iniciativa privada y del ''arreglo de las condiciones laborales entre el sindicato y empresas a espaldas de la base trabajadora''.
Un ejemplo de lo anterior, afirmaron, es el contrato colectivo de trabajo celebrado en 1997 entre Petroquímica Morelos SA de CV (productora de 40 por ciento del etileno del país) y el STPRM. Este documento no se ha distribuido entre los 3 mil 500 trabajadores de base de este complejo. De hecho, aseguraron los integrantes de la alianza, ''fue necesario utilizar la simpatía de algunos compañeros para que se pudiera filtrar el contrato que, aunque debiera ser público, hasta ahora se revisa en secreto''.
Este contrato, señala la cláusula 186, sustituye a todos los anteriores. Entró en vigor el primero de agosto de 1997 y se revisó en términos salariales en diciembre de 1998; ''sin embargo, eso sólo lo sabían los firmantes, la base no'', agregaron.