Luis Javier Garrido
El forcejeo

La sorda pugna en los medios de comunicación entre las plumas de Carlos Salinas de Gortari, empeñado en tratar de demostrar que la sentencia a Raúl no fue conforme a derecho, y un número significativo de opiniones en el otro sentido, no hace más que mostrar el poderío del salinismo.

1. La vanidad de Carlos Salinas le hizo creer, como en otras ocasiones, que se había cometido el ``crimen perfecto'', y ante las acusaciones a Raúl creyó poder mantener esa tesis. Con la complicidad de Mario Ruiz Massieu (quien odiaba al hermano asesinado) y la del dócil panista Antonio Lozano Gracia, quienes nunca investigaron nada, a) desaparecieron las declaraciones originales de los testigos, pagándoseles para invalidar cualquier nuevo testimonio, y b) se sembraron falsas evidencias, con la lógica de las malas novelas policiales inglesas en las que el criminal se autoacusa con pruebas burdas para que el detective piense que si la evidencia era falsa, la imputación del crimen también lo era. Los delitos de los Salinas han sido probados sin embargo en el mundo entero, y si permanecen impunes es porque Zedillo sigue encubriendo a Carlos en lo esencial.

2. La sentencia a Raúl ha sido recibida como shock también por políticos e intelectuales vinculados al poder, que la entienden como una condena a Carlos Salinas, que es imposible no participara de las actividades de su hermano, y por consiguiente a ellos mismos. De ahí que ahora busquen mistificar a Salinas y presentarlo como un gobernante cuya falla fue no frenar al hermano o como un ambicioso (El hombre que quiso ser Rey, según Televisa y Enrique Krauze), pero de ninguna manera como un criminal de Estado.

3. El abuso del poder de Carlos Salinas y de su familia, que llegó hasta un delirio criminal no conocido en la vida política de México al vincular a las instancias del Estado con el narcotráfico y el crimen organizado, y cometer múltiples crímenes, desde los homicidios políticos hasta la autoadjudicación de los bienes de la Nación, ha sido interpretado sin embargo de otras maneras. Así, Salinas se ha visto como un delincuente de Estado, como miembro de una mafia jefaturada por ``don Raúl'' (``el padrino''), o como un criminal psicópata, ávido de poder, que arrastró a muchos en su ambición, encontrándosele paralelos hasta con Ricardo III, el último rey medieval de Inglaterra (1452-1485), el loco y asesino personaje de uno de los dramas de Shakespeare (1597). Nadie se ha interrogado, sin embargo, si la criminalidad desenfrenada de los tecnócratas mexicanos es inherente a la aplicación de los programas neoliberales.

4. Por eso, cabe preguntarse si hubiesen podido aplicarse las políticas neoliberales sin la existencia de un grupo carente de escrúpulos para entregar los recursos del pueblo al exterior y configurar una nueva oligarquía asociada a las grandes trasnacionales, y si no es por eso el narco imprescindible en ese proceso.

5. La intención del gobierno de Zedillo parece, por otra parte, clara ante este forcejeo: al aceptar la sentencia condenatoria a Raúl Salinas, la burocracia política debería aprobar también la tesis de que hasta ahí se llegó en la sanción a los crímenes del grupo gobernante en el sexenio pasado. Raúl sería, en esa lógica, quien pagaría por los crímenes de su hermano y de la tecnocracia a la que ayudaría a lavar la imagen, así como al sistema político. La prensa norteamericana no escatima por eso en elogios a la decisión, señalando nada menos que ésta demuestra la independencia del Poder Judicial (The Washington Post, 25 de enero).

6. La sentencia, que quiérase o no es también una condena a Carlos Salinas, y que pronunciada en estas fechas no oculta que se busca tenerlo sosiego ante la sucesión presidencial, pone por otra parte de relieve: a) que los desacuerdos entre Salinas y Zedillo se siguen resolviendo en contra de los intereses de la Nación, en oscuras componendas, gracias a los amigos que ``puentean'' entre los dos (Córdoba, Warman, Chirinos, Farell); y b) que a pesar de todo subsiste entre ellos un acuerdo en lo fundamental: el que le permite al mismo grupo seguir usufructuando el poder.

7. ¿Por qué motivo Patricio Chirinos, amigo de Salinas, fue nombrado (27 de enero) al frente de Aeropuertos (ASA), empresa clave para el narco?

8. La prensa ha publicado una y otra vez que el cártel de Cali financió la campaña de Salinas en 1988 (Proceso 1160), pero soslaya que esa misma organización criminal asegura haber financiado también la campaña de Zedillo en 1994.

9. Tras la sentencia nada ha cambiado en lo esencial. Ernesto Zedillo podrá, es cierto, reclamar su derecho no escrito a imponerle candidato presidencial al PRI, pero hay cosas centrales que a muchos se les olvidan: el narcosistema de poder está incólume en México, los salinistas siguen ocupando los cargos claves en el aparato estatal y las grandes empresas del país, incluyendo a las que hace algunos años eran de la Nación, son ahora la propiedad privada de Carlos Salinas y de sus amigos. Y por si fuera poco, el proceso de entrega de los recursos del país al capital extranjero y al narcosistema se está acentuando avalado por el PRI y por el PAN, cuyo aspirante presidencial, el salinista Vicente Fox, es una pieza más de esa maquinaria.

10. Luego de los puertos y aeropuertos se pretende que vengan la energía eléctrica, la industria petrolera y hasta el Istmo, y ese es el desafío para los mexicanos: el modelo de país que queremos.