Carlos Bonfil
Rainer Simon: una retrospectiva

Uno de los principales atractivos de la pequeña retrospectiva del cineasta alemán Rainer Simon, que simultáneamente presentan el Centro Cultural Universitario y la Cineteca Nacional, es aproximar al cinéfilo mexicano a una de las trayectorias más venturosas y originales del cine de la República Democrática Alemana de los años setenta y ochenta. A su oficio de cineasta, Rainer Simon ha añadido en los últimos años la tarea de profesor y teórico de cine, en su país, pero también en Chile, Ecuador y Argentina. La primera sorpresa que reserva su cine, al explorarlo desde obras como Seis caminan por el mundo, 1971-72, y Till Eulenspiegel, 1973-74, hasta El dirigible, 1982, y La ascensión al Chimborazo, 1988-89, es la capacidad del director de manejar y combinar con agilidad los temas de la fidelidad al terruño (el heimat germánico) y el nomadismo existencial que culmina en el descubrimiento azorado de otras civilizaciones. En la Alemania anterior al derrumbe del socialismo real, Rainer Simon siempre expresó su convicción libertaria con humor y desenfado, en cintas que eran relecturas de cuentos fantásticos, en apariencia dirigidas a un público infantil, pero en realidad pensadas para aquel pueblo adulto que el autoritarismo político insistía en preservar en una edad de inocencia.

Seis caminan por el mundo maneja situaciones fantásticas y personajes arquetípicos en una historia inspirada en un cuento de los hermanos Grimm. Un soldado, interpretado por el actor y director checo Jiri Menzel (Los trenes rigurosamente vigilados, Alondras en un hilo), recorre ``el mundo'' acompañado de cinco camaradas: un Hombre Fuerte, capaz de derribar murallas con un estornudo, un Corredor, que en cámara rápida garantiza los mejores gags de la cinta, un Violinista, que con unos cuantos acordes disloca a un grupo de agresores, un Cazador, con una insólita puntería, y una joven que con un solo movimiento de su sombrero es capaz de alterar radicalmente la temperatura y burlar a un monarca déspota. Cada personaje y cada episodio de la cinta son una sorprendente anticipación metafórica de lo que sucedería en el bloque comunista dos décadas más tarde, desde la caída del Muro de Berlín hasta la desbandada de burócratas y policías secretas, como la siniestra Stasi, de Alemania oriental. Naturalmente, Simon elige un tono jocoso y una variedad de situaciones cómicas con ayuda de un reparto notable.

En El dirigible (Das Luftschiff), un diseñador alemán, pionero de la aviación, se descubre involucrado en la Guerra de España, y obligado por las circunstancias a participar en ella a lado de los falangistas. La saga de Franz-Xavier Stannebein ( Jorg Gudzun) se vuelve episodio casi cómico, revelador sin embargo de un singular dilema moral y político. ¿De qué manera, por que irónico azar, el hombre que pretende con su invención producir un bien para la humanidad termina involucrado en un proyecto de exterminio masivo, encaminándose de allí a la locura.

En La ascensión al Chimborazo (Die Besteigung des Chimborazo), Simon propone una aproximación a la juventud de Alexander von Humboldt en Europa, para luego abordar su célebre exploración del continente americano, y concentrarse en el episodio que da título a la cinta; esto de alguna manera refleja y magnifica la propia experiencia de Simon, su descubrimiento de Ecuador y su voluntad de crear lazos entre Europa y nuestro continente a través de la alegoría social. Uno de los temas que interesan al cineasta es la mirada de Humboldt europeo a la comunidad indígena, su abandono de toda postura de superioridad en beneficio del trato amistoso, pero también la ambición del aventurero capturada con cierto distanciamiento del realismo documental, en el lenguaje metafórico ya presente en algunas de sus cintas anteriores.

Una constante de Rainer Simon es su escepticismo ante las propuestas del cine hollywoodense, su lucidez ante las dificultades de producir y distribuir un cine como el suyo -tan largamente desconocido en Europa occidental, tan desconcertante para un público acostumbrado al cine alemán de Fassbinder, Schlondorff o Wim Wenders-. El propio realizador señala cuáles son los principales escollos a los que se enfrenta hoy el cine: ``Cuando se observan otras artes, por ejemplo, la literatura, vemos que el gran arte literario ha sido siempre, en primer lugar, una autoexploración. En el cine, este cuestionamiento se vuelve más difícil porque los medios hacen todo para evitarlo. Ajustan a las personas en el sistema dominante en turno y no les permiten llegar a sus propios deseos y conocimientos. A través de la televisión se comunica, de manera masiva, la porquería más grande. Un posible proceso de autoencuentro es socavado de modo consciente y perseverante''. Las cintas de Simon son muestras elocuentes de su voluntad de resistencia cultural y de su originalidad expresiva.