Los lores, con su ya conocida flema británica, han dado un paso atrás en su decisión sobre Augusto Pinochet, alegando que lord Hoffman está vinculado a Amnistía Internacional y que actuó simultáneamente como juez y parte interesada.
Han generado una triste imagen de sí mismos al poner en duda la conducta de uno de sus miembros.
Anular un fallo jurídico de esa manera sienta un precedente muy grave. Ninguno de los lores es aséptico; cada uno tiene un lugar en la sociedad que los rodea y tienen el deber de decidir sobre la responsabilidad de un ex dictador que cometió crímenes de lesa humanidad.
El gobierno chileno hace ingentes esfuerzos para justificar la supuesta inmunidad diplomática de Pinochet. Alega la territorialidad y soberanía chilena, y presiona políticamente para lograr la libertad del ex dictador y actual autoproclamado senador vitalicio.
Pinochet nunca fue un jefe de Estado elegido por el pueblo, sino que fue un usurpador que derrocó y asesinó a un presidente, constitucionalmente elegido en elecciones libres, e implantó una dictadura militar, provocando miles de muertos y desaparecidos. Actuó en otros países en el Operativo Cóndor, una verdadera internacional del terror. Basta recordar los asesinatos del general Carlos Pratt y su esposa, así como de Orlando Letelier, ex ministro y diplomático del gobierno de Salvador Allende, sumándose los crímenes del senador uruguayo Zelmar Michelini, Gutiérrez Ruiz, el general Juan José Torres, de Bolivia, y otras víctimas de las dictaduras militares asociadas ilícitamente.
Los lores luchan entre lo legal y lo absurdo. Es como ese eterno dilema shakesperiano, de ``ser o no ser, esa es la cuestión''. Una cuestión de conciencia y responsabilidad, de dejarse arrastrar por los intereses políticos y económicos, o las presiones del gobierno chileno, sometido al miedo por el Ejército, y poner en libertad a Pinochet, o tener el coraje y la decisión histórica de poner límites a la impunidad. ¿Cuál es entonces el fondo de la cuestión en la decisión de los lores?
Al momento de decidir, deben tener en cuenta que es imposible construir una democracia sobre la impunidad. Que 50 años de un duro caminar, construyendo espacios de libertad y de derechos humanos a través de las Naciones Unidas, pactos, protocolos y convenciones, obligan a los estados a respetarlos y hacerlos respetar.
Un juez español, Baltasar Garzón, ha demostrado coraje para aplicar la ley y juzgar a los genocidas de Argentina y otros países. La defensa de los derechos humanos no tiene fronteras. Hoy, las miradas están puestas en la Cámara de los Lores, viendo a Pinochet en su laberinto de horror, al que fue sometido el pueblo chileno bajo su brutal dictadura. ``Ser o no ser'', el drama shakesperiano continúa en Londres.
Ocultos en las sombras de los genocidios cometidos contra los pueblos de América Latina están los gobiernos de Estados Unidos, que promovieron y apoyaron el golpe de estado en Chile y en otros países, y ampararon a las dictaduras.
La secretaria de Estado estadunidense, Madeleine Albright, declaró recientemente que ``lamenta los errores cometidos por su gobierno al apoyar las dictaduras militares''. Pero todos sabemos que no hubo errores, sino que se implementaron políticas de control y restructuración económico-social y político. Mediante el terrorismo de Estado se implantó la doctrina de la seguridad nacional, con el saldo de miles y miles de muertos, torturados, desaparecidos, refugiados y exiliados.
Además, se endeudó a los países preparando el escenario para la aplicación de las políticas neoliberales de ajuste y exclusión, que actualmente perpetúan el genocidio por vía de la desocupación, el hambre, la insolidaridad jubilatoria y el cierre del futuro a la niñez, brutalmente esclavizada a fines de siglo. Pinochet es uno de esos instrumentos del terror que, hasta el día de hoy, sufren nuestros pueblos. Estos demandan el derecho a la verdad y la justicia ante la impunidad de que gozan en nuestros países los genocidas.
Esperamos que los lores tengan el coraje y la grandeza de actuar con dignidad. ``Ser o no ser `` es la cuestión de dignidad en este caso.
Paz y bien.