Debate sobre las telenovelas: son evasión enriquecedora, se dijo
Textos y pretextos, inteligente talk show por Canal 22
Jorge Caballero Ť El pasado jueves a las 22 horas por Canal 22 comenzó el programa semanal Textos y pretextos, conducido por Ernesto de la Peña. Con la emisión, el 22 se mete de lleno al campo de los programas de talk show, pero no con la superficialidad, frivolidad y trivialidad del dop show que critica Marilyn Manson, sino un smart show incisivo, divertido, diferente y con calidad en los contenidos. La mayor sorpresa llegó a la mitad del programa con un amplio y razonado debate sobre las telenovelas; ahí, expertos en la materia hablaron de su función social, de los clichés, de las historias recicladas, de las fórmulas de éxito de los melodramas y sus principales retos, todo esto por medio de "el arte más específico del hombre: la palabra, porque cuando el hombre inventó la palabra descubrió el espíritu", sentenció el humanista. Con una mayor producción ese tipo de programas nos sacarían del tercer mundo televisivo.
Pero, sin lugar a dudas, el debate sobre las telenovelas fue lo mejor, pues es la primera vez que el tema se aborda, digamos, prendidamente; además, reunió a las dos televisoras que las producen, Tv Azteca y Televisa; estuvieron Fernanda Villeli, toda una institución en la telenovela mexicana; Carlos Olmos, guionista de la clásica Cuna de lobos; Alberto Barrera, escritor de Nada personal; el escritor Enrique Serna, y Alejandro Pohlenz, guionista de El premio mayor y ahora de Soñadoras. Todos debatieron sobre la función social de las telenovelas, de los clichés empleados, de los retos, de la relación que hay entre algunas novelas universales clásicas, como la historia de El conde de Montecristo, las historias exitosas con fórmula y su estructura, que frecuentemente se reciclan.
Adelante del cine y el teatro
Entre las cosas importantes, Villeli dijo que "ningún premio Nobel tiene el público de las telenovelas". Carlos Olmos mencionó que "la telenovela ganó la carrera al cine y al teatro"; Alberto Barrera concluyó: "Hay que educar entreteniendo" ; Enrique Serna compartió la opinión de Barrera: "Hacer una evasión enriquecedora", y Pohlenz se lamentó de que estén atados al rating: "A mí me pagan por subirlo".
Al inicio del programa, Ernesto de la Peña presentó la sección Palabra e invención, en donde dos equipos discuten una palabra con algún problema etimológico y sus distintas acepciones. En una esquina estaba Gastón Melo, Francisco Segovia y Nicolás Alvarado; en la otra Luis Fernando Lara, Pablo Boullosa y Enrique Hüllsz.
Cuando el ensayista y poeta De la Peña dijo la palabra lívido, inmediatamente pensé en la definición: es algo relacionado con la levedad, pero mi desengaño llegó pronto, pues Melo recitó un poema y la relacionaba con los relámpagos; Segovia dijo que era algo liviano, pero Alvarado no concordó con ninguno de los dos y dijo que en su investigación resultó que era algo que cambia de color. Los de la otra esquina estuvieron de acuerdo con Alvarado, y De la Peña dijo que era lo que se amorataba. Ahora tocaba hablar a los del equipo B y a los del A juzgar.
Lo álgido del cío
La segunda palabra fue álgido. Traté de no pensar, después de dar sus definiciones como penoso, doloroso, el bardo de barba blanca concluyó que era algo muy frío. šMierda!, yo que pensé que estaba muy álgido poco antes de venirme, y en esos momentos no me siento nada frío. Los invitados bromearon: estuvo muy álgida tu fiesta. La tercera palabra fue cío; esa sí la sabía. Me la había dicho mi abuelo. Eran los recipientes para lavar los dedos y las frutas. Esperé a ver como discutían y estaba en lo correcto. El maestro De la Peña no se privó de contar una anécdota: un hombre le ofreció un banquete al rey Alfonso I, que no sabía nada del glamour de la monarquía y se tomó el agua del cío. Toda la corte del rey comenzó a reír; después el rey Alfonso bebió también el agua de su cío y todos hicieron lo mismo. Luis Fernando Lara se sabía la misma anécdota, aunque ésta vinculada al acontecer de un presidente mexicano. La variante era que el cío tenía una florecita morada que el preciso se colocó en la solapa. Una voz del panel mencionó que esa flor denota homosexualidad. La última palabra a debate fue bizarro; para esa definición hubieran invitado a mi amigo Noé, que es especialista en rock bizarro; pensándolo bien, podría el maestro invitar a algún interesado como Pacho, de Maldita Vecindad, para que ejemplificara el uso de esas palabras entre los jóvenes, y resultó que ese término tiene una raíz italiana y es algo exótico, extraño, excéntrico. Luego de una pausa, María Luisa Tavernier habló sobre lo que sería la sección Comercio y bebercio, en donde prometió informarnos del valor cultural del vino, su lado hedonista al degustarlo con los alimentos, sus defectos y cualidades con base en su olor y color. Este segmento promete ser muy atractivo.
Para terminar, el maestro Ernesto de la Peña nos habló de James Joyce y su nóvela más célebre, Ulises, en donde "encontramos los rasgos humanos eternos".
Ahora el reto es popularizar el programa e invertir en producción y difusión, porque por parte del conductor no hay falla, tiene un amplio conocimiento de causa, aunque no regalen nada ni inviten a los héroes y heroínas creados por la otra televisión.