Verdadero underground


La crisis mermó la producción de fanzines

Jorge Caballero ŤAzoth, PSH ZINE, La hija de la palanca, Germen, Icono, Siembra, Fractal, El perro salado, El hocico del tlacuache y Pueblo de tierra son algunos nombres de los 50 fanzines --publicaciones de periodicidad irregular, de manufactura artesanal y circulación underground-- que se distribuyen en la capital.

Los hay con temáticas punks, como Renegado, de darks como Azoth; anarquistas, como Germen; de comics, como Icono; de ciencia ficción, como Fractal; de cyberpunk, como Hack!, y hasta esotéricos, como La pulga macrobiótica. Dentro de la cultura underground son de los proyectos más rescatables, combativos e ingeniosos, de lo verdaderamente alternativo a las aburridas revistas editadas por estudiantes de comunicación y secretarías de cultura. Y a pesar de que su tiraje es muy limitado, irregular y, la mayoría de las ocasiones, efímero, siempre están presentes.

"Algunas salen dos o tres veces y no se les vuelve a ver nunca; otros cuando ya sacaron un número para el siguiente cambian de nombre y diseño; los menos aparecen y vuelven a salir al año. La vida de los fanzines es efímera, pero siempre hay; ahora, con la crisis, como que ha decaído un poco la producción", informa Héctor Sánchez, vendedor de fanzines y libros en el Tianguis del Chopo. Su distribución es de mano en mano, en conciertos masivos, mítines y en escuelas como prepas y CCH.

Jorge Castel es coleccionista de fanzines desde hace seis años y opina: "Yo los colecciono porque me gustan; sus páginas contienen los temas que a mí me interesan. Hay reseñas que dicen la neta de lo que realmente pasó en los conciertos; hay cuentos chidísimos que no leo en ninguna otra parte, contiene información del cotorreo en donde me muevo; son el verdadero underground. A mí me gustaba mucho Synphonydead, ese estaba chido, pero dejaron de hacerlo y no he localizado otra de su calidad".

Ezperanza Ezpera, editora de La pulga macrobiótica, fanzín ultra punk, informa: "El principal problema para editar el fanzín es el dinero. Mi revista es ultra punk y depende de la venta del número anterior para imprimir el siguiente, y aunque es en fotocopias también cuestan. Ya llevo el número cero y dos números, y sólo he invertido lo del primero; no hay ganancia, pero se siente chido hacer lo que te gusta".

Así que, caro lector, si se encuentra en sus manos un ejemplar con una calidad pésima no lo desdeñe, mejor léalo, para saber de qué clase de cultura se alimentan sus bodoques, además del MTV, o encuentre algo que le patine a usted también.