El nuevo año tiene un arranque tempestuoso, mal augurio de lo que puede venir después. Cruje la economía de las familias y las empresas. Las tortillas se venden en 4 pesos el kilo -envoltorio de papel incluido. La gasolina aumenta tres veces de diciembre a la fecha, y se necesitan más de 200 pesos para llenar el tanque. Ir a Cuernavaca por la súper ya cuesta 116 pesos -ida y vuelta. El peso cae a 11.70 por dólar, luego recupera algo de terreno pero la suerte está echada: antes de fin de año regresará a la marca de 12.50 de hace 30 años (ahora con tres ceros borrados). Las tasas de interés superan los 50 puntos y se atoran los pagos de las tarjetas de crédito, los automóviles y las hipotecas. ¿Qué está sucediendo? Algunos analistas y el gobierno culpan a la crisis del Brasil (como antes culparon a Rusia, a Japón, a Indonesia, etcétera), pero es difícil que convenzan a una ama de casa. ¿Qué tiene que ver la samba con que deba pagar 29 pesos por tres jitomates? Es más fácil que se incline a pensar que son los efectos del Fobapan -el rescate de los banqueros.

Pérdidas

En medio de la tormenta, la bolsa de valores vive dos semanas de angustia, pero se repone parcialmente de sus pérdidas en la jornada del último viernes. Como les he comentado, tengo un portafolio virtual de 200 mil dólares compuesto por acciones (adr's) de 30 empresas mexicanas que cotizan en Wall Street. En cada una tengo invertidos 5 mil dólares, y 30 mil en Telmex y Maseca. Perdí 13 mil 500 dólares a lo largo de la quincena. Todas mis acciones resultaron golpeadas excepto las de tres compañías: TMM, Iusacell y Tamsa. Junto a la lista que sigue aparece, en la primera columna, el precio de cada acción al comienzo del año; enseguida, su precio 15 días después, y en la tercera la pérdida o utilidad (las cifras son en dólares y entre paréntesis indican pérdidas):

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