Intermediarios elevan el costo de trámites a locatarios hasta en $37 mil


Mercados públicos: negocio para unos cuantos; competencia desleal y corrupción los abaten

Bertha Teresa Ramírez Ť Acosados por la competencia de supermercados, tiendas de autoservicio y vendedores ambulantes, aunado al corporativismo político, la corrupción, la falta de condiciones sanitarias y con infraestructura desastrosa en gran parte de ellos, los mercados públicos de la ciudad de México enfrentan la disyuntiva de renovarse o morir, aseveró la presidenta de la Comisión de Abasto de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), Verónica Moreno.

La legisladora, quien promueve la ley de mercados que será debatida el próximo 2 de febrero y que propone acabar con el control político y la corrupción subsistentes en esos centros de abasto, planteó la necesidad de reformar la legislación --que data de 1951-- y solicitar al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) un análisis detallado de cada uno de los 312 inmuebles que existen en el Distrito Federal, el cual reveló la caótica situación bajo la cual funcionan.

Y es que a causa de todos esos lastres la operatividad del negocio del abasto de productos perecederos para los habitantes de la gran urbe se halla minado y a tal grado llega su crisis que las principales entradas económicas provienen de los servicios sanitarios. Este es el giro más rentable, de tal forma que si el total de locatarios hace uso sólo una vez al día de este servicio en los mercados de la ciudad, generarían ingresos por 77 mil pesos, sin considerar el servicio a los consumidores, advirtió la legisladora.

A decir de la diputada, el corporativismo político solapado desde el gobierno capitalino en administraciones pasadas favoreció la corrupción, de tal manera que los ingresos llegaron a convertirse en una auténtica mina de oro cuyo destino no eran las arcas públicas, sino los intereses de unos cuantos administradores pertenecientes a la sección 39 del Sindicato Unico de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF) o de algunos locatarios.

Esos recursos que deberían haberse destinado a la recuperación de los mercados se desviaban también hacia grupos corporativos a través de las coordinadoras de mercados del Distrito Federal, formadas por el PRI, vía mesas directivas de locatarios y administradores pertenecientes al SUTGDF. Dichas coordinadoras preparaban cuadros profesionales para que estuvieran manejando específicamente las mesas directivas, lo cual generó un contubernio que permitió que mientras ''unos ganaran económicamente, otros ganaran políticamente''.

Pero si de los sanitarios se obtiene la mayor parte de sus recursos, ese servicio es sólo un eslabón en la larga y pesada cadena de corruptelas que inundan los mercados, de los cuales los administradores se convirtieron prácticamente en sus dueños, ya que vendían al mejor postor áreas comunes, estacionamientos, locales, bodegas y hasta los espacios reservados para bibliotecas y guarderías, incluso paredes y pasillos.

Así, agregó la legisladora, desaparecieron áreas completas de carga y descarga, lugares que se convirtieron en bodegas para ambulantes, mientras que las comunes, construidas para los locatarios, también fueron rentadas al comercio informal.

Incluso los trámites administrativos que los propios locatarios podrían hacer ante la administración en forma gratuita fueron capitalizados por intermediarios, que bien podían pertenecer a las mesas directivas o a la administración y que de acuerdo con reportes presentados ante la Comisión de Abasto de la ALDF establecían cobros por los trámites que iban de los mil a 37 mil pesos.

A costa de lesionar los intereses de los propios locatarios, también permitieron el crecimiento de mercados sobre ruedas y fomentaron el ambulantaje, afectando dramáticamente a los centros de abasto.

Otro impacto es que el reglamento de mercados públicos data de 1951 y de acuerdo con él no existe la posibilidad de hacer transferible la cédula que les permita operar, lo cual provocó ''que cuando alguien ya no quería ser comerciante vendiera los locales en cantidades escandalosas; de hecho, debido a que las autoridades no podían cambiar el giro actualmente nos encontramos con que un número importante de comerciantes no han podido ser regularizados y los padrones por lo tanto no son confiables''.

Otras amenazas también los afectan: ''Hemos detectado y se ha planteado ante la ALDF por parte de varios locatarios que hay bandas organizadas que se dedican al robo de transporte en carreteras cercanas al Distrito Federal, cuyas mercancías son distribuidas en los mercados, debido a lo cual hay locatarios que pueden vender hasta 50 por ciento más barato un producto lácteo, como el queso que vende la cremería de a lado'', dijo uno de los comerciantes entrevistados.

 

Instalaciones eléctricas muy viejas

 

Actualmente cada locatario paga 5.90 por el derecho de uso y aprovechamiento de los locales; esa misma cantidad es cobrada a los giros que proliferan bajo el giro de farmacias, boutiques, estéticas o video juegos, que utilizan importantes cantidades de energía eléctrica, así como las escuelas de cómputo.

La legisladora solicitó los servicio del INAH, por lo que el estudio, denominado Proyecto Memoria del Mercado Público, Resumen de las Características del Mercado, considera un análisis de cada plaza de la ciudad. Uno de estos análisis aplicados en la delegación Gustavo A. Madero advierte que los mercados ''enfrentan acosos desde diferentes esferas del poder para darle paso a la modernización de los sistemas de abasto público, como lo exige la globalización de la economía a la que no escapan los sistemas alimentarios y los hábitos de consumo de la mayoría de los mexicanos''.

Advierte que las instalaciones eléctricas constituyen un problema mayor en los mercados, dada la antigüedad de las instalaciones --muchas de ellas subterráneas-- ahora prácticamente sin función pero con altas perdidas de tensión.

Por otra parte, advierte que en las últimas décadas se dio un cambio sustancial en los hábitos y prácticas de consumo, lo cual favoreció el uso ilegal dentro de los mercados de aparatos de refrigeración, para la venta de carnes frías y productos como paletas, helados, refrescos enlatados, instalación de obradores, marisquerías, restaurantes y cocinas económicas con refrigeradores. Todo eso alteró la vida de los mercados, que empezó a ser caótica debido a la falta de previsión, ya que nunca se pensó que áreas como la de los lavaderos albergarían talleres y oficinas o que existieran lavanderías automáticas o que en otros casos, los mercados se hubieran convertido en un enorme taller semi industrial de reparación de herramientas semipesadas o pesadas o en el menor de los casos en espacio de fabricación y venta de muebles.

En suma, el estudio realizado por la INAH advierte: ''En los mercados unos cuantos empresarios-locatarios rebasan con mucho los niveles de venta de consumo de la gran mayoría; sin embargo, sus ventas o declaraciones ante Hacienda o la Tesorería se consideran como de consumo tradicional de venta al detalle''.

EN SU PROPIA VOZ

Trinidad Neri Garduño, secretaria general del mercado San Cosme. Hace siete meses nosotros hicimos la propuesta de que se arreglaran los sanitarios, situación que no se dio en los 30 años que estuvieron a cargo de la sección 30 del Sindicato Unico de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal, fue por eso que nosotros nos opusimos a que nos cobrara el servicio si no veíamos beneficios mínimos, esto provocó un conflicto que nos llevó a tomar los sanitarios y proporcionar el servicio mediante la cooperación de un peso.

 

Raymundo Aguilar Rodríguez, empleado de la Tesorería del Distrito Federal, mercado Lázaro Cárdenas, colonia del Valle, encargado de los sanitarios. Nosotros tratamos de mantenerlos limpios pero no tenemos un auxiliar de sanitario como lo teníamos hace diez años, ahora nosotros nos tenemos que hacer responsables de la limpieza de los sanitarios, no teníamos ni agua, sólo un tambo. En la delegación también nos retiraron el papel, jergas y escoba, la nueva ley de mercados nos está considerando porque el gobierno piensa rescatar todos los sanitarios que están en poder de las mesas directivas. Actualmente los empleados de la Tesorería manejan 123 de los 312 mercados que hay en el DF

 

Licenciada Dea María Revilla, consumidora, mercado Lázaro Cárdenas, colonia Del Valle. Los precios aquí son muy altos, como en todas partes, en cuanto a la ley que se está planteando considero que ésta debe preservar la estructura tradicional de los mercados, porque se debe mantener el aspecto muy tradicional de ellos.

 

Beatriz Rivas. Local 248, mercado Juárez. En la ley de la diputada Moreno encontramos sólo algunos puntos en los que no estuvimos de acuerdo, el primero es que la ley nos mencionaba como permisionarios en vez de concesionarios, pero hemos hablado con ella para que sea corregido y ya ha sido aceptada nuestra propuesta. Nos parece que es una buena propuesta de ley lo que pasa es que hay muchos locatarios y administradores de mercados que han vivido a costa de la corrupción y ellos son los que no quieren que la nueva ley sea aprobada.

 

Anónimo. Mercado San Cosme. Yo era de las más afectadas en mis giros porque las cocinas están a ocho metros escasamente de los sanitarios, entonces el hedor y todo lo que ocasionan los sanitarios mal cuidados afectaba nuestras ventas. Fue así que decidimos hacer algo por los sanitarios, desde luego no era este nuestro único problema, tenemos muchos, pero los sanitarios era un asunto primordial incluso por arriba del ambulantaje que tenemos en nuestras puertas.

 

Ernesto González. Local 246, mercado Juárez. Ahorita las ventas han bajado bastante y por ello no estamos preparados para la ley que ellos piensan establecer. El problema es que los puestos que se desocupaban los vendían y se convertían en puestos de comida que es lo que más se vende. Los locales han subido mucho y ahorita uno cuesta entre 80 y 100 mil pesos. Lo que se requiere ahora es una reordenación para que los giros vuelvan a quedar como lo establecen las reglas de sanidad y no haya puestos de comida revueltos con giros de ropa o de herramientas.