La especulación financiera internacional se profundiza, los especuladores mundiales siguen jugando en el casino de la economía mundial. Algo debía pagarse por la globalización.
La violenta aunque esperada irrupción de la debacle monetaria, cambiaría y financiera de Brasil generó un mayor sobresalto en todas las economías en desarrollo, precisamente por el retiro de una parte importante del ahorro externo que se les ha transferido en los últimos meses.
El éxito relativo de la elevación de las tasas de interés en todas esas economías -México incluido, desde luego-, se ve violentado como resultado del temor de que atrás de la devaluación en Brasil, se deterioren aceleradamente las condiciones de rentabilidad en otras naciones.
Así, casi de manera inmediata fluyen a sus países de origen volúmenes importantes de fondos, cuyos propietarios y administradores por el momento prefieren menores rendimientos y más seguridad, al menos en tanto se superan las incertidumbres devaluatorias.
En esta situación, y en el marco de un movimiento de capitales que hoy sólo requiere de unas cuantas horas para dejar sentir sus nocivos efectos en todo el mundo, se frena la incipiente recuperación del precio del crudo en el mercado internacional, entre otras cosas por el temor de que una extensión de la crisis financiera de las economías en desarrollo pudiera implicar una mayor retracción del nivel de la actividad económica mundial y, con ello, inhiba el incipiente crecimiento del consumo mundial de crudo; en estos momentos también incrementado por el severo aunque tardío invierno que se registra en el Hemisferio Norte.
Así, luego de catorce días de recuperación de precios del crudo (de 9 a 10.75 dólares para el caso del West Texas Intermediate), entre martes y viernes los precios perdieron poco más de un dólar, a pesar de que entre el 10 de diciembre y el 11 de enero ascendieron ni más ni menos que casi tres dólares por barril, lo que resulta extraordinario en estos momentos.
En la coyuntura específica que vivimos, esta pérdida se explica, tanto por el riesgo de que el incremento de la demanda mundial de crudo disminuya, como por las crecientes dificultades económicas que pudieran registrarse si no se controla rápidamente la crisis brasileña. Aunque un rescate bancario de 41 mil millones de dólares para la economía más grande de Latinoamérica muy probablemente evitará que se extiendan y profundicen los problemas de liquidez en la economía mundial; de elevación de la tasa de interés y de ascenso de la inflación, que amenazan con frenar los impulsos reactivadores que busca, precisamente, la baja de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos y de la unión monetaria en Europa.
No obstante, subsiste una condición que impide que el ascenso de precios sea más estable: los productores de la OPEP y los no miembros siguen excedidos. En el caso de la OPEP se estima un volumen no menor a 400 mil barriles, y en el caso de los productores no miembros en cerca de 200 mil; lo que permite pensar en la persistencia de esas nocivas condiciones de demanda, producción e inventarios que explican, sólo en parte, la severa caída de precios de 1998.
En torno a los precios del crudo baste mencionar que el martes pasado el American Petroleum Institute (API), dio a conocer los datos más recientes, verificando que siguen altos y relativamente excedidos en relación a años anteriores, situación que, asegura el API, continuará durante el primer trimestre de este año.
Pero no olvidemos que hay razones de fondo que, incluso, explican el comportamiento específico de la rama petrolera y de otras. Tampoco olvidemos que esas razones persisten y tardarán varios meses en modificarse, por lo que el ascenso firme de los precios del petróleo y de otras materias primas seguirá siendo difícil.
Efectivamente, subsiste la disputa mercantil global entre ramas, esferas y regiones económicas por ese excedente económico, que poco a poco se vio disminuido como resultado de la sobreacumulación de activos productivos y su consecuente sobreproducción.
Esto, sin duda, en poco más de veinte meses, debilitó profundamente a la esfera petrolera y a todas las productoras de materias primas (y desde luego a los países productores), a favor del fortalecimiento de algunas ramas, esferas y regiones del mundo globalizado, entre las que sobresalen las de ciertas ramas de tecnología de punta, ciertos servicios y las actividades financieras.
Sólo la reversión de esta terrible condición, que periódica y cíclicamente se registra en el desarrollo económico mundial, permitirá que, en esferas como la petrolera, los esfuerzos de estabilización prosperen, de otra manera, sólo impedirán un mayor deterioro.
Justamente por eso, en estos momentos la recuperación de los precios del crudo y de otras materias primas, supone el restablecimiento de las condiciones para la apertura de un nuevo ciclo económico mundial. Lo que representa el reto más importante del momento, frente al cual mucho podemos hacer, siempre y cuando lo hagamos de forma distinta. De veras.