La Jornada 17 de enero de 1999

Estalla una bomba casera en la sección 9

Claudia Herrera Beltrán Ť Una bomba de fabricación casera estalló ayer en el auditorio principal de la sección 9 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) durante una reunión de organizaciones sociales. No hubo lesionados y se registraron daños menores; sin embargo, los peritos del Ministerio Público señalaron que de haber funcionado bien, el artefacto podría haber provocado perjuicios mayores.

Asistentes al Encuentro Nacional de Organizaciones Sociales culparon al gobierno de los hechos y dijeron que fue con el propósito de intimidar a los movimientos sociales críticos, mientras profesores de la sección 9 no descartaron que el SNTE estuviera involucrado, en el contexto del conflicto magisterial y el encarcelamiento de cinco maestros.

La sección 9 y los organizadores del encuentro presentaron una denuncia ante la Procuraduría capitalina por el delito de tentativa de homicidio y por el uso ilegal de explosivos, que quedó asentada en la averiguación previa 1/149/99-01, y será investigada por la agencia número uno del Ministerio Público.

Las aproximadamente 300 personas que -según los organizadores- se encontraban en el edificio, ubicado en el Centro Histórico, pertenecen a un centenar de organizaciones sociales, entre ellas la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), Frente Amplio por la Construcción del Movimiento para la Liberación Nacional (FAC-MLN), Frente Popular Francisco Villa, El Barzón, Coordinadora Intersindical Primero de Mayo, Movimiento Proletario Independiente y Asamblea Nacional de Trabajadores.

El artefacto se encontraba debajo de una butaca, ubicada en la parte trasera del auditorio 15 de Mayo. Según testigos, el explosivo estalló a las 13:30 horas en presencia de decenas de personas que se encontraban a unos metros del lugar, debido a que minutos antes se habían trasladado a la parte delantera para instalar una mesa de discusiones.

A causa de la explosión, la sexta butaca de la fila 16 se quemó, se hizo un hoyo en el piso y se presentó una humareda en la planta baja del inmueble. Cuando se aclaró el ambiente fueron encontrados los restos de un cilindro de plástico, dos pilas y cables que habían sido guardados en una bolsa de plástico.

El agente del Ministerio Público, Servando Pineda, explicó que la bomba ``no explotó bien'', pero de lo contrario pudo haber provocado estragos mayores, como la destrucción de una parte del auditorio.

Daniel Sandoval, ex dirigente de la sección 9 (1989-1992), consideró que fue un ``acto intimidatorio'', con el fin de alejar a las organizaciones sociales que apoyan a los cinco profesores dirigentes de esa sección detenidos desde hace dos semanas en el Reclusorio Norte, y exigen que el SNTE los reconozca legalmente como miembros del nuevo comité ejecutivo seccional.

Los organizadores de la reunión ofrecieron una conferencia de prensa tres horas después de los hechos, en la que el diputado perredista Benito Mirón Lince -quien asistía como representante del FAC-MLN- explicó que el artefacto falló porque el tubo que contenía el explosivo fue cerrado por los dos lados, lo que a la postre impidió que las esquirlas fueran arrojadas a una mayor distancia.

El representante de El Barzón, Armando Chávez, descartó que este hecho pudiera atribuirse a un conflicto interno entre las organizaciones o un acto para llamar la atención, y afirmó que se trataba de una ``provocación'' del gobierno o de la extrema derecha.

En un comunicado de prensa, una decena de las agrupaciones organizadoras manifestaron su repudio a lo que llamaron un ``acto de terrorismo y provocación'' con el fin -dijeron- de nulificar los esfuerzos de unidad de las organizaciones sociales, y responsabilizaron al gobierno federal de la integridad física de los participantes en ese acto.

Jorge García, del FAC-MLN, consideró que pese a las estrictas medidas para el registro de los participantes, pudieron haberse infiltrado una o varias personas ajenas, pues se trataba de un acto abierto a todo tipo de organizaciones sociales interesadas en discutir estrategias de resistencia civil en contra del neoliberalismo.

``Nosotros no contamos con un aparato de seguridad como el del gobierno, que instala detectores de metales en sus puertas'', advirtió García, quien argumentó que además no podían supervisar el ingreso de todos los asistentes.