DERRIBAN 500 ARBOLES EN MIXHUCA; EN LA ZONA, OBRAS DE LA IGLESIA
Juan Antonio Zúñiga M. Ť Más de 500 árboles de entre tres y seis metros de altura fueron derribados en una extensión de cinco hectáreas de la zona que cerca el autódromo Hermanos Rodríguez, donde se construye el presbiterio, dos edificios de obispos y uno de coros, en que el sábado 23 de enero el papa Juan Pablo II oficiará una misa.
Las obras, que se iniciaron el 15 de diciembre y quedarán concluidas entre el miércoles 20 y el jueves 21 de enero, se han realizado con tal dinamismo que ese sitio, ubicado frente a la puerta siete de la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca, ha quedado completamente plano; si bien antes de su inicio era una zona de zacates, en la que deportistas y vecinos se habían dado a la tarea de sembrar y cuidar árboles de diferentes especies que fueron talados.
Unos 800 obreros trabajan con ahínco sobre una extensión de 25 hectáreas en las que habrá cabida para 750 mil feligreses, lo mismo de la ciudad de México que de otros puntos del país y el mundo, para escuchar la misa y el mensaje del jerarca de la Iglesia católica. Toman medidas, aplanan el terreno, encajan soportes para tender kilómetros de malla que forman un laberíntico circuito por el que ingresarán los creyentes, organizado su arribo con una nomenclatura específica.
Raúl Flores, de la organización Amigos en Defensa de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, explicó que los árboles de esta zona conocida como ``cola de pato'', fueron sembrados con la participación ciudadana desde hace por lo menos ocho meses, y ``nos preocupa que quede pelona, sin posibilidad de rehabilitación''.
Además, es contradictorio, agregó, que la opinión de la ciudadanía haya quedado al margen en un gobierno que se comprometió a tomar decisiones con la población. ``No se nos tomó en cuenta y tampoco se nos ha informado qué sucederá después de las obras. Esto parece zona arrasada''.
Raúl Flores expone su preocupación de que este terreno ``quede muerto como área verde y deportivo-popular y que estos árboles sean arrasados, como si la ciudadanía no existiera. Queremos que se transparente la información''.
Sobre una extensión de 235 hectáreas, la Ciudad Deportiva fue creada después de que en 1956 se emitió un decreto expropiatorio para los ejidatarios de la Magdalena Mixhuca. Es amplia y llena de instalaciones para practicar casi todos los deportes, pero durante muchos años se descuidó su mantenimiento y aún persisten áreas, más que difíciles, de peligroso acceso, aunque se observa alguna vigilancia policiaca.
Por los alrededores de las 25 hectáreas habilitadas para recibir a los 750 mil feligreses, se han colocado estratégicamente montículos formados por envases de un refrescos de una conocida marca de cola, que seguramente colmará la sed de los creyentes al término de la misa, en un inusitado mercado de tres cuartos de millón de consumidores en un solo acto. Tal vez se trate de otra marca de Guinness.
Al recorrer la Ciudad Deportiva, de la estación del Metro del mismo nombre rumbo a la puerta siete en el lado opuesto, en la calle de Añil, aparentemente todo es tranquilidad, pero después de 10 minutos de caminar por los andadores, se percibe poco a poco el ajetreo de los trabajos de construcción de lo que podría ser el atrio de un templo. Pero también se observan algunos efectos de éstos: montones de zacate, trabajadores que sierra en mano cortan a ras de suelo el tronco de algún árbol.
El arquitecto Carlos Aldasoro, de un lado a otro, recibe, da instrucciones y explica: la obra civil lleva un avance de 90 por ciento, la de montaje 80 por ciento y los trabajos complementarios 85 por ciento. La gente ha estado muy motivada --comenta, al referirse a los trabajadores, y agrega: ``Terminaremos a tiempo, hay un rendimiento extraordinario''.
Las estructuras tubulares, plataformas y la edificación son muy parecidas a una escenografía que en sus primeras cinco hectáreas, sin feligreses, es ahora tierra seca, atravesada por infinidad de mallas, cuya imagen es muy cercana a un páramo.