La Jornada 5 de enero de 1999

Oídos sordos, respuesta a las demandas de jubilado

Fabiola Martínez /III y última Ť Decenas de marchas, plantones, inumerables documentos entregados al gobierno... y nada. Hasta ahora no existe respuesta favorable para incrementar el monto de las percepciones mensuales de los jubilados y pensionados del país.

Blanca Irma Alonso Tejeda, dirigente del Movimiento Unificador de Jubilados y Pensionados (MUNJP), organización con 652 delegaciones que agrupan a más de 700 mil trabajadores en retiro, dice que la lucha de este sector se ha convertido prácticamente en una ``resistencia civil''.

En entrevista, señala que el problema es grave; sin embargo, ``no vemos una política de carácter nacional de seguridad social. Hay angustia, desesperación de la gente: ¿qué hace un anciano enfermo o una viuda con hijos pequeños con una pensión raquítica?, pues en el mejor de los casos sacar un comalito a la puerta de su casa para asar pepitas o pedir la misericordia de algún pariente''.

La dirigente del MUNJP es heredera de una lucha que su padre Eduardo Alonso Escárcega inició cuando, como fundador del Instituto Mexicano del Seguro Social, promovió las primeras ``casas del asegurado'' que dieron origen a este movimiento. También impulsó el esquema de prestaciones sociales y de brigadas, que lo mismo difundían en comunidades apartadas o colonias populares medicina preventiva, que talleres y actividades recreativas para los asegurados.

Blanca Irma recuerda ahora todos esos proyectos y exige, especialmente para los trabajadores en retiro o sus beneficiarios, que se restituya en México el carácter solidario de la seguridad social.

``Existe una deuda histórica del gobierno con los jubilados y pensionados que ayudaron con su trabajo al desarrollo de este país, ellos -con sus magros ingresos- están condenados a morir a consecuencia directa de la pobreza''.

Año tras año, señala, el MUNJP ha encabezado decenas de manifestaciones y ha enviado pliegos petitorios al IMSS, a los legisladores y al Presidente de la República. En el último de los escritos -dirigido a la Cámara de Diputados- solicitaron un incremento ``urgente'' de 100 por ciento a las percepciones de ese grupo; homologar la pensión de viudez con la pensión básica de dos salarios mínimos vigentes del Distrito Federal; otorgar más de 15 días de aguinaldo, y pagar las asignaciones familiares y ayudas asistenciales a la pensión básica.

Alonso Tejeda muestra los documentos ``inundados'' de sellos de recibido, pero en los hechos las respuestas no son satisfactorias. Solicitan además una partida presupuestal extra para el DIF, a fin de que se otorguen despensas periódicas con productos indispensables de la canasta básica, ``pero no hay nada, sólo promesas `sí, sí, cómo no, vamos a atender sus propuestas'', nos dicen los funcionarios.

La lucha del MUNIP ha dado sin embargo diversos frutos. Al inicio de esta movilización las pensiones equivalían a 35 por ciento de un salario mínimo y los montos mensuales se revisaban cada cinco años. Lograron también que se pagara aguinaldo a los trabajadores en retiro, algunos descuentos en el pago de servicios, entre otras ayudas.

El MUNJP, por una vida digna

-¿Cómo define la situación actual de los jubilados y pensionados?

-Es una situación dramática. Las autoridades me dirán, bueno ahí tienen el IMSS, pero el problema es tan grande que la solución debe ser igual, estructural, integradora. Diseñar una política nacional en favor de los jubilados, no sólo que otorguen despensas con galletas de animalitos.

-¿Y la lucha por una seguridad social solidaria?

-Con esta forma de conducción del país, es prácticamente una lucha de resistencia civil.

Estamos conscientes que la situación económica del país es difícil, pero también sabemos que no se ha hecho gran cosa por mejorar la calidad de vida de los trabajadores en retiro. No se trata de compadecerse de los `viejitos', sino de mirar los casos de pobreza. Por ejemplo, en nuestro movimiento casi la mitad son viudas, también hay gente discapacitada de más de 60 años que la pasan muy mal. La mayoría de las viudas son amas de casa que administran la miseria. Ellas no traen el cassette del sindicalismo o la política, sino de luchar por una vida digna.

-¿Cómo se allega de recursos del MUNJP?

-De la ayuda solidaria. No podemos fijar cuotas, porque los ingresos de nuestros afiliados son miserables. Si pueden dar algo, adelante, sino ayudan a repartir volantes o participan en alguna actividad, así consideramos la militancia. El punto fundamental del movimiento es la credibilidad. Son ya más de 650 delegaciones y miles de afiliados con credencial, quizá llegamos a 800 mil.

-Por la magnitud de su membresía, se les ha acercado para solicitar su apoyo algún partido político, por ejemplo.

-Aquí vienen representantes de partidos políticos a tratar de convencernos, pero no, como siempre tratan de utilizar la necesidad de la gente para sus proyectos.

-¿Qué le dicen entonces a los gobernantes que en su momento buscaron su voto, su apoyo?

-Simplemente que tienen una deuda histórica con la gente que ayudó a generar la riqueza de este país: que los jubilados y pensionados no se merecen el trato que les están dando y que no nos hagan sentir que gobiernan sólo a la mitad de los mexicanos o aquellos que lo tienen todo. Los jubilados están condenados a morir por consecuencia directa de la pobreza extrema en que viven, y eso es más que cifras frías, son desgracias reales.

-Y a los legisladores, ¿qué les solicitan?

-Queremos que todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso hagan a un lado la afiliación partidista y que saquen adelante ya la iniciativa que mejore la vida de este sector. Siempre escuchamos promesas, la demagogia total. 1999 será el año internacional del adulto mayor; habrá festejos, convenciones y discursos, pero la mejor respuesta es que ayuden a sacar de la miseria a los trabajadores en retiro.

Al inicio del MUNJP, recuerda Alonso Tejeda, un obrero de 103 años pidió la palabra, subió al estrado y nos llamó a todos a reforzar la lucha en un emotivo discurso en el que dijo: ``debemos luchar, porque dejar de luchar es empezar a morir''. De ahí nuestro lema.