La Jornada 5 de enero de 1999

En inusitada elección, Góngora Pimentel asumió la presidencia de la Suprema Corte

Jesús Aranda Ť El ministro Genaro David Góngora Pimentel fue electo ayer presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), en una segunda ronda de votación, por mayoría de ocho votos contra tres. Sus primeras palabras ante el pleno fueron para destacar que ``la fuerza del Poder Judicial federal no radica solamente en la persona de su presidente, sino en todos los integrantes de este poder''.

Mientras Góngora Pimentel era felicitado todavía en la sala de sesiones de la Corte, un ministro comentó satisfecho: ``fue un pleno en busca de su presidente, no un ministro buscando la presidencia''.

En un breve e improvisado discurso, el presidente de la Corte para el periodo 1999-2002 agradeció la confianza de sus compañeros y se comprometió a continuar con la reforma judicial iniciada en 1994, cuando el máximo tribunal sufrió una transformación total que redujo el número de ministros a 11 y creó el Consejo de la Judicatura Federal -órgano encargado de la administración, vigilancia y carrera judicial. Al respecto, Góngora se comprometió a cumplir con el plan de trabajo de 10 puntos elaborado por el pleno, y destacó que su compromiso de trabajo no es únicamente con los ministros, sino con todos los integrantes del Poder Judicial, ``cuya fuerza radica en su integración con nuestra Constitución política y con México''.

Por cierto que este comentario no pasó inadvertido para un magistrado electoral, quien le comentó a un ministro que eso significaba un mayor acercamiento entre la Corte y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), sobre todo, de cara a las elecciones presidenciales del 2000.

Los otros ministros no ocultaban su satisfacción, aunque aceptaron que el máximo tribunal de justicia del país tendrá que superar los retos que significan consolidar la autonomía e independencia de la Corte en un marco particularmente difícil, por la crisis económica prevaleciente y la sucesión presidencial.

Comentaron que la Corte está ante un formidable reto, pero también coincidieron en que el máximo tribunal ``no podía estar en mejores manos''.

Hubo quien destacó la importancia de los votos particulares de Góngora Pimentel y su innovadora forma de ver las cosas. En este sentido, recordaron que el ahora presidente de la SCJN fue el único que votó a favor de que la Corte atrajera el caso de Aguas Blancas, meses antes de que lo solicitara el gobierno federal; además, fue el impulsor de una medida que provocó una airada reacción de funcionarios de su alma mater, la UNAM, y de otras instituciones: que las universidades sean autoridad para efectos de amparo; esto por nombrar una de sus polémicas actuaciones.

Se cierra un ciclo

Para unos, la elección de Góngora va más allá de las virtudes de una persona que lleva más de 30 años en el Poder Judicial de la Federación y que se inició como secretario de estudio y cuenta, antes de ser juez y magistrado de circuito. La elección de ayer también representa que una generación de ministros cumple un ciclo, como es el caso de Vicente Aguinaco Alemán, Juventino Castro, el propio Góngora, Juan Díaz Romero y Mariano Azuela, para dar paso en el año 2002 a ``la otra generación'', en la que se perfilan ministros como Juan Silva Meza, José de Jesús Gudiño Pelayo, Olga Sánchez Cordero, Sergio Salvador Aguirre Anguiano y Humberto Román Palacios, para suceder a su vez a Góngora.

Esta vez, todo fue diferente. Fueron colocadas dos grandes pantallas de televisión a las afueras del salón de plenos, para que los numerosos funcionarios de la Suprema Corte, magistrados electorales, consejeros y curiosos siguieran el desarrollo de la sesión, la cual incluso se transmitió simultáneamente a través de Internet.

Según confiaron ministros más tarde, en la sesión privada previa a la elección pública no se trataron las diferentes candidaturas, únicamente los mecanismos de votación, ``incluso se había acordado que si algún ministro pretendía dar línea antes de la elección, automáticamente su candidato sería eliminado''.

Sin embargo, era notoria la excitación de los ministros que habían sonado para suceder a José Vicente Aguinaco Alemán, dijeron los entrevistados. Este comentario se confirmó posteriormente cuando Góngora Pimentel aceptó ante un grupo reducido de reporteros que ``había estado nervioso'' durante el pleno.

A las 11:15 horas dio inicio el pleno público, el cual terminó 40 minutos más tarde. Fue presidido por Juventino Castro y Castro en su calidad de decano, ya que Vicente Aguinaco dejó de ser presidente de la SCJN el pasado 31 de diciembre. El ambiente, tanto al interior del salón de sesiones como frente a las dos pantallas, era de expectación; los reflectores se centraban en quienes habían sido mencionados más insistentemente para presidir la Corte: Góngora, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y Juan Díaz Romero.

Después de una breve discusión sobre el mecanismo de votación en la que participaron Aguinaco Alemán, Ortiz Mayagoitia y Castro, el pleno decidió aceptar la propuesta de realizar una votación inicial, en la que, en caso de que alguno sumara seis votos sería nombrado presidente. Pero si ninguno alcanzara esa cifra, se realizaría una segunda vuelta, en la que tomarían parte los dos ministros que recibieran mayor número de votos.

Así las cosas, se repartieron las boletas de votación, y cada uno de los ministros puso el nombre de su candidato. Castro y Castro pidió a los presidentes de la primera y segunda salas, Humberto Román Palacios y Sergio Salvador Aguirre Anguiano, que fueran escrutadores.

La ventaja atribuida a Góngora por La Jornada desde hace más de tres semanas se confirmó con la votación inicial:

Góngora Pimentel recibió cinco votos; Juan Díaz Romero dos, y con un sufragio a su favor figuraron Ortiz Mayagoitia, Humberto Román Palacios, Mariano Azuela y Juan Silva Meza.

En virtud de que Góngora Pimentel no alcanzó los seis votos, se dio paso a la segunda ronda, en donde de manera contundente recibió ocho votos a favor, por tres para Juan Díaz Romero. Por cierto que, aun cuando la votación fue secreta, fuentes de la SCJN comentaron que se sabrá quiénes no sufragaron por Góngora, ``porque él se quedó con todas las papeletas y por la letra se dará cuenta del sentido de los votos'', indicaron.

Aguinaco Alemán, por su parte, confirmó que seguirá como ministro y que únicamente realizará un ``enroque'' de oficinas y en sus labores en el pleno y la segunda sala, con Góngora.