José Blanco
El número mágico

La primera experiencia en la historia mexicana de aprobación democrática de los presupuestos de ingresos y gasto públicos resultó, en más de un sentido, poco satisfactoria.

Es de lamentar la ``astuta'' posición electoral del PRD, de no asumir compromisos en la elaboración de los dictámenes correspondientes. Este partido pretende que PAN y PRI carguen con la responsabilidad sobre el origen y destino de los dineros, y culparlos de todos los males. Una jugada así de elemental puede resultarle contraproducente.

Es obvia la falta de seriedad en la postura perredista de no pagar los intereses vinculados con el malhadado Fobaproa. Muchos en el PRD tienen que saberlo: no cubrir esas obligaciones llevaría a un nuevo quebranto bancario y al enorme riesgo de un colapso del sistema de intermediación financiera y monetaria de la economía nacional. El PRD tiene que haber adoptado su jactanciosa postura en la confianza de que PRI y PAN resolverían de alguna manera el asunto.

Es claro que el quebranto bancario se originó por las políticas de ajuste impuestas a partir de diciembre de 1994, pero es igualmente claro que hay obligaciones no exigibles a los banqueros. Algunas, porque no hay legalidad en que fundarlas; otras, porque la mayor parte de los bancos tiene ahora otros propietarios (asunto en el que también tiene carga el actual gobierno). Señalar la responsabilidad del gobierno en el desastre financiero no puede conducir a desconocer las obligaciones que el mismo contrae. En todo caso, esos hechos son base para que las oposiciones pidan al electorado el voto a su favor; también, de otra parte, para formular de las reformas legales e institucionales necesarias.

El PAN colaboró pero su imagen sufrió daños diversos, originados en posturas políticas erráticas, como su ``inflexibilidad'' en el caso Ortiz. Además, no presentó nunca una visión económica alternativa a la del PRI.

En esta experiencia parlamentaria hubo problemas técnicos y políticos de más fondo, relacionados con la falta de prácticas democráticas. En una reunión con diputados y senadores priístas, el pasado 29 de diciembre el presidente Zedillo afirmó que la propuesta de programar un déficit fiscal de 1.25 puntos del PIB en el presupuesto para 1999, no se hizo con base en ``un número mágico'', sino que fue ``resultado de un cálculo serio y responsable sobre lo que el gobierno estima sanamente financiable''. Planteó, asimismo, que un déficit mayor provocaría tasas de interés más altas, inflación más elevada, desquiciamiento de los mercados financieros y, en consecuencia, una severa contracción económica.

Lejos de sustentar democráticamente su afirmación con los argumentos específicos sobre el ``serio cálculo'' realizado, el gobierno prefirió adentrarse en el amenazante estilo del terrorismo verbal: o 1.25, o intereses más altos, mayor inflación, desquiciamiento de mercados financieros y severa contracción económica. Es decir: 1.25 es un número mágico.

Tomadas a la letra, las palabras del presidente indican que, computando con dos decimales, de 1.26 en adelante se sucederían las calamidades advertidas, incluida una severa contracción económica. Si el presidente tiene en cuenta que la opinión pública no se compone exclusivamente de infantes, tendría que decirnos en qué consiste la seriedad de su cálculo.

Esta primera experiencia sobre los presupuestos parece enseñar que una política económica de Estado exigiría, como un prerrequisito básico, un diagnóstico mínimo común, para los distintos partidos políticos, sobre la forma de operación de la economía mexicana; dicho con mayor precisión, requeriría de la formulación conjunta interpartidaria de un modelo económico de corto plazo. Sin este instrumento técnico, una propuesta como la de 1.25 de déficit fiscal como proporción del PIB aparecerá por necesidad como una arbitraria petición al Congreso de la Unión apoyada sólo en la declaración de créame usted que he hecho un cálculo serio. Nadie duda de la seriedad, pero ésta no da la razón. Aún más, se presta para que uno pregunte, como ocurrió hace dos semanas en este espacio, si 1.25 es acaso un número mágico.