Suspenden la votación sobre las enmiendas a la ley de mercados
Gabriela Romero S. y Raúl Llanos S. Ť Ante la violenta manifestación de cientos de locatarios apostados desde las nueve de la mañana frente a las instalaciones de la Asamblea Legislativa, y después de varias horas de negociación con integrantes de su fracción, la diputada perredista Verónica Moreno dio marcha atrás a su intención de discutir ante el pleno la iniciativa de ley de mercados públicos, que el sábado pasado fue aprobada por la Comisión de Abasto, con el apoyo de PRI y PAN.
Con el rostro desencajado, Verónica Moreno subió a la tribuna para presentar una moción suspensiva a la ley. ``Aparecieron intenciones perversas de ver retrasado el trabajo legislativo. No podemos permitir que se confunda a la gente, y hoy estuvieron a punto de tomar esta Asamblea con violencia, hubo golpes'', argumentó.
Sin embargo, garantizó que la ciudad de México contará con una ley de mercados públicos. ``Yo asumí el compromiso con ustedes. Los perversos son otros, no yo'', reflexionó.
Siguió el panista Arne aus den Ruthen, quien recriminó a Moreno por haber desistido de su responsabilidad. ``Ha sido cooptada por el jefe de gobierno del DF para presentar la moción suspensiva, sobrecogida por el miedo'', dijo.
Afirmó que estos arreglos sólo buscaron evitar el resquebrajamiento del grupo parlamentario del PRD, y no resolver la situación de los mercados. ``¿A cambio de qué pretenden aparentar cohesión interna, cuando por debajo de la mesa, a la vieja usanza política, se están destrozando por repartirse la piñata en el DF'', recriminó el panista.
En sus curules, los priístas lamentaron que Moreno desistiera. ``Verónica (Moreno) tuvo muchas presiones'', defendió la coordinadora del PVEM, Sara Castellanos.
El coordinador del partido del sol azteca, Martí Batres, pidió a sus compañeros: ``Sin triunfalismos''.
Durante más de cinco horas la legisladora perredista escuchó los gritos de locatarios, quienes la acusaron de ``traidora'', porque nunca los tomó en cuenta para elaborar la iniciativa y ahora pretenden elevar las tarifas de agua y luz. ``No nos vamos a mover de aquí hasta obtener una respuesta que nos convenga'', advertían a coro.
``Somos 77 mil pinches familias las que se verán afectadas con su propuesta'', recordaban los locatarios inconformes.
Antes de mediodía, por el altavoz se anunció que la Comisión de Gobierno recibiría a un grupo de manifestantes. Y por su parte, Moreno ofreció una improvisada conferencia de prensa, en la cual afirmó que a través de los medios de comunicación se inició una campaña de desinformación y desprestigio contra la ley de mercados.
``No fuimos consensados; es una mentirosa, señora'', le recriminó uno de los manifestantes. Por unos minutos imperó el desconcierto, los empujones y el intercambio de palabras. Verónica Moreno siguió: ``Nosotros no queremos cobrarles la luz ni el agua, eso compete al gobierno local. Hay una confusión, porque en la ley esto se deja muy claro, y donde aparece es en el artículo 261 del Código Financiero que otros legisladores perredistas quieren aprobar''.
Aseguró que su grupo parlamentario o los diputados de PAN y PRI que la apoyaron ``no cargarán con este muertito''. Después, se enfrentó directamente a los reclamos de representantes de los 312 mercados públicos de la ciudad de México.
``A título personal me comprometo a presentar ante el pleno una moción suspensiva para que la ley no se discuta hoy'', cedió Moreno, quien en todo momento contó con el respaldo incondicional de los también perredistas Alfredo Hernández Raygosa, Víctor Soto Camacho, Ana Luisa Cárdenas y Rafael López de la Serna.
Sin embargo, las porras, los aplausos, los abrazos, las felicitaciones no fueron para Moreno, sino para su compañera de partido y principal opositora a la ley, Guillermina Martínez, quien bajo el abrazo protector de uno de los dirigentes salió a las escaleras del recinto para anunciar que el 8 de enero comenzarían las pláticas con los locatarios, a fin de conocer sus propuestas.
Pasadas las 17 horas, los locatarios empezaron a retirarse de manera pacífica, con el grito de ``¡Sí se pudo, sí se pudo!''