Astillero Ť Julio Hernández López
Siempre bien informada como es, esta columna tiene el honor de dar a conocer hoy el producto de una acuciosa investigación que le ha permitido conocer en exclusiva las cartas que los principales personajes mexicanos del poder han escrito, tanto para pedir regalos a Santaclós, como para expresar sus deseos de Año Nuevo.
Filtraciones llegadas desde el primerísimo nivel del poder (ámbito en el que de manera natural se mueve esta columna) permitieron la intercepción de las delicadas misivas, en las que los prohombres nacionales han plasmado sus deseos y propósitos más íntimos y verdaderos. ¡Un hitazo más de Astillero!
El doctor Zedillo: un calendario que se brinque todo 1999 y parte del 2000, y se detenga el día que tome posesión el sucesor.
El ingeniero Cárdenas: :un aliado que desde el poder entienda que su única esperanza de no ser ajusticiado por el salinismo es el triunfo de alguien ajeno a las concertacesiones PRI-PAN.
El licenciado Palacios: unos lentes color de rosa para mirar el futuro de su partido.
El empresario Fox: la biografía de Abdalá Bucaram, pero sin las páginas correspondientes a su debacle.
El joven Calderón: que regrese Carlos Castillo Peraza, que Fox ya no esté tan grandote, que Diego no hable tan fuerte, y que las palabras Fobaproa y concertacesión dejen de provocar agruras.
El modesto Porfirio: todas las conjugaciones del verbo porfiar y una tabla de conversiones que transforme aspiraciones presidenciales en aceptación de candidaturas a jefe de gobierno o a líder del Senado
El tabasqueño Andrés Manuel: convertir a Robertico en peje lagarto y tirarse una semana a dormir en una hamaca movida por vientos tropicales.
El subcomandante Marcos: comprarse personalmente una pipa nueva, en la ciudad de México.
El secretario Labastida: seguir corriendo como puntero, sin que el entrenador le ordene a medio camino dejar la posición a otro competidor intencionalmente rezagado.
El secretario Moctezuma: seguir corriendo intencionalmente rezagado, a la espera de que el entrenador ordene que el puntero le deje el lugar. Y un letrero grandote que diga: nadie sabe para quién trabaja.
El secretario Gurría: llaves y ganzúas para abrir candados, y una mecedora cómoda para sentarse a esperar.
El gobernador Ortiz: una corrección tajante a la instrucción bíblica de ganar el pan con el sudor de la frente. Y tener más amigos en el PAN.
El gobernador Bartlett: una camiseta para correr la grande que no diga Camarena, un sistema político que requiera caídas y que el próximo año se comience a rodar en México una parte más de Jurassic Park.
El gobernador Madrazo: declarar a Atlacomulco municipio autónomo del estado de México y luego convertirlo en capital del estado de Tabasco. Seguir siendo un amigo cabal.
El mariscal Albores: ir de rodillas a la Basílica por el milagro que se le concedió de terminar su servicio militar obligatorio mientras despacha en el palacio de Tuxtla Gutiérrez.
Diego: otro terrenito en Punta Diamante, más asuntos jurídicos de buenísima paga y, en caso de ser candidato presidencial, disponer de unas dos semanitas de descanso a mitad de campaña si las encuestas le son especialmente favorables.
La traductora de Tlatelolco: entender la diferencia entre green y grey.
El procurador del golpe seco: dejar de patinar.
El señor cardenal: que alguien le regrese el control remoto de las instituciones de asistencia privada.
El que cada vez vive menos en Dublín: simplemente, que el próximo año se le cumplan todos sus deseos.
Del estilo castrense de invitar
El lunes de esta semana, a mediodía, se recibió en La Jornada San Luis un peculiar citatorio a una conferencia de prensa.
Ocho soldados, en un vehículo militar tipo Hummer, llegaron a las instalaciones periodísticas.
Según narró Javier Padrón en la columna El Gran Tunal, del diario fraterno, uno de ellos pidió entregar personalmente la invitación que se hacía para asistir a la sesión con reporteros que deseaba tener esa tarde el jefe de la zona militar, el general Urbano Pérez, quien se manifestaría, como sus colegas de todo el país, contra la aparición del llamado Comando Patriótico de Concientización del Pueblo.
Mientras el adelantado cumplía con su labor, otro aguardaba al volante del vehículo y otros seis se plantaban, con sus armas embrazadas, frente al edificio. La conferencia de prensa fue fría, difícil. Una pregunta por reportero. Cada asistente con su credencial de identificación como requisito insalvable. Soldados filmando y fotografiando.
De reglamentos militares y otras historias
Nikito Nipongo ha enviado a esta columna el siguiente texto: La Secretaría de la Defensa Nacional arguye que hay reglamentos por los cuales se obliga a militares a cumplir diversas obligaciones. Lo indignante es que los mismos datan de 1923: año en que Alvaro Obregón mandó matar a Francisco Villa mientras ponía en práctica la confección de los inmundos Tratados de Bucareli (fraguados en espanglés en una casa de esa calle). La firma de dichos tratatos en el mismo 1923 provocaría, indirectamente, la rebelión delahuertista y, con su aplastamiento por la ayuda bélica que el gobierno estadunidense prestaría a su vasallo Obregón, causaría más tarde la dictadura de Calles mediante el PNR, siniestro abuelo del PRI. Según parece, el fraguador de aquellos reglamentos, por órdenes de Obregón, fue el entonces secretario de Guerra y Marina, Francisco R. Serrano, a quien mandaría a la tumba don Alvaro en 1927, allá por Huitzilac.
Astillas: El único mexicano que actuaba en el futbol extranjero, el mediocampista Germán Villa, ha regresado a México porque no se adaptó a la vida de Barcelona, donde jugaba con el Espanyol. Villa tuvo en Marcelo Bielsa, El Loco, el apoyo fundamental para pasar del balompié mexicano al hispano. Cuando a Bielsa lo nombraron entrenador, promovió la contratación de Villa. Ahora que Bielsa dejó el Espanyol para ir a dirigir la selección argentina, Villa quedó al garete. Sin embargo, jugó 12 partidos completos de los 15 que le correspondieron en más de cuatro meses de estancia que tuvo en aquellas tierras. La sombra de Hugo Sánchez, la nostalgia por el terruño y la salida de Bielsa han traído ya de regreso al América al que era el único futbolista mexicano de exportación... En Nayarit, se anotaron ocho priístas para participar en la contienda por la candidatura a gobernador. Entre ellos están los dos principales contendientes, que son el senador y general Alvaro Vallarta Ceceña y el presidente municipal de Tepic, Félix Torres Haro. Ambos pidieron licencia a algunos de sus cargos, al igual que el senador José Luis Medina Aguiar, los diputados federales Miguel Angel Navarro Quintero y Salvador Sánchez Vázquez. Otros aspirantes son Liberato Montenegro, Lucas Vallarta Robles (medio hermano de Alvaro) y Alberto Tapia Carrillo. El CEN del PRI decidirá cuáles de ellos quedarán como precandidatos firmes. Frente a los movimientos priístas se mantiene la presión de panistas cercanos a Antonio Echevarría, el hombre rico de Nayarit, para que el blanquiazul se una al PRD y al PT para postular al ex secretario de Finanzas de Rogelio Flores Curiel y Emilio M. González como la opción del cambio en aquella entidad... Esta columna dejará descansar a sus lectores del 28 de diciembre al 10 de enero, deseando en esta última entrega del año a todos quienes la leen que pasen una Navidad feliz y que el año próximo sea mejor de lo que se espera.