Teresa del Conde
Exposición italiana en el MAM

El abanico de la muestra Del novecento a Corrente se corresponde aproximadamente con la producción artística italiana entre las dos guerras, pero guarda precedentes importantes previos a la conformación de grupos, algunos de los cuales se integraron a partir del diario Il popolo. Así uno de los más acendrados futuristas, Umberto Boccioni, convergió en Roma con Gino Severini y Giacomo Balla desde 1899. Este último fue de los primeros en acusar interés por introducir a Italia los trabajos de los impresionistas y posimpresionistas franceses, así como de los simbolistas belgas y austriacos. Por medio de reproducciones dio a conocer en su país a Monet, Cezzanne, Seurat y Signac.

En 1902 Boccioni ganó un premio y esto le permitió trasladarse a París, donde tomó contacto con Apollinaire y varios pintores. Boccioni llevó un diario entre 1906 y 1908 en el que anotó sus reflexiones, sobre todo respecto del cubismo y el fauvismo. Allí están las premisas que darían lugar al Primer Manifiesto de los Pintores Futuristas (París, 11 de febrero de 1911) que fue posterior al que Filippo Tomaso Marinetti publicó en Le figaro, el 20 de febrero de 1909. Ambos fueron traducidos y difundidos en Alemania, Francia, Rusia y EU. Varios de los pintores reunidos en la muestra fueron firmantes del primero: Carrá, Severini y Balla, entre otros. Italia se encontraba inmersa en las vanguardias, se exaltaba la belleza de las máquinas, la velocidad, el progreso, pero no mucho después, en 1915, Carlo Carrá escribió un artículo en el periódico La Voce que comienza: ``Debemos regresar a Giotto''. Mediante manifestaciones diversas y aun opuestas, la exposición que se inaugurará el 15 de enero ofrece estas dos vertientes: por un lado están los artistas conscientes de un pasado inconmensurablemente rico que se impusieron revisar. Por otro, todos fueron artistas de su tiempo.

El Novecento ofrece un viraje radical hacia la pintura figurativa y la recuperación de tradiciones locales, pero el fenómeno en nada se parece al que en décadas anteriores favoreció la eclosión de un grupo como el de los prerrafaelitas ingleses. Los figurativos italianos no forjaron un estilo ``retro'' sino que amalgamaron cubismo, futurismo y expresionismo. Además, Giorgio de Chirico, Carrá, Filippo de Pisis, Alberto Savinio (hermano de De Chirico) ofrecieron una inédita continuación del simbolismo, o si se quiere del pre-surrealismo a través de la Pintura metafísica, cuya vigencia en De Chirico corre desde 1910 hasta la creación de la revista Valori Plastici.

Carrá, en 1916, comparte sus posiciones: ``Mi nuevo estilo busca un necesario balance entre el nuevo arte y la tradición, entre la naturaleza y el arte, un balance que el futurismo ha negado''. Al año siguiente, Giorgio Morandi crea sus primeras naturalezas muertas metafísicas, en tanto que el 15 de noviembre de 1918 el editor M. Broglio lanza el primer número de Valori Plastici, que concomitantemente a La Ronda, cubre el espectro de inquietudes plásticas y poéticas en la Italia de ese momento.

En la 14 Bienal de Venecia (1924) Margarita Sarfatti, quien fue amante de Mussolini, presentó al grupo Novecento constituido en Milán en 1922. Al principio lo conformaban sólo siete artistas, pero en 1926 y 1929 el Palazzo della Permanente presentó una exposición de más de 100 participantes relacionados con las ideas novecentistas. En 1930 Milán dejó de ser sede del Novecento, como antes lo había sido del futurismo. Roma ocupó el rapport directo con los artistas, en parte a través de la fundación desde 1926 de la Accademia Italiana. Estamos hablando aquí de una primera etapa del fascio, no obstante es necesario aclarar que las personalidades estéticas de los artistas se mantuvieron libres, cosa que queda bien ilustrada en la presente exposición. Emilio Battisti tenía razón al afirmar que la forma de realismo cultivada por el Novecento durante los años treinta en Italia es más reveladora de personalidades individuales que el tipo de realismo cultivado, por ejemplo, en Alemania o en la ex URSS. Algo similar ocurrió en México con la Escuela Mexicana de Pintura que tiene como protagonistas iniciales a los grandes muralistas. Todos diferían entre sí y se consideraban realistas.

El último movimiento incluido en la muestra es Corrente y se desarrolló en Milán bajo premisas posiblemente posrománticas. Los artistas diferían, pero mantenían una ``creencia'': el arte moderno italiano debía estar en contacto continuo con el resto de Europa y debía expresar ``los fermentos y la inquietud de los tiempos''. Balla, Severini, Sofici, De Chirico, Morandi, De Pisis, Manzú, Guttuso estarán representados en la muestra en cuestión.