La Jornada 20 de diciembre de 1998

Oscar Cadenas, a la expectativa de un acuerdo político en el País Vasco

Blanche Petrich Ť Oscar Cadenas, el presunto etarra preso desde hace dos años en Almoloya en espera de una resolución a la petición de extradición del gobierno español, confía en que el viraje político en marcha en el País Vasco, que podría posibilitar una negociación con el grupo armado independentista ETA, impactará positivamente en su caso.

``Mis expectativas han crecido'', expresó en una entrevista telefónica. ``En la medida en que se distiende la situación en Euskadi, queda claro que los presos políticos lo están porque hay una persecución política. En consecuencia, también mi caso es político.''

Cadenas, originario de San Sebastián y residente ilegal en México, fue detenido en Cuernavaca ``el día de la Guadalupe de 1996'', recordó. El gobierno español pidió a la cancillería mexicana su extradición por acusaciones de que habría participado, como cómplice, en el secuestro y posterior asesinato de un empresario ibérico. Inicialmente fue recluido en el Cereso de Almoloya, ya que su averiguación fue radicada en un tribunal de Toluca. ``Allí me robaron hasta el pantalón''. Dos días después, sin argumentar por qué -``y según yo creo ilegalmente''-, fue trasladado al penal federal de máxima seguridad.

Mientras transcurren los meses de esgrima legal sobre ese caso, el tercero relacionado con peticiones de extradición españolas contra presuntos etarras -en las dos demandas anteriores el gobierno mexicano se negó a enviar a España a Esteban Murillo y Andoni Zelaia-, Cadenas capea los rigores del penal mexiquense.

El Acuerdo de Lizarra, ``buenísimo''

A lo largo de los tres minutos que le fue permitido hablar por teléfono, aprovechando una de sus dos llamadas semanales, aseguró estar ``echándole ganas'' a su situación en cautiverio. Contó que hasta hace dos meses permaneció un semestre completo en reclusión aislada, sin tener contacto con ningún otro recluso. Desde hace poco se le alojó en un módulo con otros dos internos.

Comentó entusiasmado que en días recientes recibió dos cartas, una de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y otra de la abuela de un amigo de su barrio, Amara Viejo, en su natal Donosti. ``No recibía correspondencia desde noviembre del año pasado''.

En sus actuales condiciones le es permitido recibir tres periódicos a la semana, previamente revisados por los custodios. Si alguno contiene una noticia relacionada con su juicio, no se le entrega. Además, puede escuchar noticieros de radio y televisión. Así ha ido entreviendo el proceso desencadenado recientemente en Euskadi, que culminó con el Acuerdo de Lizarra entre fuerzas nacionalistas vascas.

``Me lo esperaba. Más pronto que tarde debía darse un acuerdo así. No pensaba que pudiera ser tan pronto, ni para este año ni el que viene, así que ocurrió mucho antes de lo que yo pensaba. Los partidos Nacionalista Vasco y EA, por razones personales o políticas, no sé, no habían tomado una posición clara. Ahora se han decidido a defender lo nuestro, a apoyar nuestros anhelos de autodeterminación y, ¿que puedo decir yo? Que eso es bueno, buenísimo.''

Calificó el proceso de extradición que enfrenta de ``una manipulación del gobierno español''. Dijo que la resolución de las autoridades mexicanas debería basarse en los mismos principios que le hicieron negar a España la extradición de Murillo y Zelaia, y no en las consideraciones políticas que tuvo el ex canciller Angel Gurría de responder positivamente a la petición de Madrid, ``como un regalo al rey Juan Carlos''.

Para los abogados defensores de Cadenas, Pilar Noriega y Lamberto González, la justicia española no aportó pruebas suficientes sobre la culpabilidad de Cadenas, lo que hace inviable la extradición conforme al tratado bilateral sobre la materia que estaba vigente en el momento de la detención y el comienzo del juicio.

En dos ocasiones, los defensores de Cadenas han presentado amparos en contra de la resolución de la SRE favorable a la extradición, argumentando que el gobierno mexicano está aplicando de manera retroactiva el protocolo y el nuevo tratado de extradición México-España, que entraron en vigor después de iniciado el juicio. Según el nuevo tratado, el Estado demandante de una extradición no debe necesariamente comprobar el delito del preso extraditable.

El expediente está en proceso de revisión en la Suprema Corte de Justicia, a demanda de los defensores, quienes esgrimen la inconstitucionalidad del nuevo pacto bilateral de extradiciones. Si la Corte responde favorablemente a los argumentos de los abogados del vasco preso, Oscar Cadenas saldría de inmediato de prisión. De lo contrario, el caso pasaría a una evaluación de fondo en un tribunal colegiado.