Fondos obtenidos de los tres conciertos en el Hard Rock; hoy, el último

$672 mil, de Maná, para comunidades de Acteal
Patricia Peñaloza n El grupo Maná destinará 672 mil pesos, aproximadamente, a la comunidad de Acteal, Chiapas, los cuales serán empleados para construir una escuela y una clínica; son fondos obtenidos como resultado de los tres conciertos (17, 18 y 19 de diciembre) que la banda tapatía ha comenzado a ofrecer en el Hard Rock Live. Las localidades ya están agotadas.
En el primero de sus "últimos conciertos del siglo" (descansarán el año entrante), entre su pop calypso-reggaesero, el vocalista Fher manifestó a su público, tras interpretar una quincena de canciones: "Estamos muy agradecidos de que hayan venido al toquín; gracias a ustedes pasarán cosas lindas en Acteal, Chiapas, a casi un año (22 de diciembre) de que unas guardias blancas tuvieran la mala onda de matar a 45 indígenas, entre ellos a mujeres embarazadas. El dinero de estos conciertos se donará en su totalidad a Acteal, para que se construyan ahí una escuela y una clínica". Después, repitió el fragmento de una carta que dijo haber recibido de las autoridades de aquella comuni Mana dad: "Hablar de Acteal es hablar de dolor y terror, pero también de un 'šYa Basta!'; de que resistimos, y de un gran amor por parte de Maná y la gente que los ve. Gracias por su ayuda". Tras esto, la gente que gustó de corear Déjame entrar y De los pies a la cabeza, vitoreó emocionada.
Sin hacer alusión política alguna, Alex en batería, Juan en el bajo y Sergio en la guitarra, le dieron duro a sus megavendedores temas; tan sólo Fher dijo también dedicar Selva negra a "la gente de Chiapas, a los olvidados de siempre". Siguiendo con su corrección, ahora ecológica, dedicó Cuando los ángeles lloran a la memoria de Chico Mendes, quien fuera "defensor de nuestra madre tierra en Brasil, que luchó porque cesara la destrucción de la selva amazónica, nuestro más grande pulmón natural".
Entre el respetable no hubo invitados especiales ni gente de prensa, puesto que no fueron convidados; pero estuvo integrado por personal juvenil, tirándole más bien a adulto, el cual no dejó de aullar tras cualquier cosita que hiciera o dijera Fher, ni de corear a voz en cuello los megaéxitos de Maná, faltos de imaginación en sus letras, pero bien pegajosos: Como un lobo por tu amor, Como un perro, Cómo quisiera, Cómo te deseo, Cómo diablos, Cómo dueles en los labios.
Tras señalar que Me vale iba dedicada a la "ciudad más habladora" (el DF), y a la sociedad hipócrita, Alex, el "animal de la batería" --como lo presentó Fher--, cantó el tema y extendió la rola hacia un destacado solo de cerca de 10 minutos; sin duda un extraordinario bataquero, quien gusta de ponerse de pie a la mitad de las rolas y hacer piruetas con las baquetas. También hizo gala de su talento el jovencito Sergio Valle en la de seis cuerdas, ya eléctrica, ya acústica. A pesar de sus fusiles a Police y Paralamas, así como a algunos riffs marleyescos, sonaron claros, con buena producción: Te lloré un río, El reloj cu-cú (con introducción de El rey y Ella, de José Alfredo Jiménez, aunque --chin-- con una pobre interpretación vocal), Rayando el sol, Huele a tristeza, Ahogado en un bar, Oye, mi amor. Ya en el encore, Fher mostró una playera del América y otra de Chivas, preguntando cuál era mejor; el público aplaudió a ambas, pero el cantante finalmente se puso la del Guadalajara.
Para terminar, flanqueado por una manta que rezaba: "México unido con los indígenas de Acteal, Chiapas", él mismo agregó: "Gracias por cooperar para esta supercausa. Estamos orgullosos de ser mexicanos. Que Dios bendiga este país... y šque viva México, cabrones!".