Masiosare, domingo 20 de diciembre de 1998
Por su preocupación por el combate a la pobreza y la salud pública (José Angel Gurría).
Por sus prematuras campañas a la Presidencia (Manuel Bartlett, Vicente Fox, Cuauhtémoc Cárdenas y Miguel Alemán).
Por su regreso espectacular (Carlos Salinas).
Por su empecinamiento rodeado de adjetivos (Andrés Manuel López Obrador).
Por su ausencia (el doctor Ernesto Zedillo). O, más terrenalmente, simplemente por su captura (Daniel Arizmendi y Carlos Cabal Peniche). La complicada selección se completa con la lista de semifinalistas, una más con los nombres de las víctimas del 98 y otra con los sobrevivientes.
Con excepción de las listas de beneficiarios del Fobaproa, las que aquí presentamos son, necesariamente, arbitrarias, aunque no admiten rectificaciones.
``Cómo ganar una candidatura sin preocuparse por el desgaste''.
La frase podría resumir el año de Vicente Fox.
El ex gerente de la Coca-Cola y gobernador de Guanajuato ha hecho todo para colocarse, en la disputa por la candidatura presidencial, en la punta, y, de paso, en el liderazgo del PAN.
Media docena de viajes al extranjero; un ``club de amigos'' para allegarse de recursos; una gira nacional de promoción -que le ha robado diez semanas laborales-; dos spots en la televisión; una campaña contra Cuautémoc Cárdenas; una página en Internet; anuncios en los partidos de la final del campeonato de futbolÉ
Su equipo -integrado por el empresario José Luis González; Alberto Ortega Vensor, representante del gobierno de Guanajuato en el DF, y Mauricio Candiani Galaz- ha desarrollado un intenso programa que culminará en septiembre próximo, cuando el guanajuatense se separe de la gubernatura.
Las huellas de Fox han aparecido por todas partes: en la fallida candidatura de Ramón Corral por el gobierno de Chihuahua; en la conformación de un grupo legislativo opuesto a Carlos Medina Plascencia; en maniobras de contrapropaganda en Sinaloa; en la lucha por la candidatura al gobierno del Estado de México, con Ruth Olvera; en el voto panista para destrabar el FobaproaÉ
La marca de Fox llegó para quedarse. Con todo y sus frases provocadoras. ¿Chiapas? El lo arregla en cinco minutos. ¿Pemex? Lo vendo, qué caray. Y así al infinito.
Luego de sus críticas a Felipe Calderón, la directiva del PAN quiso jalarle las riendas. El silencio de Fox duró cinco minutos.
Sus frases
``Para Cuatemochas no hay cuartel''.
``Basta hacer hablar a Cuauhtémoc Cárdenas para darse cuenta que es un hombre totalmente vacío y que no tiene nada que ofrecerle al país... excepto lo que aprendió allá por los años treinta''.
Cárdenas ``sigue nadando de muertito y culpando al gobierno federal de las desventuras''.
``La están regando. Su interferencia es una regresión. Es irnos al pasado socialista, comunista izquierdista, autoritario, estatista que no funcionó en ningún lado del mundo y que ya desapareció''. (Sobre la Ley de Asistencia Privada).
El presidente Zedillo ``anda fuera de la realidad, fuera de lo que está pasando''.
``En materia de alianzas estoy abierto a todo''.
``Si el PRI trata de cerrar el camino a la democracia (en el 2000), por supuesto que habrá resistencia civil. Inclusive, esperen nuevos Marcos, nuevas grillas y nuevas sublevaciones. Esto se volvería un polvorín y el que va a encabezarlo sería el propio Fox, sin ninguna duda''.
(Sobre Fobaproa) ``Si nos quieren pasar la factura, primero que nos expliquen por qué y luego que nos pidan perdón por lo que han hecho al país''.
''... mi posición sería que no se condicione necesariamente la resolución del caso Ortiz y el juicio político a la resolución del Fobaproa''.
``Los partidos políticos sufren una crisis de identidad y de representatividad''.
Termina el año con la imagen de
``salvador del PRI''. El adalid de los priístas ``verdaderos'', de los
enemigos de los tecnócratas, de la derecha reaccionaria y los
aventureros de la izquierda.
¿Sus méritos? Se dio el lujo de sacrificar a su favorito en la
contienda interna de su partido, le ganó al PAN una controversia
constitucional, arrasó en las elecciones de Puebla, y concedió
entrevistas como nadie.
-¿Y si se dieran los apoyos, aceptaría la candidatura? -le preguntó
Ricardo Rocha el segundo domingo de enero.
-Bueno, pues creo que sí.
El ex secretario de Gobernación se destapó .
Mariano Palacios Alcocer quiso regañarlo por ``adelantarse a los
tiempos'', pero sólo consiguió confirmar su propia invisibilidad.
Diego Fernández de Cevallos y Felipe Calderón encabezaron la batalla
panista contra la llamada ``ley Bartlett'', que regula la asignación
de recursos a los municipios. Llegaron hasta la Suprema Corte. Y
perdieron.
A los panistas, dijo entonces el gobernador Bartlett, ``les da mucho
miedo que yo pudiera ser el candidato del PRI'', y volvió a apelar a
una designación del candidato fincada en ``el auténtico sentimiento de
las bases''.
En la víspera de Semana Santa, Bartlett (el mejor secretario de
Educación, según Ernesto Zedillo) hizo ruido durante un desayuno en La
Hacienda de Los Morales. Frente a decenas de ex diputados federales
denunció que el PRI era víctima de trampas y traiciones ``organizadas
desde arriba''. Ahí mismo, tras las críticas de rigor al presidente
Zedillo y a Palacios Alcocer, Bartlett fue llamado ``el único salvador
del priísmo''.
Cuando la dirección nacional del PRI impuso un método novedoso para
seleccionar candidatos, el gobernador Bartlett ni se inmutó. Apoyó a
José Luis Flores Sánchez y después festejó el triunfo -sin
indisciplinas ni jaloneos- del ex dirigente campesino Melquiades
Morales Flores.
Imparable, Bartlett se permitió reconocer -al lado de su amigo Mario
Villanueva, gobernador de Quintana Roo- la existencia del
sindicato de gobernadores salinistas: ``Es una realidad, cuenta
con una membresía tan secreta como la de la CTM'', dijo irónico.
A partir de entonces, el ex secretario de Gobernación ha acudido a
varias entidades para apoyar las campañas de los candidatos del
PRI. Cuando estuvo en Veracruz, con Miguel Alemán, los reporteros lo
interceptaron:
-¿Está usted seguro de ser candidato a la Presidencia?
-Para eso voy: para ganar, no para perder.
-¿No tiene usted miedo de que el dedo del Presidente lo deje fuera?
-Yo no tengo miedo de nada.
La lista de entrevistas que Bartlett ha concedido es vastísima. Tanto
como su insistencia en rechazar dos temas: la famosa ``caída del
sistema'' en 1988 y la hipótesis de sus líos judiciales en Estados
Unidos (``No hay nada. Puedo viajar allá cuando quiera'').
En esa línea, aprovechó la pista que le puso el político retirado
Carlos Castillo Peraza para hablar de otro precandidato del PRI:
-¿No quiere que sea candidato ni presidente Francisco Labastida?
-Sí, pero después de mí.
Una cosa más: pese a su encendida defensa de los valores tradicionales
del priísmo, Bartlett se ha cuidado de hablar mal de Carlos
Salinas.
Frases del año
``Ya fui precandidato a la Presidencia hace diez años, con reglas que
acepté entonces y que me fueron desfavorables''.
``¿Cómo es posible que pensemos en que se pudo haber manejado una
elección por computadora? (Sobre la caída del sistema).
``Es una conspiración ridícula, sin prueba alguna. Es una infamia. Una
calumnia... no contra Manuel Bartlett, sino contra México''. (Sobre las
acusaciones en su contra por el asesinato de un agente de la DEA).
¿Cárdenas? ¿Por qué Cárdenas? ¡Su triunfo electoral fue en el 97! En cambio, este ha sido el año de sus tropiezos, de sus lecciones de nado de a muertito, de las renuncias de sus funcionarios, de los fregadazos de la prensa salinista''.
Vamos por partes.
Mayo de 1997. La ciudad -si ganaba Cárdenas- iba a ser el caos. Las huestes del voto duro priísta tomarían las calles y Superbarrio se lanzaría a macanazos contra las lideresas de ambulantes, protegido por la policía. Los hilos secretos del control corporativo se romperían y cada quien para su santo. Sólo un candidato los conoce. De modo que con Del Mazo hasta el embarazo. Pero no pasó. La ciudad siguió caminando. Gracias a nosotros, que dejamos la ciudad funcionando, dirían los priístas.
Abril de 1998. Segundo capítulo de la estrategia. Si el caos no llegó, sí la tragedia: los nuevos son no sólo inexpertos, sino ineptos. Ramón Aguirre y Oscar Espinosa les podrían dar lecciones de inteligencia política y honestidad, ¡qué caray!
La ciudad no se derrumbó y, pese a todo, Cárdenas siguió registrando primero en las encuestas nacionales rumbo al 2000.
Es el enemigo a vencer de Vicente Fox y la caballada priísta. El año que termina es el año de mantenerse pese a todo, incluso pese a su incapacidad autocrítica y a la lista de yerros que se le han registrado puntualmente en los medios.
Una recapitulación que ya harta: funcionarios con antecedentes penales en la procuraduría, renuncia de su jefe de policía, de su oficial mayor y otros funcionarios más, corridos por berrinchudos o groseros.
Los índices delictivos a la alza, choques entre su procurador y su jefe de policía, torpezas de los diputados locales, etcétera...
Y con todo, Cárdenas se dio tiempo de arrancar informalmente su ruta al 2000, cuando presentó un ``paquete económico'' que incluía un aumento salarial superior al tope y el mantenimiento de tarifas en servicios públicos, en oposición al paquetazo de Zedillo y Gurría.
Buena plataforma para una definición que vendrá en septiembre venidero.
No faltarán los escollos.
``Encerrarnos en el tema de la seguridad pública hubiera sido suicida'', dice un alto funcionario de su administración.
Pero en el afán de abrir el abanico llegaron a temas espinosos como la asistencia privada. ``Con la iglesia hemos topado...'', pone cara de susto el alto funcionario.
El caso de la asistencia privada pone en la mesa el punto crucial: se miden mal las fuerzas, se lanza la iniciativa con la certeza de que se tiene la razón y, sobre todo, no se escuchan las voces de alerta.
Que se cuenten los errores del 98. Que se diga cuántos tienen que ver con la sordera. Que se saquen las buenas cuentas de las encuestas nacionales. Pero, a pesar de Fox, el 2000 todavía no llega.
Del cielo del canal de las estrellas bajó Miguel Alemán para reincorporarse a la política, ganar la gubernatura de Veracruz y engrosar la pálida lista de precandidatos priístas a la presidencia de la República.
El giro del hijo del ex presidente fue ejemplar en muchos sentidos. En su estado natal, usó formas políticas inéditas y desplegó ilimitados recursos. Recorrió el estado en su jet particular y en dos helicópteros. Usó a la cartelera principal de Televisa para resucitar los mítines masivos, y hasta llevó a Emilio Azcárraga Jean a sus actos de campaña.
En unas semanas más, Manuel Bartlett dejará de ser gobernador de Puebla. Y Alemán heredará la jettatura del ``sindicato de gobernadores''. Ambos, junto con Roberto Madrazo, estarán juntos en la reconstrucción del PRI rumbo al 2000.
``La política es una ciencia de conciencia, de constancia y circunstancia, y la última es más importante que las otras dos'', dice constantemente Alemán. Y comenta que siempre ha sido un hombre ``con muy buena suerte''.
Su buena estrella lo hizo competir por la gubernatura de Veracruz, entidad con la tercera población electoral del país, a los 64 años, seis después de habérselo propuesto (entonces llegó Patricio Chirinos, con la bendición de Salinas, mientras que Alemán renunció al Senado y regresó a Televisa).
Por ahora, la mirada de Alemán está puesta sólo en Veracruz. Ya prometió que no será un gobernador de dos años: ``Sería humillar a los veracruzanos''. Pero, al fin soldado del PRI, como bien diría Emilio Azcárraga, reconoce en corto que estará listo ``para lo que ordene'' su partido en la batalla del 2000.
Alemán asume que sus próximas tareas políticas tienen que ver con el PRI.
``Mi misión es hacerlo fuerte en el 2000 y a Veracruz en el 2004. Después, ya buscaré otro camino. Habré cerrado otro círculo de los que me ha tocado vivir como profesional. Punto''.
El secretario de Hacienda sorteó con gallardía los coletazos de los efectos dragón, samba y vodka. Igual navegó en los sótanos de los bajísimos precios del petróleo. Alzó su imagen mientras el peso caía frente al dólar. Tuvo firme el pulso para anunciar tres recortes presupuestales consecutivos. Y al final, quién lo dijera, cayó fulminado por una calculadora de bolsillo... made in Taiwan (instrumento que no usó para calcular los 640 mil millones de pesos a que asciende el Fobaproa).
Al arrancar 1998, la plataforma de José Angel Gurría Treviño era inmejorable. El templo sagrado de la política económica era el paso al paraíso: la candidatura presidencial.
Los candados del PRI, se pensaba, se abrirían para dar paso a Gurría y otros miembros del gabinete. Eran un asunto menor. Nada que una asamblea nacional no pudiera arreglar.
¿Fobaproa? Entonces era un tema para iniciados.
Con el paso de los meses, el asunto del fondo bancario se impuso y enfrentó a Gurría con las oposiciones. Y aunque él encendió la corta mecha, muy pronto lo hicieron a un lado de las negociaciones con los partidos y su lugar fue ocupado por Francisco Labastida.
Por si algo faltara, el Angel de la Dependencia -como se le bautizó el sexenio anterior- se enfrentó con su antecesor, Guillermo Ortiz. Las fichas de la macroeconomía se jugaron entre él y el gobernador del Banco de México.
``Vamos bien, avanzamos'', dijo Gurría al glosar el cuarto Informe del Presidente. Unos días después se cayó el precio del petróleo y el país tuvo de nueva cuenta la sensación de hundirse en la crisis.
Sus comparecencias de fin de año fueron el remate obvio. Mientras desde las curules los legisladores de oposición le exigían que renunciara, Gurría rechazaba hacer ``un circo''. Fue, diría después el secretario, ``un pleito de rancho''.
Pero su verdadera frase del año fue la pronunciada en defensa del Fobaproa y el proyecto de presupuesto: ''México gana''.
Claro, con la implacable lógica de la Secretaría de Hacienda, que luego de tres recortes al presupuesto culpa a los diputados de poner en riesgo los programas de combate a la pobreza y apoyo al campo si no aprueban el nuevo impuesto telefónico...
En todo caso, el lector puede olvidar los datos anteriores, porque a José Angel Gurría no hay nada que lo defina mejor que sus declaraciones.
Sus frases
``México gana''.
``Hay que cuidar el lenguaje''.
``Según el sapo, será la pedrada''.
``México no está en crisis''.
``Esta crisis ya no es broma''.
Las crisis de las bolsas ``son problemas de otras latitudes''.
``La economía anda bien''.
``Les he dado toda la información que necesitan... No se trata de venir a aquí a hacer un circo''.
``No renunciaré''.
Año de críticas, de pitorreo a la máxima de las instituciones republicanas. De ausencia, de falta claridad en la línea de mando. Está entre los diez personajes del año más por el peso de su ausencia que por el de su presencia.
El año de Zedillo inició con la sombra de Acteal. Los ajustes del gabinete tuvieron entre sus objetivos parar la avalancha de denuncias sobre violaciones de derechos humanos. Pero en lugar de eso se desató la persecución contra observadores internacionales. Luego, la pugna con Pierre Sané, presidente de Amnistía Internacional.
La promesa de una ``política económica de Estado'' se desvaneció con la dureza de la ``disciplina fiscal'' y la defensa -a toda costa- del proyecto económico.
Zedillo estuvo en Chiapas por lo menos una docena de ocasiones -la mitad de ellas, luego de la catástrofe de las inundaciones- y casi siempre para reiterar que su gobierno busca una salida pacífica al conflicto armado.
En uno de esos viajes asestó un golpe certero a la Conai (en relación con el obispo Ruiz habló de ``liderazgos mesiánicos y ``apostolados de la hipocresía''). Zedillo le pegó así a la mediación posible.
Las lanzas de Zedillo durante 1998 también se dirigieron al PRD. Sin aludirlo directamente, ha dicho que ese partido trata de engañar a la sociedad, que busca sacar ventajas electorales con la discusión del Fobaproa, que su propuesta de un pacto de gobernabilidad carece de sustentoÉ
A mediados del año, la buena noticia para el gobierno fue que se dejó de hablar de Chiapas. La mala, que el país entero conoció de la existencia del Fobaproa.
Ninguna jugada le ha salido bien al presidente. Vaya, ni siquiera en su intención de desaparecer Conasupo -considerada como una de las principales fuentes de corrupción-, que no cosechó el aval de los legisladores.
Una revelación del periódico Público, de Guadalajara, desató un escándalo que tocó a Zedillo por la presunta asociación de su hermano Rodolfo en negocios de lavado de dinero.
El Presidente se ha visto involucrado en otras polémicas.
Cuando en México circularon las fotografías de un Carlos Salinas de Gortari encorvado y avejentado, se entendió que la guerra Zedillo-Salinas iniciaba un nuevo capítulo.
Pero no hubo reacciones evidentes en el círculo del Primer Mandatario por el ``publirreportaje'' que hizo circular el ex presidente Carlos Salinas de Gortari apenas hace un mes, o la entrevista que éste concedió al semanario Newsweek.
En los medios políticos sí, porque se entendió que Salinas prepara su retorno a México y la reactivación de su círculo político.
Tema que dejó correr y que deberá resolver el próximo año es el del desbordamiento de la sucesión presidencial. En distintas ocasiones ha declarado a la prensa extranjera que no influirá en la designación del candidato del PRI a la Presidencia de la República en el 2000.
¿En verdad no será factor de decisión en la definición de la candidatura del PRI?
Esa, como muchas otras interrogantes, reclaman la respuesta que Zedillo se negó a dar este año.
Sus frases
``Las medidas son difíciles, pero necesarias y hay que tomarlas. Asumo la responsabilidad política''.
``Si no hubiéramos actuado con rapidez y eficiencia estaríamos peor''.
``Prometí que haré todo lo necesario, sin importar el costo político que tenga que pagar hoy, para que en diciembre del 2000 entregue el gobierno federal con una condición en la cual nuestra economía esté fundamentalmente sana''.
``Hemos fallado, pero no
fracasaremos''.
``No tengo cash''.
La lista de manifiestos, convocatorias, iniciativas y debates del presidente nacional del PRD es larga, pero no tanto como la de epítetos que le endilgaron sus adversarios de todos los colores. ``Ultra'' fue lo menos que le dijeron. Y el tabasqueño salió al cuadrilátero con frases, como la dirigida a Ernesto Zedillo: ``Serénese, señor presidente''.
El enemigo número uno de Mr. Fobaproa tuvo un año intenso. Un año en el que, para mala fortuna de sus adversarios, se sobrepuso al mote de ``presidente de Nacajuca''.
El empuje del tabasqueño logró elevar el costo político de la aprobación del Fobaproa. Gobierno, PRI y PAN tuvieron en la mira a López Obrador a la hora de negociar -y votar- el acuerdo coronado con bolsas de harina que volaron en el cielo de San Lázaro.
Algunos entusiastas dicen que el López Obrador de 1998 ``reinventó la lucha de clases''. Otros, más mesurados, que fue congruente con su machacona idea de ``política de principios''. Lo cierto es que la figura de López Obrador creció dentro y fuera de su partido. Entre las preferencias ciudadanas, por ejemplo, pues aunque Cuauhtémoc Cárdenas sigue siendo considerado el mejor prospecto perredista para el 2000, López Obrador ya empató a Porfirio Muñoz Ledo.
Enterado de que la política es un asunto de ``jugadas'', López Obrador buscó una y otra vez el ``diálogo directo'' con el presidente Zedillo, mientras se rehusaba a reunirse con Francisco Labastida; sostuvo acercamientos con el PAN, aunque desde enero decía -en corto- no confiar en Felipe Calderón, y machacaba con los principios, mientras en algunas entidades su partido hacía candidatos a personajes de trayectoria dudosa, por decir lo menos.
Aunque no perdió de vista el conflicto chiapaneco ni los retos electorales de su partido, López Obrador hizo del Fobaproa el eje esencial de su acción política. Su postura sobre el tema le valió ataques de empresarios y banqueros, de funcionarios del gobierno, de líderes de otros partidos y aun choques directos con el coordinador de los diputados perredistas, Porfirio Muñoz Ledo.
En términos de porcentajes, el PRD no pudo sostener el ascenso electoral que -también con su dirección- tuvo en 1997, pero ese hecho no impidió que se despachara con dos gubernaturas, Zacatecas y Tlaxcala, ganadas gracias al ``desfondamiento'' del PRI.
¿Qué se recordará del López Obrador de 1998? La lista puede ser variada. Por ejemplo, la revelación de los nombres de grandes beneficiarios del Fobaproa. O bien las denuncias contra PRI y Banco Unión, por las cuentas de la campaña presidencial de 1994. O la consulta nacional sobre el fondo bancario. O sus debates con Mariano Palacios y Felipe Calderón. O su rechazo a presentar una iniciativa de ley de derecho y cultura indígenas.
Cuando ya había decidido adelantar su propio relevo -esto ocurrirá en abril venidero- López Obrador realizaba una gira para promover la consulta sobre el Fobaproa. Entonces recibió el aviso de que se fraguaba un atentado en su contra. El decidió continuar sin equipo de seguridad: ``No vamos a cambiar programas ni recorridos, asumimos los riesgos'', dijo a los suyos.
Sus frases
El PRD no apuesta al derrumbe del país con la creencia de que, para que venga lo nuevo, México tiene que estar en escombros.
El Fobaproagate es el fraude más grande y bochornoso de la historia de México.
No amarremos navajas entre Porfirio y Cuauhtémoc.
El único camino de sobrevivencia que le queda al PRI es el del autoritarismo y el uso ilegal del presupuesto.
Al igual que (Porfirio) Díaz, Zedillo ya se arrepintió de sus ofrecimientos democráticos y, como el dictador, se prepara a ganar en el 2000 sin reparar en la imposición de medios políticos ni en la ética, y menos en el dinero.
Vamos a seguir ejerciendo nuestro derecho a disentir, aunque esto no le guste al señor Presidente.
Por más tinta y más palabrería que le echen encima no podrán borrar el avance económico y democrático vivido entre 1988 y 1994. Salinas por Salinas.
El silencio roto para defenderse y defender a su familia. El regreso del gran Salinas para -más allá de la ``tinta y la palabrería''- hablar de sí mismo como el reformador incomprendido.
``Solidaridad fue mucho más que un programa de alivio a la pobreza'', presumió el ex presidente en un artículo publicado en El País, luego de que un organismo internacional elogiara la joya de su política social, en su primera aparición del año en la prensa internacional.
Paradojas de los salinistas después de Salinas. En el abasto popular o la salud pública, los funcionarios que vieron crecer sus estrellas con el ex presidente se siguen de largo y crean remedos de las políticas salinistas: el Progresa, por ejemplo. A estas alturas, incluso, algunos detractores del manejo clientelar del Pronasol piensan en ese programa con cierta nostalgia.
Pero Salinas no es el recuerdo de una obra de drenaje o una carretera, por más que algunos habitantes de Chalco sigan dispuestos a dar la vida por él.
No. Salinas es, sobre todo, la encarnación de la ingenuidad del poder. Porque hoy -después de las máscaras en las calles y del ``linchamiento'' que sus defensores consideran prueba del atraso político del país-, Salinas carece del menor empacho en repetir que no conoció la fortuna de su hermano Raúl cuando la prensa publicó la información en 1995. Esos reportes, escribió para Newsweek, ``fueron una completa sorpresa para mí''.
``Dos acusaciones terribles se han hecho contra mi hermano Raúl Salinas'', escribió en la revista estadunidense en relación las acusaciones de las autoridades suizas. Acusaciones intolerables, absurdas, una afrenta para todos los mexicanos, remató.
Y de nuevo la hipótesis del complot: ``No hay duda. Las acusaciones en contra de mi administración y la persecución interminable de mi familia están vinculadas con la lucha por el poder que hoy tiene lugar en México''.
El todopoderoso Salinas, plantado en el centro del escenario fustigando a los enemigos de Solidaridad, quedó atrás. También la imagen de la chamarra de borrega y la botellita de agua durante su huelga de hambre.
¿Pero cuál fue el verdadero Salinas en 1998? ¿El que mostraron las fotos del Irish Times, avejentado y con delirio de persecución? ¿El feliz hombre con sus hijos de dos matrimonios, en las fotografías que se mando a tomar con profesionales de Dublín?
El monero Hernández prefirió la imagen de la gorrita, quizá porque, de regresar a México, así andaría.
Un arqueo de cejas, un imperceptible movimiento del dedo meñique, la mano en la nuca. Era el código secreto de Carlos Cabal Peniche y Jacques Cherveriato, sacerdote marista cercano a los Legionarios de Cristo. Las señas indicaban cuándo pegar, cuánto ofrecer, hasta dónde estirar. El sacerdote no era un consejero espiritual, sino un experto en finanzas formado por quienes manejan el dinero del Vaticano.
De Jacques Cherveriato, su maestro en la Universidad Anáhuac, Carlos Cabal aprendió muchos de los artilugios que le permitieron -al amparo del poder- hacerse multimillonario en unos pocos años. Y también los que hicieron posible su escape durante cuatro años a lo largo y ancho del mundo.
Con la Interpol tras su huidiza sombra, Cabal fue dejando en el camino a algunos de sus socios presos, una compleja red de cuentas bancarias en 13 países y una estela policías comprados en todas partes. De Nueva York a Miami, de Madrid a Lyon, y de Dominicana a Melbourne, Cabal hizo lo que sabía hacer.
Su buena estrella dejó de brillar en noviembre pasado, después de ocupar una casa en un buen vecindario de Melbourne, Australia, durante siete meses. Ahí, la policía capturó a un importador de quesos y vinos, de nacionalidad dominicana, llamado Rafael Cerit Meritt. Era Cabal.
¿Una fortuna de dos mil millones de dólares? ¿Un fraude de 700 millones de billetes verdes? Cifras que explican cabalmente su ruta de escape, como antes explicaron la ruta del Rey Midas del sureste: socio del hijo de un ex presidente (Federico de la Madrid); dueño de un banco en un dos por tres; ``empresario ejemplar'', según Carlos Salinas de Gortari; donador de 12 millones de pesos para la campaña de Roberto Madrazo por la gubernatura de Tabasco, como en 1993 había aportado 47 millones de pesos al fideicomiso del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, creado para financiar la campaña presidencial de Ernesto Zedillo.
Este año la buena fortuna no acompañó hasta el final al Rey Midas del sureste. Hoy espera su suerte en una cárcel australiana, al lado de (¡Jesús!) delincuentes comunes, según se queja a través de sus abogados. En todo caso, sus propios asesores legales creen que de ser extraditado Cabal saldría de la cárcel mexicana bajo fianza. No sería el primero.
En el año del crimen, un ex policía encarna al crimen organizado y sus derivados. Sus acciones, crueles, impunes, merecieron como respuesta toda la fuerza del Estado. Las cosas irían muy bien si la intuición ciudadana y la realidad de las calles no indicaran que -como dicen los delincuentes de Tepito o de Huejutla- todos somos Arizmendi. El crimen, en el DF o Guadalajara, llegó para quedarse, aunque las ``cruzadas'' nacionales digan otra cosa.
A los policías que capturaron a El Mochaorejas -le decimos así porque a nosotros no nos cortó ninguna-, la confesión les salió del alma.
Cuando lo atraparon, cuentan, se quedaron con las ganas de ponerle una madriza. No se pudo: el secuestrador más sanguinario en la historia reciente del país, el que considera normal mutilar o asesinar a sus víctimas, se quebró ante sus captores.
Es Daniel Arizmendi. Empezó como carterista y terminó como héroe gracias a TV Azteca y Duro y Directo.
No era para menos: a lo largo de tres meses les dio tema para llenar los programas. Los reporteros analizaron cada centímetro de cartílago que cortó. Sus analistas revisaron todas las inflexiones de su voz.
Está loco, concluyeron, aunque después Arizmendi los desmintió.
``Soy una persona cuerda. No se sabe conmigo qué es lo que va a pasar, puedo cambiar de un momento a otro''.
El Mochaorejas reconoce la autoría de 21 secuestros y tres homicidios, aunque en Morelos le adjudican 50 plagios. Sus relaciones públicas incluyeron comandantes de tres estados. Sus ingresos le alcanzaron para comprar media decena de residencias lujosas.
Y, sin embargo, Daniel resultó romántico. ``El dinero nunca me emocionó'', dijo en una de sus múltiples entrevistas. ``Me emocionaba más ir a secuestrar''.
-¿Le emocionaba cortar orejas?
-No, era normal para mí. Ni me daba miedo ni me daba temor, como si fuera una cosa normal.
A lo único que tiene miedo El Mochaorejas es a la cárcel. Y terminó en Almoloya.
El centro de operaciones de Daniel Arizmendi fue el estado de Morelos, donde -según las investigaciones- contaba con el respaldo de policías y funcionarios estatales.
Declarado enemigo público número uno por la PGR, sus actividades provocaron la ira presidencial.
``Limpiaremos a Morelos de ratas inmundas'', sentenció Ernesto Zedillo en mayo, una semana después que el gobernador Jorge Carrillo Olea solicitó licencia, después de que se sugirió que el experto en seguridad nacional podría haber protegido bandas de secuestradores.
Vistos los resultados, las ``ratas inmundas'' nomás se mudan de madriguera.
Su frase
Me llegan chispazos de que hay que hacer cosas malas.
Francisco Labastida Ochoa
Es, para muchos, el aspirante con más posibilidades a la candidatura presidencial del PRI. No importa que durante el año que termina no hubiera tenido logros significativos en ninguna de sus tres grandes promesas: la paz en Chiapas, el combate al crimen y la reforma del Estado. En la calentura del destape nadie se acodará de nada.
En la carrera, este año se ocupó de hacerse una imagen de duro -quizá para competir con Manuel Bartlett-, hizo todo para formar su propio sindicato de gobernadores, y organizó una campaña de autodefensa cuando un diario estadunidense lo vinculó con el narcotráfico.
Raúl Salinas de Gortari
Lo defendieron sus verdaderos amigos, sus abogados y su hermano menor. El espectáculo de sus millones siguió su curso. Datos menores. Lo destacable del año fueron sus conmovedoras lágrimas tras la rejilla de prácticas.
Don Goyo.
Nos tiene con el alma en un hilo.
Manuel Lapuente
El empate con Holanda significa una copa del mundo. Con Lapuente, Bora se puede ir a la Serbia.
Roberto Madrazo
A pesar de que su show del parche se le revirtió, el gobernador de Tabasco fue de un lado a otro como campeón del anticentralismo, con la cabeza de la concertacesión en la mano y un discurso antizedillista que ya quisieran algunos opositores. Terminó el año con una lección de austeridad: aunque gastó millones de dólares en su campaña electoral, sólo gana un sueldo de 42 mil pesos como gobernador.
Ricardo Monreal
De un salto, el ahora gobernador de Zacatecas acabó con un granero electoral priísta. Monreal encabezó, sin duda, la ruptura más significativa del PRI durante 1998, y el más importante avance que hacia el norte del país haya conseguido jamás el PRD. Desde su nuevo cargo promueve un sindicato alternativo de gobernadores .
Vicente Aguinaco Alemán
...y los ministros de la Suprema Corte que legalizaron el anatocismo. Gamberros de la patria, callad ante la superioridad de la ley y rendidse frente a la evidencia de que en las calles de Salamanca, Guanajuato, el nombre de Aguinaco ha sido inmortalizado (gracias a un edil panista).
del año
Salvaron 1998 en medio de escándalos o sin que nadie se enterara. Perdieron toas o las batallas más importantes. Alguno quizá resucite, pero por lo pronto, forman la galería de cadáveres ilustres del año.
Carlos Rojas Gutiérrez
Perdió la batalla contra los muchachos de la Secretaría de Hacienda. No lo dejaron competir en el estado de México y se enfrentó a muerte con el sindicato de gobernadores. Su principal colaborador se fue con la oposición. Dicen que llegó para abrir los candados, pero cada vez se esfuman más sus posibilidades de ser cerrajero.
Mariano Palacios
Se recuerdan más las peticiones de su renuncia que cualquiera de sus discursos. El secretario de Asuntos Indígenas de su comité cuenta en su haber con más declaraciones que él. Salvo la Corriente Democrática, nunca en la historia del PRI habían renunciado tantos militantes de primera y segunda líneas. Nunca, tampoco, el PRI había perdido tantas gubernaturas.
José Barroso Chávez
Enemigo del condón y del secretario de Salud, se vio forzado al retiro tras un regaño presidencial, en medio de acusaciones de malos manejos en la Cruz Roja.
Guillermo Ortiz
Es, si nos atenemos a las explicaciones del PAN, un cadáver insepulto. Eduardo Fernández y Javier Arrigunaga lo acompañan como pajes.
Francisco Barrio
El más salinista de los gobernadores del PAN perdió la interna de su partido y luego tuvo que entregar el poder a un priísta.
Emilio Chuayffet
Después del escándalo por la instalación de la Cámara de Diputados y de la matanza de Acteal, llegó a 1998 como un cadáver viviente.
Felipe Calderón Hinojosa
En el año que termina se esfumaron sus posibilidades de reelección como presidente del PAN. Su conducta errática y su falta de mando lo marcaron como el muchacho de los hombres fuertes del blanquiazul.
Carlos Castillo Peraza
``¿Qué perdió el PAN con la salida de los foristas?'', se le preguntó alguna vez. ``El veneno en la atmósfera'', respondió. ¿Qué gana el periodismo nacional con su retiro de la política? En efecto, en efecto.
Víctor García Lizama
La cabeza más cara para el gobierno perredista de la capital.
Adolfo Orive
Su afán de ganar los reflectores -motivada por su obsesión chiapaneca- lo regresó a las sombras.
Emilio Rabasa
En la radio lo llaman Emilio Rebasado.
Arturo Núñez,
Carlos Medina Plascencia
y Porfirio Muñoz Ledo
Las rebeliones internas en sus bancadas les restaron puntos en sus respectivos partidos. El primero tendrá dificultades para lograr la nominación de su partido en Tabasco. Los otros dos, presidenciables de sus partidos, perdieron puntos por el desgaste de San Lázaro.
Rodolfo Debernardi
No ha nacido, efectivamente, quien acabe con la delincuencia.
Jesús González Schmal
Torre de control, torre de control...
Rosario Green
La pluma de Antonio Helguera la hizo pasar de Miss Green a Mimí Green.
Genovevo Figueroa
Su débil liderazgo se topó con el dedo que ya no existía.
Otto Granados,
José Antonio Alvarez Lima
y Arturo Romo
Entregaron el poder a sustitutos de oposición.
Los ex gobernadores
salinistas (Patricio Chirinos, Otto Granados, José Antonio Alvarez Lima). Entregaron el poder con más pena que gloria. Huérfanos sin Carlos Salinas, difícilmente hallarán acomodo.
Mario Villanueva Madrid
Una celda lo espera.
Jesús Salazar Toledano
No había entrado a su oficina cuando ya se hablaba de su relevo
Julio César Chávez
KO.
Las Chivas
Tienen más seguidores, pero no pudieron con los rayos.
Oscar Espinosa Villarreal
Su nombre fue citado miles de veces a lo largo del año... por las irregularidades durante su administración en el DF. Nadie se acordó de que es secretario de Turismo.
Jorge Carrillo Olea
El Mochaorejas lo arrastró en su caída. ¿O fue al revés?
Roberto Albores
El mariscal nació muerto.
Jorge Alcocer Villanueva
Coronó los persistentes rumores sobre su ``inminente'' renuncia cuando condenó, a nombre del gobierno, el lenguaje ``ofensivo'' del PRD
Ignacio Morales Lechuga
La promesa de la transición no resistió una campaña.
Manuel Aguilera
Un ``maestro de la política'' que terminó al frente de la porra.
Javier Corral
Se le deben seis años más sin reglamentar el derecho a la información.
Jacobo Zabludovsky
y 24 horas
Ya no recibe línea todos los días.
sobrevivientes
Samuel del Villar
Se auguró que no duraría ni un mes al frente de la Procuraduría de
Justicia del DF. Y ahí sigue, dicen que moralizando
perjudiciales.
Manuel Camacho
Pese a todos los golpes bajos, alcanzó las firmas requeridas y quiere
ser el fiel de la balanza en el 2000.
Dante Delgado
Salió de la cárcel y fundó un partido.
Elba Esther Gordillo
Pese a sus batallas en muchos frentes, mantuvo sus posiciones en la
CNOP y el SNTE.
El Divino
(Angel Isidoro Rodríguez)
Llegó como delincuente y terminó dando autógrafos. La aprobación del
Fobaproa lo consolida como sobreviviente.
Julio César Ruiz Ferro
La impunidad lo coloca en la lista.
Jorge Lankenau
Desde la cárcel hizo temblar a sus antiguos socios y se convirtió
-gracias a su gusto por Molotov- en un héroe de la juventud.