La Jornada 19 de diciembre de 1998

Todos los asesinos crean sus fantasías visuales: Rafael Aviña

César Güemes Ť Quizá, sólo quizá, el más reciente libro de Rafael Aviña pudo titularse como se subtitula: El placer criminal: crónicas del infierno. A cambio, fue bautizado como El cine oscuro (Times Editores). Se trata de 20 ensayos en torno al homicidio, sus perpetradores y los medios visuales que se alimentan de ellos. Con Aviña, autor también del volumen Asesinos seriales, es el diálogo.

-De manera distinta a su título, el libro no versa necesariamente sobre cine, sino sobre el asesinato y los homicidas reflejados por los medios visuales de comunicación. ¿Qué vínculo une a los asesinos y a estos medios para despertar su interés?

-De entrada, en general todos los asesinos crean dentro de ellos fantasías básicamente visuales. Todos los criminales de antemano tienen una idea, así sea nebulosa, en la que vislumbran sus crímenes, aunque algunos de éstos no los hagan de manera premeditada. Ese es el primer nexo entre el crimen y la cuestión visual. Ahora, soy de la idea de que el cine de la violencia es el que de alguna manera se acerca más a la realidad. Usualmente es el género más ninguneado, el que a veces ni siquiera se ve como un género aparte. Hay personas que se refieren a las imágenes de violencia como imágenes de ``miedo'' o de ``terror''. Sin embargo, es muy chistoso darse cuenta de que las cintas de horror, desde las más pobres hasta las más impactantes, dicen mucho más sobre el entorno del ser humano que una película aparentemente seria. Si ponemos a la par El final de la violencia, de Wim Wenders, que trata de explicar las raíces del hecho, y Psicosis, nos damos cuenta que la primera acaba por no decir nada, y la segunda, que no intenta filosofar, impacta y explica más porque se sabe que cualquiera está expuesto a peligros como los que ahí aparecen.

-¿De qué forma se acerca a la historia de los asesinos en serie y por qué razones?

-En este libro hay varios de ellos, si bien no es una continuación de Asesinos seriales. De alguna manera todos estos personajes se han convertido en los nuevos ídolos de la pantalla. Dejaron de interesar los viejos monstruos al estilo de Frankenstein o Drácula, y aparecieron tipologías como la de los personajes Freddy Krueger o Jason. El público siempre exige más. Cuando aparece El silencio de los inocentes es muy bien recibida en todos los terrenos, porque los dos asesinos protagónicos son monstruos reales. Entonces se ve que los asesinos en serie, de la novela y la posterior película, son la cumbre del crimen y luego vienen todos los otros, son los que más fascinan aunque resulten también aborrecibles.

-¿Encontró respuestas a la pregunta de por qué existe esta variante del homicida?

-En el libro trato de hablar de cómo estas personalidades han influido en el cine y viceversa. Hay una especie de retroalimentación. La cinematografía estadunidense es la que más se ha dedicado al tema. Son muy pocas las cintas europeas o de países asiáticos que traten el asunto, salvo excepciones como Juegos divertidos.

-O El profeta Mimí.

-Por ejemplo, que de cierto modo está inspirada en el Goyo Cárdenas. Respecto de Juegos divertidos, una cinta austriaca, que acaba de exhibirse en México, diría que es impresionante porque, a diferencia del cine de Hollywood, elimina todo lo que es espectáculo y muestra una violencia cruda, descarnada y tan terrible que no es fácil de concebir antes de verla. Y existen casos, como el de los hermanos Krays, londinenses, que llaman la atención porque sus historias se asemejan a hechos ocurridos en nuestro país en reciente fecha. Resulta, por otra parte, que los crímenes que nos parecían hasta hace poco exóticos, ya no tienen nada ni de exóticos ni de insólitos. Una cinta como Tesis impresionó mucho aquí porque se supone que muy pocas personas tienen conocimiento de lo que es el cine snuff, el asesinato real llevado a la pantalla. Pero hace algunos meses tuvimos el testimonio de los hermanos Bauchán, uno de ellos conductor del Metro, que raptaba adolescentes, las violaba, asesinaba y grababa el acto en video. Es verdad que nos impresiona Tesis, pero esto de los Bauchán lo vemos aquí en México.

-Como asiduo al cine, ¿diría que aquí hay cintas snuff y que se pueden con- seguir?

-Sobre esa película vale aclarar que varias revistas en Estados Unidos ofrecieron una cantidad exorbitante para quien presentara un crimen real filmado. Y resulta que desde hace 15 años nadie ha llevado una cinta de esas.

-Lo cual no quiere decir que no existan.

-Puede ser que existan, pero lo curioso de esto es que se han mitificado. Lo cierto es que no hay quién diga que sí ha visto esas cintas y las tenga. Hay muchas cosas oscuras alrededor. Definitivamente debe haber personas que hagan cine snuff, aunque lo que tenemos en imagen es aquello que cae dentro de lo snuff de manera involuntaria, como las matanzas políticas o los ajusticiamientos sociales. Hay mucha gente que me ha contado de las cintas snuff, pero no he visto nunca una. Supongo que existen.