La Jornada 19 de diciembre de 1998

Es benéfico el TLC y no está sujeto a revisión, advierte Zedillo

Rosa Elvira Vargas, enviada, Mexicali, BC, 18 de diciembre Ť En extensos mensajes improvisados ante sus paisanos, el presidente Ernesto Zedillo mostró convicciones. Es tiempo, dijo, de revalorar la política'', de que el Poder Legislativo se reforme, pero también de asumir, de un buena vez que el viejo mundo del paternalismo ``ya no es posible'' y de decir, ``con toda franqueza'', que ni ahora ni antes, el Tratado de Libre Comercio (TLC) de América del Norte está a revisión.

En el segundo día de actividades en Baja California, todas en Mexicali, el mandatario dejó momentáneamente de lado sus referencias explícitas al Congreso para exhortarlo a aprobar su proyecto de presupuesto, como ha ocurrido en las semanas recientes. A cambio, resaltó la posibilidad de que a partir de la pluralidad y la diversidad de opiniones, pueden alcanzarse acuerdos. La lucha política, indicó, no es el fin, porque la única finalidad legítima es servir a la nación.

Frente a los representantes de los tres poderes del gobierno estatal, dirigentes de partidos políticos, así como legisladores federales, Zedillo subrayó que el gesto más noble de la competencia política es justamente aquel que lleva al acuerdo y no el que conduce al enfrentamiento, a la derrota e incluso a la victoria. Acreditar, pidió, que quienes participan en la política se encuentran siempre sujetos al interés superior de la nación y al estado de derecho.

Luego, lamentó los varios intentos fallidos -``el último de ellos apenas hace unos días''- para emprender reformas al Poder Legislativo de la Federación, por lo que reiteró su ``llamado muy respetuoso'' para que se construyan los mecanismos y acuerdos que conduzcan a su transformación.

El marco de tal exhorto presidencial fue la instalación de la Mesa de Coordinación para la Reforma de Poderes de Baja California, donde el diputado local priísta, Jaime Martínez Veloz, quien en su condición de legislador federal participara en la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), apuntó esta mañana, a propósito del ejercicio de diálogo que emprenderán, que la obligación de todos ``no es colocarnos por encima de los ciudadanos, sino mandar obedeciendo''.

Llamó a las fuerzas políticas a rescatar la tolerancia como lenguaje por excelencia de la democracia y dijo que aquélla debe aplicarse para escuchar opiniones y proyectos diferentes, para soportar las críticas, para no caer en la tentación de suprimir las voces disidentes, con los señalamientos de quienes perteneciendo a otras organizaciones, ``ofrecen caminos que pueden ser viables''.

Martínez Veloz dijo entonces ante el Presidente que en la construcción democrática, en la lucha política, cara a cara, no hay traidores, sólo voces disidentes, y que la reforma democrática de Baja California debe ofrecer una mejoría palpable a las familias, porque no se puede pedir paciencia a quienes han esperado durante décadas mientras contemplan cómo unos cuantos gozan de inmensas fortunas y beneficios sin medida.

Entre los escuchas del priísta se encontraba el legislador federal Juan Marcos Gutiérrez González y quien ahora tiene la tarea de conducir los trabajos del periodo extraordinario de la Cámara de Diputados que se encargará de analizar el proyecto de política económica de 1999. En tal carácter, durante esta gira a la que fue invitado por el presidente Zedillo, el panista fue requerido en entrevistas donde de entrada se dijo gratamente impresionado de la capacidad de trabajo del mandatario.

Pero sobre la materia presupuestal insistió en la solicitud de su partido de que el paquete fiscal se construya ya no sólo con la visión del Poder Ejecutivo, sino que tenga componentes de pluralidad y de todos los poderes.

En la universidad estatal, Zedillo evaluó el avance del programa Alianza para el Campo, que en este caso tiene que ver sobre todo con lo que se produce en el Valle de Mexicali. Dijo que aquí, hasta hace poco, prevalecía la desesperanza y había un total descrédito de las instituciones y de los demás instrumentos de apoyo del sector agropecuario. Se hablaba siempre, dijo, de proyectos fallidos -``algunos de ellos faraónicos''-, donde se aplicaron enormes recursos que no aumentaron la producción ni mejoraron los niveles de vida.

Hoy, señaló, la discusión es distinta, y surgen ideas para dinamizar y hacer eficientes los apoyos que se otorgan y ya no hay denuncias públicas acerca de desviación de recursos o de manipulación política. Sin embargo, dijo el mandatario, en esta transición persisten resabios de lo antiguo, ``de lo que ya no es posible'', sobre todo frente a quienes piden escoger lo mejor de los dos mundos.

El nuevo es el mundo de la transparencia, de la honradez en la aplicación y la asignación de los recursos, el de la competencia con sus ventajas y desafíos. Y el viejo es el del paternalismo, el del proteccionismo que muchas veces es igual a corrupción. ``Y no podemos, quiero decirles, escoger lo mejor de los dos mundos''.

Y es que en las voces de los agricultores que hablaron ante Zedillo se habían escuchado quejas de los efectos del TLC, básicamente por la ubicación del Valle de Mexicali. No podemos tener las dos cosas, respondió Zedillo; ``no podemos estar aquí frente a este mercado más grande del mundo, tener el agua que tenemos, el suelo que tenemos, pero también lamentar que este valle esté aquí''.

Fue ese punto el propicio para puntualizar que el TLC no está a revisión y subrayar su temor de que si se hiciera ocurriría aquello de ``ir por lana y salir trasquilados'', porque allá hay fuerzas proteccionistas que quisieran renegociar ese instrumento para perjudicar a México.

Como lo ha dicho siempre, Zedillo indicó que el TLC aporta a México claras y evidentes ventajas y que, en todo caso, debe fortalecérsele y asegurar así que se eleve el bienestar de los campesinos.

Y fue en el cierre de su discurso cuando para el presidente resultó fundamental asegurar que hablar de crisis no es un problema de semántica o de diccionario. De decir que aquélla en realidad existe cuando la producción está cayendo, cuando hay desempleo masivo, cuando la gente vive bajo angustia.

Pero hoy en México hay algo distinto. Hay, aseguró, inconformidad, una ambición legítima, un sentido de dirección y de propósito en la búsqueda de avance. Pero eso no es crisis.

Y en su exhorto a desplegar la capacidad, el esfuerzo y la voluntad, Zedillo parafraseó a un líder campesino de San Luis Potosí que se encontró hace poco, e incluso ``él mismo se declaraba simpatizante del EZLN'', y le dijo que a aquel agricultor que voltea para atrás mientras está arando, ``se le enchueca el surco''.

Mexicali, tierra adonde sus padres lo llevaron de niño, donde conserva amigos que le salen al paso y lo tratan con familiaridad, es también asiento de una casa privada del presidente y en la que se quedó al término de la gira.

Antes, sin embargo, inauguró una guardería del IMSS donde lo recibieron niños vestidos como necaxistas -con comercial de marca refresquera incluido en la playera-; recorrió los nuevos laboratorios del Instituto de Investigaciones Veterinarias; entregó casas para burócratas de la FSTSE, y alcanzó a ver de paso las pancartas de empleados gubernamentales que todavía no reciben aumento salarial ni incremento en sus días de aguinaldo.

En el conjunto habitacional, de agradables fachadas y reducidísimos interiores, el Presidente hizo un puntual recuento de los dos días de estancia en Baja California y ahí destacó la necesaria reforma a las instituciones de seguridad social y de nuevo planteó sus convicciones: no hay regreso al pasado. ``Tenemos que reconocer que muchas de las cosas que alguna vez funcionaron, hoy, en este nuevo mundo, debemos (enfrentarlas) con una nueva actitud, una nueva visión y esforzarnos por hacerlas distintas''.