La Jornada 15 de diciembre de 1998

OCHO PREMIOS ARIEL

Raquel Peguero Ť ¡Las nueve, compañeros!: ¡brindemos por el cine que nos queda! Apresurados, los invitados comenzaron a llenar la sala para mirar la sobriedad que fue el signo de la 40 ceremonia de entrega de los premios Ariel, que anoche, por primera vez, otorgó una Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas recién independizada de las corporaciones gubernamentales del ramo.

Así, en esta ceremonia en la que fundamentalmente cineastas tomaron la decisión de los galardonados, la noche fue para la cinta Por si no te vuelvo a ver, de Juan Pablo Villaseñor, que se llevó ocho de las 19 nominaciones que tenía, entre ellas las más importantes: mejor película, director, argumento original -escrito también por Villaseñor-, y los principales en el ramo histriónico: mejor actor, Jorge Galván; actriz, Leticia Huijara; actriz de cuadro, Blanca Torres; actor de cuadro, Ignacio Retes, y coactuación masculina, Max Kerlow.

Noche para conmemorar el cine mexicano premiado en el extranjero, que ha traído a nuestro país 480 preseas en 50 años.

En el Palacio de Bellas Artes, donde volvieron a aparecer los elegantes vestidos largos de noche y los fracs negros, se entregaron premios para 21 categorías, entre las siete películas seleccionadas, mientras que afuera de ese recinto se manifestaron trabajadores del INBA contra la destrucción de la Unidad Artística y Cultural del Bosque.

La cinta que siguió a la triunfadora en número de estatuillas fue De noche vienes, Esmeralda, de Jaime Humberto Hermosillo -quien obtuvo Ariel por guión cinematográfico- y con ello sumó cinco premios, de las 16 nominaciones que se le otorgaron. En ellas, se superreconoció a Lourdes Almeida, quien se llevó tres Arieles por vestuario, escenografía y ambientación, estas dos últimas que hizo al alimón con Carlos Herrera y Claudio Contreras, respectivamente. Martha Navarro recogió la propia, por coactuación femenina.

Noche de artistas cinematográficos que estrenarán en breve una ley remozada, después de su aprobación unánime en la Cámara de Diputados el sábado pasado, y que hizo que el presidente de la Academia, Jorge Fons, señalara que existe un hecho ``que define el jaloneo de la tan esperada ley, la dualidad del cine como producto industrial y fenómeno cultural. No se logró todo pero, como dijo María de mi corazón, hemos logrado el primer metro cuadrado para construir la casa de nuestros sueños'', expresó el cineasta en medio de aplausos.

Indicó que 1997 fue el año ``de la más baja producción cinematográfica de todos los tiempos. Hoy desarticulada y enferma, con pocos proyectos, el principal activo con que cuenta es su gente'', miles de trabajadores que van de albañiles a directores que se ven ``arrinconados en la crisis, el desempleo y el desencanto'', en la cual ``las nuevas generaciones podrán debutar con una ópera prima para después no tener oportunidad de hacer nada''. Ante ello, continuó, ``todos dirán: `¿que venimos a celebrar aquí?' Venimos a reconocernos en las virtudes de nuestro cine, en el de ayer y el de hoy, porque el de mañana habremos de imaginarlo''.

Tras su discurso comenzó el desfile de estrellas. La sorpresa de la noche fue la cinta Libre de culpas, de Marcel Sisniega, que se llevó tres Arieles: doble para Zbigniew Paleta, por tema musical y música de fondo, y mejor fotografía de Serguei Saldívar. Katuwira, donde nacen y mueren los sueños no fue la excepción, pues se adjudicó dos, uno por el maquillaje, de Alfredo Mora, y otro por los efectos especiales, de Federico Farfán Barros.

¿Quién diablos es Juliette?, de Carlos Marcovich, se adjudicó dos de las siete nominaciones que tenía: ópera prima, muy ovacionada, y edición, a cargo de él mismo. Elisa antes del fin del mundo, de Juan Antonio de la Riva, incluida en siete ternas, se llevó sólo el premio por sonido, de Miguel Sandoval y Nerio Barberis.

Los cortometrajes premiados fueron: en ficción, Sonríe, de Lorenza Manrique, y José Barrientos, de Juan Carlos Carrasco, en documental. También se entregó un Ariel de Plata para el trabajo de animación Santo golpe, de Dominique Jonard, que hizo con dibujos de niños de Zinacantán, Chiapas.

Los Arieles de Oro se entregaron a Rafael Leal Díaz y a la guionista Janet Alcoriza, recién fallecida. Esta presea la recibió la actriz Marga López, quien se lo hará llegar a la familia de quien fuera esposa de Luis Alcoriza.

Luego de recibir su Ariel, una feliz y nerviosa Leticia Huijara dijo que no se esperaba este reconocimiento, porque ``las tres actrices de la terna se lo merecían. No sé si era justo, pero llega en un buen momento de mi carrera. Sufrí mucho cuando mi trabajo por Lola no recibió reconocimiento, pero la vida es sabia y ahora estoy muy contenta''.

La joven actriz, quien acaba de concluir la película La ley de Herodes, con Luis Estrada, y tiene un proyecto para el año próximo, con Dana Rotberg, quien la dirigirá en el filme Del otro lado, agregó que no siente que le haya ganado a María Rojo, una se sus contrincantes, pues ``gracias a que ella ha hecho cine antes, junto con personajes como Blanca Guerra o Salvador Sánchez, que nunca dejaron de hacerlo aun en condiciones muy difíciles, es que las nuevas generaciones podemos estar aquí''.

Visiblemente contento, Villaseñor escuchó al sonriente Jorge Galván, quien manifestó que con los tres premios que ha recibido por su actuación en Por si no te vuelvo a ver, no es más famoso, ``sólo más dichoso''.

Dijo que este premio es fruto ``del personaje bellísimo que me tocó interpretar y que permitió sacar del clóset a los viejos que, mostraron aquí, tienen ilusiones y algo que aportar. He sido un hombre viejo muy afortunado, pero quisiera que estos premios no fueran un estorbo para que los productores piensen que queremos ganar más. Preseas como ésta deben ser un estímulo, un aliento que permitan abrir más fuentes de trabajo para nosotros''.

Finalmente deseó tener más años de vida para poder seguir ``disfrutando de este medio tan hermoso''.