La alianza PRI-PAN ha dado un nuevo resultado. El tercer rescate bancario se explica merced a ese acuerdo, vergonzoso y lamentable, al que han llegado casi todos los diputados del PRI y casi todos los del PAN. Y es necesario decir ``casi todos'' porque no se han alineado los priístas del grupo Reflexión y unos cuantos panistas, a los que les pareció un asunto de conciencia oponerse a esa aplanadora. Así, el problema de los créditos con problemas ha sido resuelto para beneplácito de los banqueros. No crea usted que esta acción responde al altruismo gubernamental o que busca rescatar a pequeños deudores agrícolas, industriales, comerciales e hipotecarios, cuyas deudas representan la menor parte. Una vez que se contabilizó la cartera vencida en los términos exigidos por nuestros vecinos, es decir, que se sumó la parte vencida con el monto total del crédito, se hizo evidente que el rescate era fundamental para los grandes deudores, esos poco más de 300 prestatarios que concentran la mayor parte de la deuda. Pero también se puso en evidencia que este rescate era fundamental para los acreedores que habían caído en la insolvencia financiera frente a sus depositantes. Así, efectivamente, se rescata al sistema bancario, que ya puede negociar los bonos Fobaproa, como lo hace con los Cetes, los Udibonos y otros papeles con el respaldo del endeudamiento público, que, por ciento, se incrementa precisamente en el monto actual de Fobaproa, calculado ya en poco más de 60 mil millones de dólares, es decir, casi 15 por ciento del producto interno bruto calculado para 1998. Las cuentas al 30 de septiembre permiten pensar que tenemos un endeudamiento público interno con un saldo bruto del orden de 940 mil millones de pesos (más de 90 mil millones de dólares de un PIB estimado en alrededor de 400 mil millones de dólares para este año), con activos que pueden valer cerca de 285 mil millones, lo que da un saldo neto del unos 650 mil millones de pesos, es decir, casi 70 mil millones de dólares, que sumados a los 78 mil millones de dólares de deuda pública externa neta al 30 de septiembre, arrojan un total de 148 mil millones de dólares. Por cierto, del total del Fobaproa, es decir, de esos 60 mil millones de dólares, solamente 600 créditos concentran prácticamente la quinta parte del total. Estos señores que en promedio deben 18 millones de dólares cada uno, han sido rescatados igualmente que una maestra normalista que actualmente debe 20 mil dólares por una vivienda cuyo valor comercial no supera los 13 mil, aunque de esos 20 mil que debe, 10 mil corresponden prácticamente a los intereses generados de 1995 a la fecha, luego de que, además, durante cinco años, de 1990 a 1995, ya habían pagado el equivalente a 21 mil dólares. Todo esto legal, desde luego, según afirmó la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Melée
Por tercera vez, entonces, se rescata a los bancos mexicanos. Primero se les nacionalizó para salvarlos de la insolvencia en la que cayeron frente a sus compromisos externos en 1982, con cerca de 20 mil millones de dólares. Luego se les apoyó para que tuvieran capacidad de hacer frente a su crisis frente al crack de la bolsa en 1987. Y ahora, no sin antes alentarlos e impulsarlos luego de la crisis de los Tesobonos, se les salva de los efectos de dicho colapso, reoxigenándolos ni más ni menos que con esos 60 mil millones de dólares. Claro que se podrá decir que los dueños y accionistas de ahora no son los mismos de antes. Antes unos estaban en unos bancos y otros en otros. Y ahora los que estaban en unos están en otros y los que estaban en otros están en unos. Este trabalenguas sólo sirve para decir que México carece de un sistema financiero robusto, y que éste ha crecido a la sombra del proteccionismo que, en última instancia, ha sido respaldado por las deudas pública interna y externa. Hoy y antes. No es cierto, entonces, que hay libre competencia y mercado abierto. Sigue habiendo protección y respaldo oficiales al manejo rentista y parasitario de banqueros, siempre a espaldas del contribuyente y en perjuicio de las responsabilidades sociales básicas del Estado. Seguramente después de este éxito del PRI y del PAN vendrán los demás: aprobación del presupuesto ahora y cambios a la Constitución después; al fin sólo se necesitan dos tercios de los asistentes. Si hay quórum con 251 diputados, basta con 166.