La Jornada 14 de diciembre de 1998

José Rizal, un escritor y patriota desconocido: Eugenia Revueltas

Arturo Jiménez Ť Con una vida paralela a la de José Martí en su calidad de escritor, independentista, perseguido político y muerto joven a causa de sus ideas, además de su carácter de héroe nacional del siglo pasado, la figura del filipino José Rizal debe ser conocida y reconocida en España y América Latina, pero de modo especial en México, ya que además de su ``condición de pueblo de origen hispánico y marginado'' comparte con Filipinas una relación histórica y humana.

En un reciente encuentro internacional en Filosofía y Letras de la UNAM sobre la Generación del 98 -surgida en España a finales del siglo XIX- y su entorno histórico, cuando el imperio español perdió la guerra contra Estados Unidos y sus últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), Eugenia Revueltas puso el dedo en la llaga al hablar de Rizal y del cruel racismo de los ibéricos contra el pueblo filipino.

Lo anterior motivó una charla con la maestra y ensayista sobre este personaje, cuyo país, vida y obra son prácticamente desconocidos en México, pese a que, aparte de los viajes de la Nao de China, muchos novohispanos participaron en la conquista y colonización del archipiélago y su sangre y tradiciones permearon de algún modo a la ancestral cultura filipina.

Colonia a la deriva

Revueltas expresa su preocupación por el ``menosprecio'' de una cultura hacia otra y dice que si bien los modelos ``metropolitanocentristas'' tienden a desconocer lo que no pertenezca a ellos, ``el problema es que lo desconozcamos nosotros''. Y eso, agrega, es lo que pasa con José Rizal y su país.

Pese a que el imperio español, a diferencia con lo hecho en Hispanoamérica, prohibió de modo expreso la enseñanza del castellano al pueblo filipino, quien en su mayoría hablaba el tagalo, Rizal escribió toda su obra en el idioma de Cervantes.

Con la llegada de los estadunidenses, el inglés se generalizó y, tras la independencia filipina, se convirtió en el idioma oficial. Ahora el español sólo lo habla una minoría culta y tiende a desaparecer, mientras la actual literatura filipina se escribe en inglés.

``En América la conquista, como toda conquista, fue muy cruel, pero está Santo Domingo, los acueductos y tantas cosas tan extraordinarias que uno ve ahí el impulso renacentista y humanista de aquellos frailes franciscanos que eran capaces de rescatar un saber que no les era propio. Y de parte de los indígenas mexicanos, ese sentido maravilloso de integración de lo ajeno, de apropiación. Eso no lo vi en Filipinas''.

Señala que Rizal era un mestizo, hijo de español e indígena filipina, un médico liberal, de padre adinerado. ``Un poco se parece a Ibarra, el héroe de una de sus novelas. Era profundamente anticlerical, porque esa Iglesia positiva que podemos ver en algunas figuras en América, comprometida con el pueblo, no llegó a Filipinas.

``El clero de Filipinas era el más reaccionario, fanático, ése que odiaba a la Generación del 98, de una Iglesia depredadora que tenía las riquezas y dominaba conciencias. Y el personaje Ibarra es perseguido desde el principio por uno de esos sacerdotes espantosos.

``En una de estas situaciones, hay un momento que un padre le dice a una mujer que si no tiene dinero para pagar el entierro de su esposo muerto, que se pudra. Eso me recordó que una parte muy importante de la guerra de independencia en México surge por algo similar, cuando una mujer pobre de Michocán pide que le entierren a su marido y un sacerdote le dice: pues sálalo y cómetelo. Eso fue un gran detonador de la guerra de independencia aquí.''

Dos novelas fundamentales

Rizal escribió una amplia obra literaria y política, parte de ella destruida por las autoridades coloniales en Manila. Sin embargo, además de sus Ensayos y discursos políticos, se conservaron sus dos novelas principales: Noli metán gere (1886) y El filibusterismo (1890).

La segunda es, en cierto modo, continuación de la primera. ``Entre una y otra hay una diferencia importante. Noli... muestra una mirada que quiere conciliar, que quiere decir: miren ustedes, los españoles, qué mal nos están haciendo, deben reflexionar; nosotros siempre hemos sido leales con la madre patria, no sean tan injustos''.

Y Revueltas cuenta del racismo de los españoles contra el pueblo filipino y por el que al propio Rizal le llamaban ``macaco''.

Pero, señala la escritora, la metrópoli nunca atendió los reclamos y Rizal escribió cuatro años después El filibusterismo, en el que se rompe ese intento conciliatorio. ``Rizal quiere decir ahora: no es posible, lo único que queda ya en este momento, ante la torpeza, la necedad, la ceguera de ustedes los españoles, que no se dan cuenta que podrían todavía integrarnos y hacer una nación conjunta, es separarnos''.

Este libro, comenta, tiene mayor sentido de compromiso político, aunque la suma de los dos provocó la persecución de Rizal y su fusilamiento en Manila en 1896. ``Lo tuvieron preso en España, pero no se quisieron quedar con su sangre en la metrópoli''.

Continúa: ``El impacto que causa Noli metán gere en los grupos superiores es tan fuerte que lo prohíben y decomisan gran parte de la edición. Y El filibusterismo, también editado en Bélgica, llega a Filipinas y no puede ser casi leído, porque la figura de Rizal ya ha sido satanizada''.

Acerca de las acusaciones de las autoridades españolas de Rizal como un filibustero, Revueltas señala que el escritor plantea separarse de España como una ``repulsa patriótica''.

Un aspecto importante, indica, es cómo, sin darse cuenta, los mismos colonizados son los ``peores enemigos de los patriotas'' y de sus nacionales, por encontrarse ``colonizados mentalmente''.

En El filibusterismo, cuenta, aparece una indígena filipina ``que siente y viste como europea; se pinta los cabellos aunque su tez sea morena y tiene un profundo menosprecio por su patria y, sobre todo, por los indígenas, por lo que es ella. Esto me recordó el racismo vergonzante mexicano, donde el peor insulto para alguien es decirle indio''.

Por eso Rizal, agrega, dijo que en sus textos no iba a ocultar la verdad, ``aunque tuviera que decir sus propios defectos, pues él también era filipino, porque sólo tomando conciencia de ellos, podremos liberarnos''.

Rizal, dice, muestra a lo largo de Noli metán gere ``el perfil del racismo, el de la metrópoli y el de los colonizados, quienes se discriminan a sí mismos''. Entonces, señala, ``a Rizal lo acusan de filibustero, de querer hundir a España, de romper con la madre patria; pero no, él lo que buscaba era salvar a Filipinas''.

Comenta que la diferencia entre Noli metán gere y El filibusterismo da cuenta de la radicalización de Rizal y de su capacidad intelectual al pasar de una propuesta de diálogo a una de rompimiento necesario. ``Su personaje Ibarra, en Noli..., señala los males pero plantea opciones pacíficas. El filibusterismo es una novela más ideológica, tiene más discurso, y Noli metán gere tiene más trama novelesca''.

Pero esta última, agrega, ``fue tan importante que hasta la fecha el personaje femenino, María Clara, impactó de tal manera a la imaginación popular que hay un vestido que se llama `de María Clara'. Y cuando se presentaba aquí el ballet Bayahnijan de Filipinas, una de las partes se llamaba como esta heroína independentista de la novela''.

-¿Cuál es la calidad literaria de estas dos novelas?

-Rizal es muy buen narrador en Noli metán gere y El filibusterismo es un buen texto pero estaría demasiado ideologizado en el sentido de que la trama novelesca sólo es el instrumento para comunicar ideas. Su objetivo didáctico es fundamental: despertar conciencia. Rizal plantea la idea de que los filipinos están dormidos y tiene que despertarlos, sacudirlos.

``En Noli metán gere aparece un personaje, el capitán Tiago, que sería ese mexicano que sube, como los de la revolución, como el Artemio Cruz de Fuentes, que quieren casarse con una rubia y que sus hijos ya no tengan el estigma de la piel morena''.

Revueltas desconoce si Rizal estuvo o pasó, con destino a España, por México. ``No soy especialista en Rizal, más bien he trabajado sobre su literatura. Debió de pasar por México, aunque en el XIX también navegaban por el sur de Africa, pero la ruta natural durante siglos fue Filipinas-Acapulco, luego por tierra y, al final, Veracruz-España.