El problema de corto plazo más grave que enfrenta la nación es que aún no hemos aprendido a conducir la economía en el nuevo marco del sistema financiero globalizado. Los nuevos liberales, en profundo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se presentaron al país como los dueños del conocimiento del despiadado laberinto de la nueva finanza internacional. Hoy sabemos que caminaron en la oscuridad y que lo hicieron con escaso sentido de responsabilidad con la nación: la administración de Salinas desembocó en el ``error de diciembre'', y la de Zedillo en el Fobaproa.
A Salinas se le configuró la crisis financiera en diciembre de 1992 y ni se enteró. Lejos de ello, en 93 y 94 el régimen produjo un atmósfera artificial de mejoría --con propósito electorales--, que hundió al país hasta que éste dio de bruces con el ``error de diciembre'' de 94. De ahí hubo de partir Zedillo. En poco tiempo, el FMI y otras voces del mundo desarrollado estaban ya cantando alabanzas al régimen zedillista respecto al ``valor'', a la ``decisión'', a la ``justeza'' de la cirugía mayor que en brevísimo lapso operó el gobierno durante 95 y 96. Pero el programa de ajuste de Zedillo condujo al Fobaproa: sus políticas llevaron las tasas de interés a la estratosfera, lugar a donde también fue elevada la cartera vencida de los bancos, con la consiguiente crisis bancaria; el agravante fue que en este río revuelto se colaron criminales y oportunistas mil.
Esto le ocurrió al país, sin que la sociedad tuviera las instituciones y los medios legales para impedirlo. Ni siquiera para enterarse de las decisiones que en cada momento tomaba el gobierno. La sociedad o el Congreso de la Unión fueron enfrentados de pronto a hechos consumados: la tormenta financiera de diciembre de 1994, la fuga de capitales, la caída vertical del ingreso y de empleo, la inflación acelerada que a todo mundo expropió una parte de su ingreso. Así pagó la sociedad el costo de la crisis financiera de Salinas. La sociedad pagará el costo derivado del programa de Zedillo por vía fiscal.
Frente a ese curso social y económico, los partidos actuaron. Los dados ruedan. Al fijar su posición política respecto a las salidas al Fobaproa el PRD ubicó al frente sus objetivos de lucha por el poder (para el 2000), sin mediaciones. Lo hizo manteniendo un discurso a favor de la justicia social, sin admitir la necesidad nacional de salvar a la banca. No elaboró, por tanto, una propuesta que combinara todos los intereses en el marco de las leyes actuales, poco propicias para procurar la justicia social ciertamente, pero tal es la legalidad realmente existente.
Al tomar su propia posición, el PRI y el PAN decidieron tener en cuenta los factores de poder real y todos los intereses (de manera desigual) y, de esta manera, esa posición aparece mediada por el propósito de dar solución al problema financiero más grave vivido por la nación. Aparentemente establecieron una solución que busca reducir el costo fiscal del problema en alrededor de 50 por ciento en relación al primer propósito gubernamental; se han comprometido con un programa de apoyo a deudores menores; y han decidido asimismo que el gobierno no se hará cargo en el futuro de crisis bancarias sistémicas, decisión extraña ésta aún no explicada.
Como los lectores habrán comprobado, en el escándalo Fobaproa los medios informativos privilegiaron los enfrentamientos políticos entre los partidos, colocando en lugar muy secundario, cuando no los desecharon totalmente, los contenidos específicos de lo que fue aprobado por la Cámara de Diputados. En los días venideros acaso nos enteremos de esos contenidos y, así, la sociedad pueda saber y opinar sobre lo sustantivo.
Los dados ruedan para los partidos. La sociedad valorará diferenciadamente su posición respecto al Fobaproa. El PRD se limitó a denunciar la carga que representará para la sociedad, sin admitir que una parte de la carga era inevitable. Al descalificar a sus adversarios, no se ha atenido seriamente a los hechos. El PRI y el PAN han tomado unos acuerdos en desconocimiento de la estructura interna de los cursos socioeconómicos que condujeron a los problemas que quieren ser evitados en el futuro. Los dados ruedan.