Algunos empresarios de Cancún expresan ahora su inconformidad por la manera como la Procuraduría General de la República procede con varias negociaciones señaladas como propiedad de narcos. Dicen que con sus métodos causa serios daños a la imagen de la región que aporta 30 por ciento de las divisas turísticas del país. Para Carlos Constandse, cabeza visible del grupo Xcaret, los rumores esparcidos por el procurador Madrazo han causado más daño que los huracanes Gilberto y Mitch. Y que la guerra de papel para demostrar que Quintana Roo es un paso de la droga, que determinadas personas se dedican al narcotráfico y que Cancún es refugio de conocidos delincuentes origina otros hechos negativos para la vida productiva de la entidad y del país. A juicio del dueño de ese negocio disfrazado de ecología que es Xcaret, las declaraciones del licenciado Madrazo pecan por falta de seriedad y responsabilidad pues ocasionan especulaciones, malentendidos y chismes que le restan respetabilidad a la Procuraduría.
Otros empresarios, como los que forman el Movimiento de Unificación Quintanarroense, también están molestos por lo que ocurre pero aplauden la lucha para acabar con esa lacra social que es el narcotráfico. Advierten que el procurador debe actuar con seriedad al hacer declaraciones, pues de lo contrario ahuyenta un turismo que mucho necesita México en esta época de crisis. Por su parte, el reportero del diario Por Esto, Renán Castro, atribuye lo que sucede en torno a la persona del gobernador de la entidad, Mario Villanueva, a la intención de controlarlo para que no intervenga en los procesos electorales que ahora tienen lugar en el estado. Considera que el mandatario ``se salió del huacal'' y por esa razón es investigado a fondo por sus nexos con el cártel de Juárez. De paso, se debilita al sindicato de gobernadores, del cual el ingeniero Villanueva es integrante preclaro. En fin, el reportero recuerda que en anteriores administraciones también hubo narcotráfico en Quintana Roo y sin embargo no hubo ``ninguna persecución implacable como la que se realiza actualmente''.
De lo que no hay duda es que no pocos empresarios, banqueros, funcionarios y grupos policiales desde tiempo atrás se benefician y enriquecen explicablemente con el dinero del narco. Ello explica las enormes fortunas amasadas en unos cuantos años y el florecimiento de negocios que sirven para lavar dinero mal habido. Un ejemplo es precisamente el ``aseguramiento'' por parte de la Procuraduría de varios hoteles, uno de ellos el lujoso Ritz Carlton (usado por el gobernador para actos oficiales), restaurantes, predios, casas, ranchos, yates y autos. Igualmente, el ``arraigo'' en la ciudad de México de unos cuantos empresarios hoteleros y de dos altos jefes policiales.
La gente no duda de que hay negocios pertenecientes a narcos o donde se ``limpia'' dinero. Es el caso del hotel Porto Real, uno de los cuatro decomisados. Este comenzó a construirse hace dos años en el extremo norte de la la franja costera de Playa del Carmen, una de las poblaciones que con más velocidad y anarquía crece en el país. Pese a las protestas de diversos grupos ciudadanos por las incontables violaciones legales que se cometían al edificarlo, las autoridades dieron con inusitada prontitud licencias y permisos; hasta las dependencias federales que deben proteger el ambiente intervinieron tarde, cuando el hotel ya funcionaba y había afectado la zona marítima federal y una área de manglar. El ostentoso Porto Real se inauguró con la asistencia de altos funcionarios y no pocos capitanes de la industria turística. El pueblo, por su parte, lo llamó desde entonces Narco Real.
Nadie duda de que es deber del gobierno y de la sociedad combatir esos y otros delitos, actuando conforme a derecho. Al hacerlo no ahuyentarán al turismo, como sostienen algunos empresarios de Cancún. Por el contrario, el visitante se sentirá más seguro. Y si bien los judiciales federales no se enfrentan a blancas palomas, sino al crimen organizado, las más de las veces se exceden y se ensañan con empleados menores de hoteles y otras negociaciones, y hasta con gente inocente, bajo la sospecha de trabajar para los capos de la droga; cuando todo el mundo sabe que las cabezas están en otro lado y muchos narcorreales gozan de cabal salud en Quintana Roo y en el resto del país. Prevenir su desarrollo y consolidación debe ser tarea permanente de las autoridades. Con ello se evita, de paso, que los despliegues de fuerza montados en Cancún y áreas cercanas para intervenir negocios ilícitos se tomen como acciones cuya finalidad es obtener la próxima certificación de Estados Unidos. Y, además, que puedan ser calificados por algunos de ``venganza política'' contra una determinada persona.