Jaime Whaley Ť Tres cometidos tuvieron cabal cumplimiento antenoche en concurrida reunión: el festejo para Martha Chapa por sus tres décadas de pintar ``mayormente manzanas, recaudar fondos económicos para Ser Humano, institución que ayuda a los afectados por el sida y conjugar el arte y la rumbeada''. El California Dancing Club, abierto en miércoles para tal acontecimiento, vio desfilar a los allegados de la pintora regiomontana, que no son pocos, quienes contribuyeron con su aportación en la taquilla a la benéfica causa, además de que otros hicieron desembolsos adicionales por el privilegio de danzar con algunas de las celebridades ahí reunidas. La subasta por la ficha se cotizó cara y así un tal Huicho Domínguez, milloneta con traje color obispo, zapatos blancos y gruesa esclava, pagó 3 mil pesos por danzar con Jacqueline Andere. Efectivo no soltó, pero recurrió al plástico para saldar el compromiso. Dulce salió por 2 mil 200, aunque en situación no tan digna, pues el ofertante, víctima de la ebriedad, no la pudo distinguir y se vio en la penosa necesidad de pedirle prestado mil pesos a un compañero de mesa para completar su aportación.