La Jornada 13 de diciembre de 1998

El gobierno del DF, ajeno al revanchismo: Rosario Robles

Entrevista Colectiva:

Ricardo Olayo, Juan Antonio Zúñiga, Bertha Teresa Ramírez, Gabriela Romero, Daniela Pastrana, Raúl Llanos S., José Galán y Humberto Ortiz I/ Ť La secretaria de Gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles Berlanga, ubica la medida de lo que en su opinión ha sido el trabajo de la primera autoridad electa en la ciudad: ``ha hecho más con menos''. Y el principal aporte que se hace a la vida política de la capital es la nueva relación que se propone a los ciudadanos y a los grupos organizados, ajena al clientelismo priísta que en 70 años logró impregnarse en la sociedad.

Acompañada de un grupo de colaboradores cercanos, durante una entrevista colectiva con La Jornada, la funcionaria hace una recapitulación del primer año en el que, más que obstáculos, dice, el reto ha sido ``transformar el patrón cultural de la población. Sí, los logros de este gobierno se van a ver en kilómetros pavimentados, en red de drenaje que hemos introducido, pero hay un cambio que no se mide cuantitativamente y que es importante porque es cultural'', y es el de la nueva forma de relacionarse con los gobernados.

Hacer gobierno puede llevar a un desgaste de las personas, concede Robles, pero el proyecto sigue adelante, y a diferencia de las encuestas que publican algunos medios de comunicación, asevera que las encargadas por el gobierno para temas específicos comprueban que las medidas adoptadas cuentan con el apoyo de la gente.

Los sondeos a que alude se refieren a la opinión de los ciudadanos sobre la decisión de hacer respetar el bando que prohíbe el comercio en el Centro Histórico, otro con respecto a la imagen del gobierno y uno más a la política presupuestaria, aunque a esos análisis internos se les tiene que contraponer las fallas que ha habido para difundir la tarea de las autoridades, pues la comunicación social, acepta, forma parte de la agenda de temas pendientes del segundo año.

La política aplicada ``ha pisado callos'', incluso en el PRD, y a pesar de que se sabía que estas autoridades serían diferentes, el subsecretario del Trabajo, Saúl Escobar, asevera que ``a veces nadie nos entiende, ni los perredistas, ni los priístas ni los independientes'', porque lo que se busca es el beneficio de la colectividad y ya no de los intereses particulares.

Sin embargo, para matizar el tema, interviene el subsecretario de Gobierno, Leonel Godoy, quien precisa que en justicia se debe reconocer que son las organizaciones cercanas al PRD las que han entendido de mejor manera el proyecto y han intentado cambiar.

Reunidos para platicar en torno al inicio del segundo año de gobierno en un restaurante con los ocho reporteros de la sección La Capital y su coordinador, la secretaría de Gobierno manifiesta que ``no se trata de actuar con revancha política, pero la verdad es que aquí ahora no se distribuyen las viviendas al PRD o al PRI''.

Los ejemplos de los funcionarios sobre clientelismo sobran en la mesa. Ellos, salvo Godoy, tienen su primera experiencia como gobierno. En forma alternada, cada uno ofrece datos y en el repaso hacen énfasis que el corporativismo se convirtió en un modus vivendi redituable para las actividades de muchos grupos, entre ellos Antorcha Popular, los pepenadores, el sector popular del tricolor y también organizaciones de diferente signo político.

Las reacciones contra el gobierno no se han hecho esperar y la más ``desmesurada'' es la de Antorcha, que sin embargo no ha tenido mayor repercusión, aunque relatan que es menester reconocer que los primeros rechazos a la nueva forma de trabajar surgieron de los comerciantes en vía pública. Es obvio, refiere Godoy, que a un régimen autoritario como el anterior le convenía un ambiente de corrupción y de impunidad.

Robles agrega que ha costado trabajo, por ejemplo, hacer que se respete el bando que prohíbe el comercio en el perímetro A del Centro Histórico, porque durante años no hubo gobierno en la ciudad, de hecho había desgobierno, pues se permitía la invasión de las calles y el interés privado se imponía sobre el patrimonio común.

¿Subejercicio?, sí y no

``Podemos ser un gobierno honrado, transparente, que haga mucha obra pública, pero eso lo puede hacer un gobierno también de otros signo político. Podemos ser un gobierno --y aquí empiezan las diferen-cias--, preocupado por lo social; obviamente, este es un gobierno cardenista con todo lo que esto implica, pero nuestra principal aportación es la de esta nueva relación que tendrá que irse comprendiendo y que lo va a ir percibiendo la sociedad poco a poco y que va a consolidar el cambio para que sea irreversible'', responde la secretaria de Gobierno cuando se le pide plantear las acciones de un año de gobierno opuestas a la herencia priísta de la que hablan.

Pero no es la única característica. Enlista una más: ``estamos demostrando que se puede hacer más con menos. Si tuvimos muchas economías, en primer lugar debería reconocerse este esfuerzo del gobierno y enseguida vamos a discutir en qué se va a gastar el dinero, pero lo primero es reconocer esas economías, porque sin lastimar los niveles salariales ni ocupacionales, ni de condiciones de trabajo, se logró hacer más con menos, y entonces nos quieren invertir la ecuación y decir que se tiene un subejercicio --`¡qué vergüenza!'--, cuando lo primero es reconocer esas economías''.

Sin embargo, se le indica que el subejercicio implica que no se hicieron obras que tenían que haberse cumplido, a lo que de inmediato responde: ``Hicimos mucha más obra de la que se había hecho en años anteriores. Este gobierno ha pavimentado en un año lo que se pavimentó en tres anteriormente, se dio mantenimiento a más escuelas y se reparan más fugas de agua, entonces por eso hay que medir de manera diferente un subejercicio. Primero hay que evaluar qué ha hecho el gobierno en términos de las metas que tenía propuestas y en función de eso entender que se obtienen economías''.

En chino o en japonés

Condensado de los problemas de la ciudad, el comercio ambulante, dice el responsable de su control, el subsecretario Saúl Escobar, defiende las decisiones tomadas luego que se le interroga sobre el panorama de la gente sin porvenir que tiene que vender para subsistir. ``La gente puede vender, pero no donde ellos quieran, ese es el problema. Tan sencillo''. Cuando les decimos que hay otras alternativas para vender, siguen insistiendo. ¿Por qué? Porque la lógica de ellos es: ``tengo que vender no sólo donde hay consumidores sino donde está el espacio que en otros tiempos he tenido. Eso es lo que decimos de la cultura que no ha cambiado''.

Compara la experiencia de Perú y San Salvador, donde el reordenamiento fue posible porque no había la lógica de la impunidad tan acentuada como en el Distrito Federal. Ante la insistencia de las opciones de empleo para la población, explica que ``no se trata de que no tengan empleo, de que no tengan ingreso. Se trata de reordenar su actividad para que no afecten los intereses de todos y para que esa actividad no se convierta en un beneficio para los bolsillos de unos cuantos líderes. Esa es la enorme diferencia.

``En esta ciudad eso que parece sencillo parece chino o japonés, porque la gente está acostumbrada a hacer lo que quiere y a imponer sus intereses particulares sobre los intereses generales''. Los comerciantes piensan que al prohibirles que se instalen se les está diciendo que tienen que afiliarse al PRD, y entonces se pueden poner; ``pero no, lo que les estamos diciendo es que no te puedes poner aunque seas del PRD, aunque me des dinero, aunque me regales un coche, aunque me firmes un desplegado a favor del gobierno. Es que aquí no te puedes poner''.

Es un hecho que este gobierno no trabaja con el criterio de medir su éxito en términos de ``marketing político o electoral'', interviene el coordinador de Gestión Social y Participación Ciudadana, Carlos Imaz. ``Si me dices cuánto cuesta políticamente tal acción, te diría no lo sé, pero creo que esa decisión es la que se debe adoptar''.