Incluyó jitomates y denuestos la reacción de barzonistas
Fabiola Martínez, Mireya Cuéllar y Ciro Pérez Ť ``La única manera de evitar un desmadre con los granaderos, es llevar a los compañeros de El Barzón al salón Heberto Castillo'', advertía un molesto Porfirio Muñoz Ledo, mientras desde lo alto de las galerías del salón de plenos de la Cámara de Diputados, deudores de la banca arrojaban puñados de harina sobre las curules y sobre uno que otro diputado que, sorprendido por el ataque, no tuvo tiempo de esquivar los proyectiles.
Los llamados al orden y la amenaza de hacer uso de la fuerza pública para desalojarlos, que desde la presidencia de la mesa directiva profería el panista Felipe Urbiola, enardeció aún más a los barzonistas que habían irrumpido en el recinto para protestar por la inminente aprobación del Instituto de Protección de Depósitos Bancarios, que sustituye al Fobaproa.
Con pancartas, gritos e insultos acusaban a panistas y priístas de ``traicionar al pueblo'' por votar a favor de una iniciativa ``que nos condena a pagar por generaciones el costo de la ineficiencia del gobierno y la avaricia de los banqueros''.
Lejos de detenerse, la lluvia de harina e insultos arreció, haciendo blanco en todo el salón de plenos.
El panista Urbiola decretó entonces un receso, espacio que aprovecharon Muñoz Ledo, Demetrio Sodi y Alfonso Ramírez Cuéllar para subir a las galerías, dialogar con los inconformes y buscar una salida al conflicto. Lo mismo les prometieron instalar afuera de la Cámara de Diputados pantallas gigantes para seguir el debate sobre Fobaproa, que la permanencia de una pequeña comisión en el recinto, pero nada los convencía.
``Yo los recibo en el salón Heberto Castillo --ofreció un pálido Muñoz Ledo a los líderes del movimiento--. Yo me quedo con ellos a mirar el debate por televisión, pero hay que sacarlos rápido de aquí'', urgía.
``¿Y qué va a pasar con tu intervención en el debate sobre Fobaproa? Tú debes estar en la sesión'', decían al paso sus compañeros de bancada. ``Que me releven del debate, esto ya se chingó'', respondió el perredista.
``Esto es muy grave'', continuaba lamentándose Muñoz Ledo, mientras caminaba desesperado de un lado a otro. ``¿Más grave que lo del Fobaproa?'', le preguntó con una media sonrisa Mirón Lince. ``Es más grave matar a una persona, pero no por eso vas a sacar ahorita una pistola'', remató el coordinador perredista. Tres pisos más abajo, en el estacionamiento, se reunía en ese momento un nutrido grupo de granaderos.
Cinco días sin respuesta
La protesta arrancó el martes por la tarde, cuando miles de manifestantes marcharon del centro de la ciudad a la Cámara de Diputados, para exigir el rechazo del paquete económico y una partida de apoyo a pequeños y medianos deudores.
Cientos de ellos instalaron un enorme campamento en plena avenida Congreso de la Unión y advirtieron que lucharían ``con todo'' para que no pasara la ``iniciativa zedillista''. Sus dirigentes negociaron la entrada de 150 barzonistas al edificio de San Lázaro el pasado viernes, luego de que un grupo de ellos escaló la reja que rodea la Cámara y por la noche anunciaron que este sábado tomarían las instalaciones.
Pero esto no sucedió. A las 11 de la mañana la sesión dio inicio sin contratiempos, aunque 45 minutos después, los deudores empezaron a saltar uno a uno la reja sin que nadie se los impidiera. El personal de seguridad se replegó hasta la puerta de cristal que divide la explanada del vestíbulo.
En la explanada se fueron reuniendo poco a poco hasta formar un grupo de más de 100 personas que paseaban una víbora de cartón a la que colocaron la leyenda ``muera el neoliberalismo'', mientras gritaban ``¡abran la puerta, el edificio es nuestro!'' y forcejeaban tratando de abrirla.
Otros exhibían cartulinas condenando la ``alianza PRI-PAN'' en favor del Fobaproa: ``PAN y PRI putos'', ``Miméticos concertacesionistas, ya formaron el partido tetracolor'', ``PAN y Zedillo, el mismo batidillo'', ``Gracias por 30 años más de miseria'', ``PRI-PAN, alianza criminal''.
El perredista Benito Mirón Lince se acercó a ellos y desde el vestíbulo, a través de las puertas de cristal, les pedía prudencia y ofreció negociar que un grupo fuera admitido en las galerías para presenciar el debate. Pero nada. Los barzonistas sacaron tres cajas de jitomates podridos y los lanzaron contra los cristales.
Minutos después, las puertas estaban totalmente cubiertas de jitomates. Parecía que la protesta quedaría en eso, pero una de las puertas se abrió cuando uno de los barzonistas jaló por casualidad la cadena que ``aseguraba'' ese flanco.
Luego vino la estampida y de pronto el vestíbulo se llenó de manifestantes. Los gritos arreciaron y una voz dio la orden de subir al segundo piso, a las galerías, hasta donde llegaron luego de que el mismo personal de seguridad les franqueara el paso e incluso abriera la puerta que conduce al balcón de visitantes.
Los proyectiles de harina envueltos en papel de china y bolsas de plástico no se hicieron esperar, y en un momento cubrieron el recinto con una espesa nube blanca, luego de hacer impacto en las curules, acompañados por sonoras mentadas de madre con destino blanquiazul y tricolor. El priísta Carlos Jiménez Macías corrió hasta la tribuna al frente de un grupo de legisladores de su partido que exigían a gritos la expulsión de los barzonistas y la presencia de los granaderos.
Para contenerlos, empezó el desfile de diputados perredistas. Nuevamente Mirón Lince les explicó que no era el momento de iniciar una protesta; ``el orden del día es muy largo, el tema del Fobaproa será tratado en un par de horas, vamos a gestionar que se les permita seguir aquí''. Siguió Ramírez Cuéllar, para pedirles mesura y respeto: ``Por favor, por favor, demostremos civilidad''. Entonces el líder barzonista de Zacatecas, Manuel Ortega, respondió con otros argumentos: ``No nos van a sacar, ya nos están partiendo la madre con lo del Fobaproa, no nos importa que nos la partan los granaderos, no nos vamos, ¡tanto pinche trabajo que cuesta meternos!''
Finalmente, el senador Juan José Quirino Salas, líder nacional de El Barzón, convenció a su gente y dos horas después de haber ingresado a la Cámara, la fueron abandonando poco a poco, con la promesa de que les serían instaladas dos pantallas gigantes en el campamento para seguir la sesión ``y ver quiénes traicionan al pueblo votando a favor del Fobaproa''.
La sesión reinició, pero las pantallas nunca llegaron, y afuera los deudores se contentaron colocando 118 pares de huevos envueltos en papel celofán azul, con los que formaron la frase ``PAN y PRI''. Interrogado sobre la irrupción barzonista y el ataque a legisladores, Quirino asumió la responsabilidad ``moral y ética'' de todo su contingente y expresó: ``Les trajimos a los de PAN y PRI unos huevos, porque eso es justo lo que les falta''. Horas después, se aprobó la creación del instituto, en un Congreso custodiado por granaderos.